III

15 1 0
                                    

No quiero ver marchar a Tae, pero no puedo dejar que se vaya sin verlo una vez más. Sé que puedo llamarlo todas las veces que lo necesite, pero el hecho de poder verlo tiene algo que hace que me sienta mucho mejor.

Voy a echarlo de menos, más de lo que seguramente crea. Hemos pasado por todas las etapas importantes de nuestra vida juntos, pero he decidido dejar esta fuera. Cuando elegí no ir a la universidad, no creí que me arrepentiría de tomar esa decisión, pero saber que Tae se va sin mí en exactamente veintiséis minutos me está llenando de desasosiego.
Las cosas nunca parecen entrarme en la cabeza hasta que no las tengo frente a mis narices. Al igual que con todo lo demás, siempre he vivido con la idea de que Tae siempre estaría junto a mí pese a saber que se iría pronto. En parte es más fácil olvidarse de la realidad, pero ahora mismo todo ese tiempo que pasé autoconvenciéndome de que este día nunca llegaría me está destrozando el corazón.

Oigo la puerta de un coche cerrarse con fuerza fuera y cuando miro por la ventana, me encuentro a Taehyung con la vista fija en mi puerta principal. Me siento mal por cómo dejamos las cosas ayer. Por su cara diría que él también está igual. Todo parece estar fuera de lugar y no consigo deshacerme de la sensación de que nuestra relación ya nunca volverá a ser la misma.
No soy capaz de apartar los ojos de él cuando se gira hacia su puerta. Tengo que salir y despedirme, pero no estoy seguro de por dónde debería empezar siquiera. Ayer me dijo que estaba enamorado de mí y yo lo rechacé. ¿Debería simplemente salir y hacer como si no hubiera pasado nada?
La he cagado pero bien.

Me enfundo unos pantalones y una sudadera de los Iowa Hawkeyes. Esa universidad es a la que va Tae y esta es la forma de mostrarle mi apoyo tácitamente. Respiro hondo unas cuantas veces y abro la puerta principal justo cuando vuelve a salir de su casa. Nuestros ojos conectan y ambos nos quedamos parados. Quiero correr hacia él y suplicarle que no se vaya, pero no quiero retenerlo más de lo que ya lo he hecho. No quiero que sepa lo mucho que me duele que se vaya del pueblo.

Camina hacia su camioneta y coloca otra caja en el maletero antes de venir en mi dirección. Creo que mi corazón deja de latir por un segundo; estoy nerviosísimo. Él lleva puestos una camiseta gris de los Hawkeyes y unos vaqueros descoloridos a la altura de las caderas. Intento centrarme en eso y no en sus ojos intensos y sombríos, pero siempre me ha costado no mirarlos. Me estrecha entre sus brazos y esconde la nariz en mi pelo.
—Buenos días —susurra. Apoyo la mejilla contra su pecho, cierro los ojos y me pierdo en el sonido de su voz.
—Buenos días —murmuro sin molestarme en mirarlo.

—Jimin, siento mucho lo de ayer. No te tendría que haber soltado todo eso justo antes de marcharme a la universidad —dice mientras me acaricia la espalda—, pero lo decía muy en serio. Cada palabra. Esto es justo lo que esperaba que no ocurriera. Esperaba que simplemente pudiéramos olvidarlo y listos.

—Tae, me importas, pero las cosas entre nosotros son diferentes. Eres mi amigo y yo no puedo tener una relación con nadie ahora mismo —digo intentando mirarlo a la cara, pero me está abrazando con tanta fuerza que no me puedo mover.
—Te esperaré —dice, soltándome por fin. Sus manos frías me acunan el rostro y me da un beso en la frente. Eso también lo voy a echar de menos.

—¿Ya lo tienes todo listo? —le pregunto en un intento de cambiar de tema. El mero hecho de preguntarle hace que se me encoja el pecho.

—Me quedan dos cajas más por cargar y termino —contesta a la vez que mira a su casa. Esperaba ver a su madre fuera atosigándolo, pero no la he visto ni una vez esta mañana. Lo agarro de la mano y comienzo a andar hacia los escalones. Él parece vacilante.

—Vamos, te ayudo con la última caja.
Él sonríe, pero de tristeza.

—¿Estás intentando deshacerte de mí?

Everthing [Kookmin adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora