✘C I N C O✘

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"La satisfacción de un momento es la ruina del siguiente"

Howard Phillips Lovecraft

No tengo idea de por qué su mirada sobre mí, está haciendo que mi corazón lata de esa forma. Lleva una franela blanca y unos pantalones holgados, como si recién se acabara de levantar. Su cabello negro reluciente se encuentra mojado, desordenado hacia todos lados.

Pero lo que me hace tragar en seco, es cuando noto el color rojo acentuado en sus labios, quizás por la paleta del mismo color que está saboreando y que saca de vez en cuando.

—¿Cómo llegué aquí? —cuestiono cuando soy capaz de encontrar mi voz.

No me responde. Solo me mira, aun saboreando la paleta con satisfacción.

—¿Quién eres? —ahora que lo pienso con detenimiento, ni siquiera sé su nombre. Realmente es un desconocido para mí.

—¿Quieres una? —murmura, ignorando mis preguntas, mientras señala con la cabeza hacia un lado. Sigo su movimiento con la vista, encontrando un gran tazón repleto de caramelos, algunas paletas igual a la que él tiene en su boca.

—Eh... no. —niego leventemente con la cabeza y él se encoge de hombros.

Como si ya no estuviera lo suficiente confundida con sus acciones, se da la vuelta y se deja caer sobre el sofá blanco. Con los dientes, separa el caramelo del palito, y lo mete dentro de un cenicero. Enciende la televisión y se pone a verla como si yo no estuviera ahí.

Entreabro los labios, anonadada ¿En serio me está ignorando?

<Yo creo que sí.>

—Hey. —me interpongo entre él y la televisión— ¿No me vas a decir quién eres?

Lo que antes era un caramelo, ahora se ha trasformado en un chicle. Parece ser una de esas paletas que cuando te las terminas, hay una goma de mascar al final. Él hace una burbuja con el chicle, y la explota, fijando sus ojos índigos en mí.

—¿Por qué quieres saberlo? —pregunta entre mascados.

—Porque acabo de despertar en tu casa y no sé cómo llegué aquí. —declaro con estupefacción— ¿Es razón suficiente?

—Lo es. —asiente.

—¿Entonces?

—Pero tampoco respondiste lo que te pregunté antes. —añade con detenimiento— ¿Cómo sabías que esta era mi casa?

<Porque te ha estado persiguiendo e iba a comprarse unos binoculares para espiarte por el balcón de su apartamento.>

—Porque vi el casco en la alacena y até cabos. —miento.

—Interesante. —baja las comisuras de sus labios, asintiendo levemente con la cabeza.

—¿Entonces?

Hace otra burbuja con el chicle y cuando explota, añade: —Kyan. Me llamo Kyan.

—Bien. Kyan. —conecta su mirada con la mía cuando digo su nombre, y me remuevo algo incómoda por la forma en que mi corazón está latiendo.— ¿Cómo llegué aquí?

—Te desmayaste y yo te traje hasta mi casa.

—¿Eres de mi universidad? —pregunto antes de poder detener mi curiosidad. Sí me vio desmayarme en la cafetería de la ULB (Universidad Libre de Berlín) es porque estaba ahí.

—No.

—¿Entonces qué hacías en esa cafetería?

—Cuestiones personales.

Control: un cuerpo, dos almas©️ [Killer #0]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora