XV

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Siento como si estuviera en un tiovivo que no dejara de girar y girar sin parar. Estoy sentado junto al hombre del que creo que me estoy enamorando mientras el hombre que siempre ha estado ahí cuando lo he necesitado me mira con rabia e ira contenidas. No es una situación muy cómoda en la que encontrarse, la verdad.
—¿Quién es ese? —pregunta Jungkook echándose hacia adelante para obtener una mejor vista de Tae.

—Eh… es mi amigo, Tae —respondo intentando controlar mi respiración.

—¿Y por qué tu amigo tiene toda la pinta de querer matar a alguien ahora mismo?
No soy estúpidp; sé exactamente por qué Tae tiene una mirada asesina en la cara.
Le dije que no estaba preparado para hacer las cosas que estoy haciendo con Jungkook, y ahora acaba de ser testigo de lo contrario.

¿Cómo se lo explico? ¿Cómo le digo que Jungkook es diferente sin que lo malinterprete? Es como si estuviera en medio de una carretera, entre dos carriles en sentido contrario, esperando a que alguien se acerque a mí.

Esta vez, por desgracia, tengo que salvarme mientras pienso cómo hacerlo sin herir a ninguno de estos dos hombres en el proceso. No sería capaz de vivir conmigo mismo si lo hiciera; son los únicos amigos que me quedan. —Tengo que ir a hablar con él —digo al tiempo que agarro la manilla de la puerta. En el fondo creo que Jungkook va a estar bien, pero tengo que hacerle entender a Tae que esto no tiene nada que ver con él.

Jungkook no me deja ir demasiado lejos antes de volver a atraerme hacia él.
—Quiero ir contigo. —Sus ojos me penetran con casi tanta intensidad como los de Tae. ¿En qué me he metido?
—No creo que sea muy buena idea. —De hecho, creo que sería lo equivalente a dispararle a Tae en el corazón estando ya derribado en el suelo. Yo he provocado esto y soy yo la que tiene que ocuparse de la situación.
—Por favor. Deja solamente que lo conozca y luego me iré —suplica, desviando la mirada de nuevo hacia Tae.
De una manera u otra he estado con Jungkook durante las últimas semanas.
Le he dado parte de mi confianza, y cada día se gana un poquito más de ella. Puedo confiar en él para esto… espero.
—Vale, pero no me metas en problemas. Tae es la única persona que tengo aparte de ti y de mi madre. No puedo perder a nadie ahora mismo.
—Y yo no querría que lo hicieras —susurra.
—Solo prométeme que no vas a empezar nada, aunque él lo intente —le ruego, mirándolo a los dos ojos de forma intermitente.
—Te lo prometo. —Vamos, entonces —digo, alargando la mano hacia la manilla otra vez.

Tae retrocede un par de pasos para dejarme suficiente espacio para salir. Todo se mueve a cámara lenta cuando piso el bordillo y veo a Tae abrir las fosas nasales al advertir que Jungkook está rodeando el coche. A lo mejor no ha sido una buena idea. Quiero fusionar lo antiguo con lo nuevo, pero puede que ahora no sea el mejor momento para hacerlo. A lo mejor debería haberle explicado todo primero yo sola para darle la oportunidad de procesar la información.
—¿Y tú quién coño eres? —pregunta Tae, atravesando a Jungkook directamente con la mirada.

Entonces su atención regresa a mí y siento unos cuchillos perforar mi corazón—. ¿Quién cojones es este, Jimin, y qué hace aquí?

—Tae, este es Jungkook —asiento vacilante en dirección a Jungkook, que está a mi izquierda. Tae lo ignora por completo.
—¿Y dónde leches estabas? He estado llamándote y mandándote mensajes durante estas últimas veinticuatro horas. —Está rechinando los dientes en un intento de mantener su cabreo bajo control, pero no le está funcionando mucho.

—Estaba conmigo —dice Jungkook, colocando una mano de forma protectora en la zona baja de mi espalda. Tae no se mueve, ni tampoco lo vuelve a mirar. Está de pie, con las manos en las caderas y penetrándome con la mirada.
—Me dijiste que Jungkook era tu amigo, Jimin —dice con la nuez palpitándole en la garganta. Me pongo en pie y empiezo a juguetear con los dedos de las manos mientras pienso en la forma correcta de contárselo.

Everthing [Kookmin adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora