Las horas de trabajo pasan demasiado rápido. Estamos hasta arriba porque gente de las comunidades de alrededor ha venido para el festival de verano de nuestro pueblo.
Deseo para mis adentros que el jefe me pida que cubra un turno extra esta noche, pero no lo hace. Ni siquiera tengo el número de Jungkook para llamarlo y decirle que me ha surgido algo o que estoy enfermo y que no puedo ir.
Por desgracia, parece que voy a tener que mantener mi palabra y encontrarme con él en la feria. Durante todo el camino de vuelta a casa en coche, repaso mentalmente todas las posibles hipotéticas situaciones que se pueden dar esta tarde. Estoy saliendo de mi elemento al hacer esto hoy, pero si lo admito ante él, no creo que se sorprenda. Mi plan es ir con pies de plomo, y si algo sale mal, volver a casa. Estoy intentando no hacer esto más difícil de lo que ya es. Es un sitio público; habrá muchísima gente alrededor.
¿Quién sabe? A lo mejor hasta me lo paso un poquito bien, y por lo menos, voy a comer gratis en la feria. Entro de un salto en la ducha, porque solo tengo treinta minutos para prepararme. Me decanto por unos vaqueros ajustados oscuros y una camiseta verde que tengo en el armario pero que nunca me he puesto.
No me importa mi aspecto la mayoría de los días, y no voy a cambiar eso para ponerme todo arregladocpor un tío que apenas conozco. Mis nervios no hacen acto de presencia hasta que estoy en el coche de camino al centro del pueblo.
Tengo un nudo en el estómago mientras conduzco y busco un sitio donde aparcar. Entro en uno de los aparcamientos de la iglesia y por fin encuentro un hueco libre. Me tiembla la mano cuando la acerco a las llaves para parar el motor. La idea de volver a casa se me pasa de nuevo por la cabeza, pero algo me dice que Jungkook iría a buscarme no mucho más tarde. No le sería difícil averiguar dónde vivo si es que no lo sabe ya.Quizás ese hecho debiera asustarme; algo en lo más profundo de mi ser me dice que él nunca me haría daño. El Carrington Days es un gran festival con carricoches, entretenimiento y mucha comida frita. Más tarde darán un concierto gratis en el parque con un bar al aire libre. No he venido durante los dos últimos años, pero recuerdo cuando acudía de pequeño y me lo pasaba muy bien. Mi madre solía dejar que me montara en cinco atracciones, y luego justo antes de volver a casa, compraba una bolsita de donuts Tom Thumb calientes. Solo con pensar en ellos se me hace la boca agua. Esa es la clase de recuerdo al que siempre quiero aferrarme. Me siento como si me hubieran soltado un millón de mariposas dentro del estómago para cuando llego a la entrada. No veo a Jungkook por ninguna parte, de modo que busco un hueco libre en el banco y me siento a esperar. Quizá me haga un favor y no se presente. Reconozco a muchas familias que pasan caminando. Si alguien se sorprende de verme aquí, nadie lo demuestra. Una niña pequeña se acerca a mí y me tiende una mano llena de nube de azúcar.
—No, gracias —digo con una sonrisa al tiempo que su madre viene detrás de ella y se disculpa. Me encantaría ser así de joven otra vez; las cosas eran mucho más simples.
—Así que puedes sonreír —dice una voz profunda y masculina a mi espalda.Miro por encima del hombro; Jungkook está ahí, sonriéndome. Parece cansado, pero esos pantalones cortos caquis y esa camiseta azul claro le sientan muy bien.
—Todo el mundo puede sonreír —respondo vacilante y levantándome para quedarme frente a él.
—Sí, pero no todo el mundo lo hace. —Cuando estoy a punto de decirle que los que no sonríen tienen una razón para no hacerlo, me doy cuenta de que es en lo único que no necesito que siga insistiendo.
—Bueno, ¿qué quieres ver primero? —pregunto y me muerdo el labio inferior, nervioso. Señala a atrás con su dedo pulgar.
—¿Quieres probar las atracciones? —¿No somos ya un poco mayorcitos para eso? —pregunto y desplazo el peso de mi cuerpo a un pie.Entonces es cuando caigo en que no tengo ni la menor idea de cuántos años tiene. Nunca ha salido el tema, pero ¿cómo podría haber sido de otra manera si no he pasado más de diez minutos con él?
—Nunca se es demasiado mayor para divertirse —comenta alargando la mano hacia mí. Yo me cruzo de brazos para evitar su contacto y él se retrae y se pasa la mano por el pelo—. No es fácil llegar a conocerte, ¿verdad?
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Everthing [Kookmin adaptación]
Hayran KurguAdaptación de el libro Cada vez que llueve. Todos los derechos a la autora de la historia.