𝘛𝘰𝘶𝘤𝘩 𝘮𝘦 𝘈𝘭𝘸𝘢𝘺𝘴..~ 〘One-shots〙｟Editando｠

Hyuuga Hinata

~ 𝖁𝖎𝖆𝖏𝖊 ~

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– Tienen que entregar este pergamino al Kazekage, es importante que se lo den únicamente a él y nadie más, habrá gente que quieta aprovecharse que estamos recuperandonos de la guerra así que tengan mucho cuidado con la misión.- dijo el Hokage, más conocido como Kakashi el ninja que copia.

Hinata junto a Yua se dieron una mirada cómplice para asentir y dar un reverencia escapando de la oficina, ambas en silencio caminaban lentamente a la finca Hyuga, donde sabían que estarían él padre de Hinata negociando la mano de Yua.

– Hinata…- soltó Yua mientras detenía su paso, la mencionada paró de caminar para voltearla a ver intentando tomar su mano temblorosa. Ambas no querían hablar la verdad, ninguna quería aceptar los hechos.

Y la cruel verdad era esa, toda su vida habían estado juntas, apoyándose entre sí cuando sentían la presión de su clan al punto de tener un lazo único, un lazo que había cruzado una barrera prohibida que ninguna quería aceptar pero amaban.

Y en ese mismo instante Hinata solo quería dejar el miedo y sostener a Yua, correr y gritarle a su padre que su amiga no era un ganado, que no podía comprometerla como si su opinión no valiera; pero tenía miedo.

Yua negó, moviendo con lentitud su cabeza para agacharla dejando que sus hebras castañas cubrieran su rostro.

Siguieron caminando maldiciendo ese lazo que las había unido y que ahora estaba arruinando todo, ese lazo de amistad que tenían sus padres.

El lazo que las había unido muy a pesar de que él padre de Hinata siendo de la primera rama mantuviera una amistad con él padre de Yua, quién era el guardaespaldas de este y mejor amigo muy a pesar de ni compartir sangre y solo el apellido.

Al estar en la finca se despidieron hablando en voz baja que se verían en un par de horas para partir a la misión, Yua caminó con lentitud y presionó el pergamino en su pecho escuchando a su padre y el de Hinata charlar sobre él nuevo prometido de ella.

¡Era tan injusto!, era tan injusto…

Pero ella era una cobarde, pues no haría nada para evitarlo, incluso si eso significaba nunca estar con Hinata, la mujer a la que amaba.

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Ahora en plena misión y con el atardecer llenando su alrededor ambas caminaban con cuidado teniendo sus byakugans activos, no había señal alguna de ningun chakra que no fuera de ellas.

Y en ese momento un gusano salió de la tierra, uno por uno hasta ser miles y rodearlas, de la tierra salió un asqueroso hombre que tenía en su ropa más gusanos hasta empezar una pelea con ambas.

Ambas lucharon mezclando sus movimientos y cuidando sus espaldas, mientras una atacaba otra defendía y así sucesivamente hasta que Yua en un movimiento encajo su kunai en la yugular del enemigo.

Con enojo la encajo más manchando sus manos con la sangre y como si no tuviera suficiente activo su byakugan empezando las sesenta y cuatro palmas.

Hinata conocía esa desesperación, la misma desesperación que había mostrado Yua cuando su compañero de equipo y conocido Neji había fallecido en la guerra.