Cuando se vive en un pueblo pequeño, no hay mucho que hacer un viernes por la noche después de un partido de fútbol.
Cuando comenzó la temporada, algunos de los estudiantes de último curso de mi instituto decidieron que sería buena idea quedar después de cada partido para encender una hoguera. En realidad solo era una excusa para poder beber y liarse con los demás: dos cosas que no me interesaban nada, pero igualmente iba siempre para poder pasar un buen rato con mis amigos.
Ahí es donde me encontraba esa noche. La noche en la que me encerré en la oscuridad, donde mi cielo nocturno dejó de tener estrellas y mi día sol, y toda la esperanza hubo abandonado mi cuerpo.
Fue la noche que mi vida acabó.Kim Taehyung no estaba allí. Si hubiera estado me habría salvado, como siempre había hecho. Esa noche estaba castigado por haber llegado a casa pasado su toque de queda el viernes anterior; de hecho, ese fue el único fin de semana que recuerdo que Tae haya estado castigado. Creo que la vida no es más que una serie de coincidencias, y esa noche las coincidencias me jodieron bien. Me encontraba allí con Lisa, mi mejor amiga desde tercero de primaria.
Por aquel entonces estaba saliendo con el delegado de último curso del instituto y no tuvo que pasar mucho rato antes de que desparecieran entre la multitud y me dejaran sentada junto al fuego y a otros compañeros del colegio. Me sentía totalmente cómodo allí porque conocía a la mayor parte de esa gente desde que me mudé aquí con cinco años. Esa es una de las cosas buenas de vivir en un pueblo. O eso pensaba. Estaba sentado, abrazándome e intentándome darme el calor que la hoguera no podía, cuando Lee Taemin se sentó a mi lado.El estómago me dio un vuelco. O sea, Taemin era del último curso. Don Fútbol, como lo llamaba todo el mundo. Era el héroe del pueblo, la clase de chico que tendría su propio cartel publicitario fuera de la ciudad algún día. Tampoco ayudaba que fuera guapísimo con ese pelo negro y corto, esos ojos verde claro y esos hombros tan anchos.
Había estado encaprichado de él desde el primer día que entré por las puertas del instituto. Había algo en su forma de caminar por los pasillos, así con la cabeza bien alta, que llamaba la atención de todas las chicas y chicos, incluida la mía. Nunca había hablado con él, pero allí se encontraba, sentado a mi lado frente a la hoguera. No me lo podía creer. Estas cosas no le pasaban a Park Jimin.
—Hola, Jimin. ¿Qué tal? —preguntó con los ojos fijos en mi perfil.
No encontraba las fuerzas para mirarlo. El simple hecho de estar cerca de él me hacía perder toda comprensión sobre el idioma.
—Bien —murmuré, y me mordí el labio inferior. Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo con la velocidad de un tren de cargamento cuando por fin alcé la mirada hacia él.
—¿Estuviste en el partido esta noche? —preguntó empujándome levemente con el hombro. Pude sentir el calor que emanaba de su musculoso cuerpo y aquello me hizo ruborizarme.Mis pensamientos se desplazaron de nuevo hasta el tercer cuarto del partido, cuando Taemin le lanzó el balón a la estrella receptora del equipo,
Min Soobin, que por entonces se encontraba rodeado de defensas del equipo contrario. El corazón se me aceleró de la emoción mientras veía cómo Soobin y tres miembros del otro equipo saltaban para agarrar el balón al mismo tiempo. Al final, Soobin salió victorioso porque Taemin le había lanzado la bola directamente a las manos.
Fue algo alucinante, y aun así para Taemin aquello fue de lo más normal.—Estuviste genial —contesté mientras me llevaba las manos a la cola y me la apretaba. Sopló algo de brisa y cayeron unas cuantas gotas del cielo. Me froté los brazos en un intento de hacer que el frío abandonara mi cuerpo, pero no ayudó.
—¿Tienes frío? —preguntó, acercando su cuerpo al mío incluso más todavía. La forma en la que me miraba hacía que en el estómago me revolotearan mariposas. No es que fuera un marginado en el colegio, pero tampoco formaba parte de la élite, ni de los chicos populares con las que los chicos como Taemin solían compartir su tiempo.
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Everthing [Kookmin adaptación]
Hayran KurguAdaptación de el libro Cada vez que llueve. Todos los derechos a la autora de la historia.