La llegada de mamá

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. CAP. 2 .

Ese día fue común y sencillo por la mañana, Éride se despertó temprano, para luego subir a desayunar, primero fue al pasillo de los dormitorios donde paso golpeando la puerta de sus hermanos para despertarlos y anunciarles el comienzo del día.

Al llegar a la cocina, se dispuso a preparar el desayuno, pues sabía que la última nana había sido aniquilada por número 7, y dado el caso que Sr. Reginald no había informado tener ya el remplazo, ella considero pertinente hacerse cargo de las actividades domesticas antes de encargarse de las propias.

Tomó la caja de huevos frescos a la vez que ponía los ingredientes necesarios para preparar omelette al gusto peculiar de sus hermanos, se acerco al refrigerador para terminar de sacar los vegetales y demás, dio media vuelta mirando lo que llevaba entre brazos, a la vez que daba una patada trasera a la puerta del refrigerador para cerrarlo.

-No entiendo como a Ben puede gustarle el Omelette con aceitunas y anchoas debe saber asqu....-

Los ingredientes cayeron al suelo con estrépito, frente a ella, pero dándole la espalda, en la barra dónde estaba la estufa, se encontraba Grace volteando el Omelette que había dejado preparando, los ojos de la niña se abrieron como platos cuando Grace volteo a mirar lo que acababa de suceder.

-Oh pero que desastre, ¿Qué ha ocurrido pequeña? No te preocupes lo limpiaré- En los ojos de Éride se formaron lagrimas notorias, su rostro se puso colorado debido al llanto inminente y la tristeza de la nostalgia que le asaltaba.

-Mam...Ma... Mam...á... ¿Eres... eres tú?- apenas podía pronunciar algo, su boca estaba seca y el corazón le palpitaba con fuerza hasta escucharle en los oídos.

-Claro pequeña puedes llamarme mamá- había una hermosa sonrisa en el rostro de Grace pero únicamente se observaba como una manera decente de responder, no cómo tal por un sentimiento de afecto.

-Pero... Pero... ¿En verdad... eres tú? Mamá... te he extrañado tanto-

De los ojos de Éride pronto comenzaron a caer lagrimas que rodaban por sus mejillas con fuerza, mientras se llevaba las manos a la boca, corrió en dirección a Grace para abrazarla, le importo poco pasar por sobre los vidrios rotos de lo que había caído, ni siquiera le cruzó por la mente que podía resbalar, tomó a Grace por la cintura abrazándole y enterrando su rostro en su costado sollozando con fuerza. Grace no se movió al principio, pero después le correspondió el abrazo, únicamente para consolar a aquella niña que desconocía, su función era cumplir como madre y ama de casa, por lo que en su programación le hacia entender que debía tranquilizar a la pequeña, sus manos acariciaron el suave cabello de Éride.

El carraspeo de una voz masculina irrumpió aquel momento, Éride levanto la mirada para observar a Reginald en el umbral de la puerta de la cocina, Pogo le acompañaba como de costumbre a su derecha.

-¿Esto es real o solo estoy soñando?- Pregunto Éride algo desconcertada

-Es real- Afirmo Pogo con una nostálgica sonrisa, sabía que aquello pasaría en cuando Éride viese a Grace, pero también sabía que la explicación le rompería el corazón nuevamente.

-Pero ¿Cómo es esto posible?, mi madre otra vez aquí- La pequeña ni siquiera soltaba a Grace seguía aferrada a su cuerpo como si el soltarle englobara la amenaza de perderle para siempre otra vez.

-No seas tonta- Hablo Reginald con fuerza -Ella no es tu madre, le he construido yo, es un robot el cuál ahora podrá suplir a las nanas que numero 7 ha echado de la casa, con mi nuevo invento no habrá fallos-

Éride miro a Grace mientras le soltaba poco a poco y la miraba al rostro, era completamente igual, llevo una de sus manos al rostro de Grace, esta solo le sonrió con amabilidad, al sentir la "piel" de Grace noto que era real lo que su padre le decía, pues no se sentía como algo normal, de ella no emanaba el calor común que poseen los seres humanos, más lagrimas corrieron por el rostro de Éride al ver que eso había sido peor que si todo hubiese sido un sueño.

-Tu padre me ha puesto al tanto de tu situación linda, así que comprendo por lo que puedes estar pasando, no te sientas mal- Dijo Grace y esta vez también acunó el rostro de Éride entre sus manos, la pequeña le dedico una sonrisa nostálgica luego volvió a abrazarle para después separase de ella y limpiar sus lagrimas con la manga de su suéter.

-Muy bien, ahora sí, a preparar el desayuno, tus hermanos bajaran muy pronto- Comento Grace con alegría y reanudo las labores de cocina.

Éride volvió a mirar a Reginald que aun contemplaba aquella escena sin expresión alguna, le dedico un sencillo "Gracias" aunque sabía perfectamente que no había sido idea de su padre crearle para sopesar la carencia afectiva que vivía ella debido a la ausencia de su madre, aquello lo corroboró cuándo Reginald se dio la vuelta con determinación ignorando la gratitud de la joven.

Éride aprovecho aquel momento que pudo pasar con su "madre" limpiando la concina y cocinando para los integrantes de esa bizarra familia. Cuando llego el momento de que la joven se fuera a sus actividades escolares y de natación, deseo con todas sus fuerzas que no ocurriese algo con numero 7 qué le apartara de su "madre", si Reginald tenía razón, no tendría de que preocuparse, pero igual sentía que en cualquier momento se le arrebataría aquella dulce y falsa realidad donde volvía a tener a su mamá.

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𝐻𝑖𝑗𝑎 𝑑𝑒 𝐻𝑎𝑟𝑔𝑟𝑒𝑒𝑣𝑒𝑠Donde viven las historias. Descúbrelo ahora