XII

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Pasaron cuatro días hasta que volví a ver a Jungkook otra vez. Intenté llamarlo una vez cuando no había oído noticias suyas ni lo había visto en el restaurante, pero la llamada se fue directa al buzón de voz. Me muero por verlo, pero quizás es hora de dejar que él venga a mí.
Quizá simplemente necesite un poco de tiempo para solucionar lo que sea que le esté incordiando. Así que por cuatro largos y penosos días todo lo que hago es trabajar, correr e incluso avanzar en mi lectura. Estoy empezando a darme más y más cuenta de que cuanto más mantengo la mente ocupada con algo, menos pienso en todos esos recuerdos horribles que se han instalado permanentemente en mi cabeza.

Cuando abro la puerta principal para salir a dar mi carrera vespertina, me sorprendo al ver el coche de Jeon aparcado en la calle, justo enfrente de mi casa. Está sentado sobre el capó vestido con unos vaqueros y una camiseta negra de manga larga que abraza su pecho. Es difícil saber cuánto quieres que una persona esté en tu vida hasta que la pierdes.
—Hola —dice, poniéndose de pie con las manos en los bolsillos.
—Hola. —Camino con parsimonia hacia él, nervioso por lo que pueda tener que decirme.
—¿Qué has hecho estos días? —pregunta, y deja que un lado de su boca se arquee hacia arriba.
Tan solo una mirada hacia esos labios consigue que el pulso se me acelere.

—Sobre todo trabajar.
Me encojo de hombros y me paro frente a él. Él alarga la mano hacia a mí, gesto que me pilla desprevenido. Sería fácil actuar resentido y echarlo de mi vida para siempre, pero ahora que estoy aquí, mirándolo, sé que no puedo. Me hundo entre sus brazos y él me estrecha contra su cuerpo torneado y apoya su frente contra la mía.
—Te he echado de menos —susurra.

El roce de su cálido aliento contra mi piel es suficiente para volverme loco. Odio que pueda afectarme con tanta facilidad.
—¿Dónde has estado? —lo interrogo, pasándome la punta de la lengua por el labio inferior para humedecerlo. Niega con la cabeza y con su frente todavía en
contacto con la mía.
—He estado intentando mantener un poco las distancias.
—¿Por qué? —Incluso el primer día que lo vi, ya me atraía. Sentí una conexión entre nosotros que me complicaba la tarea de permanecer separada de él aunque supiera que era lo mejor.

—Porque voy a terminar haciéndote daño. Mira lo que ocurrió la otra noche en Pete’s —dice.
—Pero tú no me hiciste daño —respondo, poniendo algo de espacio entre ambos.
—Podrías haber resultado herido por mi culpa. No ha ocurrido esta vez, pero… ¿y la siguiente? No podría vivir conmigo mismo si te pasara algo por mi culpa —dice, acercando mi rostro hacia él y acariciándome el labio inferior con su pulgar.
—Entonces, ¿por qué estás aquí? —pregunto.
—Te advertí que si me dejabas besarte, las cosas cambiarían entre nosotros. No puedo dejar de pensar en ti.
Me besa a lo largo del mentón, acercándose centímetro a centímetro a mis labios. No soy capaz siquiera de recordar ahora mismo si se supone que debo estar enfadado con él o no.
O por qué habría de estarlo. No importa. El otro día quise que me besara, y ahora quiero que me bese.

Me estoy encariñando cada vez más con él. Si se va, o decide no aparecer otra vez durante días, no sé qué voy a hacer. Necesito a alguien alrededor con quien pueda contar y en quien pueda confiar. No volveré a ser una conveniencia para nadie. No quiero volver a sentirme usado jamás en la vida. Él, o bien está conmigo, o no lo está. No hay término medio. Lo empujo por el pecho para romper el contacto entre sus labios y mi piel.
—No está bien que desaparezcas así durante días.
—Lo sé —dice tragando con dificultad.

Cuanto más lo miro, más me siento ceder a lo que siento en el corazón. La voz residente en mi cabeza me está diciendo que me proteja de lo que podría pasar si me enamoro de él y todo se va al garete. Pero la voz de mi corazón me está gritando que nunca lo deje escapar.
—Quiero hacer una excepción contigo, pero no sé si puedo. No seré capaz de soportarlo si esto acaba mal —digo taladrándolo con la mirada.

Everthing [Kookmin adaptación]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora