Hace más de un año trabajaba con el Albino y eso no evitaba que le diera miradas a su fuerte cuerpo, sentía una atracción física hacia este pero se limitaba solo observarlo por la fría actitud que cargaba con todos (incluyendola).
Maldecía al tener que ir a esa fiesta pero al no tener algo que hacer asistiría y con suerte pasaría la noche con alguien y se divertiría. El sonido del teléfono llamo su atención por lo que sin preámbulos contesto - Megumi, necesito que confirmes tu asistencia a la fiesta - aunque su tono era frío tenía un deje de preocupación - claro señor Tobirama, seria maleducado de mi parte no asistir así que no se preocupe.
Bien, la fiesta será a las 8:30 y debemos vestir de rojo como todos los demás. Solo quería confirmar, adiós - no dejo a la de cabellos magenta despedirse cuando ya estaba escuchando el sonido clásico, gruño pero se calmó imaginando al Albino en un traje rojo vino apretado que resaltará sus músculos junto a su cautivadora y glaciar mirada sonrojándose al imaginar eso.
Era toda una lindura aquél hombre y si podía tener algo más que una relación de trabajo no dudaría en aceptar
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Se vio por última vez en el retrovisor de su carro para sonreírse a si misma, estaba hecha toda una lindura y con una sonrisa coqueta bajó del coche negro para caminar con fluidez sin importar los tacones de punta fina que posaba, entró viendo todo el lugar hasta toparse la mirada carmín de su jefe. Se quitó sus guantes negros para tomar una copa de champán y beberla sin romper el contacto visual hasta que su amiga la saludo.
Estás muy guapa Megumi - la observaba de arriba abajo viendo el vestido rojo vino de está pegado a su cuerpo con una abertura en el muslo izquierdo, sus guantes los había colocado en su bolso hasta que un brillo en su dedo llamo la atención de su compañera - ¿Ah? Acaso estás comprometida.
Oh claro que no, mi madre desde joven se casó con varios hombres y me heredó cada anillo que le entregaron - encogiéndose de hombros tomó otra copa solo que de whisky - pensé que estabas comprometida, si yo fuera hombre te pediría la mano antes de que alguien más lo haga.
Nena, no necesitas ser hombre solo que yo te ame - la contraria se sonrojo mientras desviaba la mirada encontrándose a su jefe ver a la peli-magenta - vaya, parece que el jefe está interesado en ti.
La de hebras magenta sonrío para despedirse de su compañera diciéndole que iría al baño y acercarse al Albino que tomó un sorbo de su bebida viendo las caderas de la joven, sintió el fuerte olor a perfume y paso a su lado dándole una mirada descarada.
Abrió la puerta para sacar su labial rojo y retocarlo hasta que la puerta fue abierta, por el espejo le sonrió a Tobirama. Este se acercó a la joven y la tomo se las caderas para pegarla a su cuerpo haciéndola reír.
Tobirama ¿que crees que haces? - El albino la ignoro para empezar a dar besos en el cuello de este sonrojándola - alguien puede entrar, y no quiero problemas.
