Parte 10

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Wen yuan era un pequeño beta que desde que tenía memoria siempre había contado con todo lo que deseaba, tenía la mejor ropa, los mejores tutores, los mejores juguetes además de que nadie podía regañarlo al ser el único hijo del emperador Wen sin embargo lo único que deseaba no podía tenerlo y eso era una familia feliz.

Desde que tuvo uso de razón siempre vio como sus padres prácticamente se ignoraban el uno al otro, su diē siempre que estaban solos le repetía una y otra vez lo avergonzado que estaba de que no fuera un alfa imponiéndole castigos sin razón, nunca recibió alguna muestra de amor de su parte, perdió la cuenta de cuantas omegas trajo al palacio para enseñarle según el a su bàba lo que un verdadero omega debía hacer, no solo le humillaba con palabras e insultos también había días en que su bàba tenía uno o dos golpes que se negaba a cubrir con maquillaje, sin duda alguna su diē era un hombre malvado que alejo a su bàba de todo lo que amaba, su valiente, bello y amable bàba, el desafortunado omega que siempre demostraba cuanto lo amaba dándole todo su amor, el que no importándole ganarse insultos de su diē le había enseñado a crear un núcleo dorado y a cultivarse, el que tenía solo sonrisas y caricias para él.

Sabía que su bàba tenía un cofre escondido en aquella habitación en la que su diē lo expulso desde que se negó a dormir con el dónde guardaba aquellos tesoros que le hacían por unos minutos ser feliz, dibujos de sus Zǔfùmǔ, Shūshu, Biǎo xiōngdì, de a-yuan siendo un bebé y más grande, pero sin dudarlo el tesoro más preciado por el cual cada que su bàba lo observaba sus ojos adquirían un brillo muy especial era el dibujo de un hombre que con solo ver la pintura transmitía un sentimiento amable.

Sabía que su bàba tenía un cofre escondido en aquella habitación en la que su diē lo expulso desde que se negó a dormir con el dónde guardaba aquellos tesoros que le hacían por unos minutos ser feliz, dibujos de sus Zǔfùmǔ, Shūshu, Biǎo xiōngdì, d...

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Wen yuan podía contar con las manos los escasos momentos en que vio a sus padres llevarse bien, lamentablemente hoy no sería uno de esos días y lo termino de asegurar cuando al llegar al gran comedor miro como su diē estaba observando con enojo a su bàba, trato de calmar un poco los ánimos saludando a ambos mientras se sentaba y comenzando a comer en silencio.

Estaba tan inmerso en sus pensamientos que dio un pequeño salto cuando su diē grito.

- ¿¡Se puede saber por qué estabas llorando!? ¿¡Ya te viste en un espejo!? ¡solo de ver tu patética cara se me quito el hambre! luces horrible

- Lo siento...- Wangji siguió comiendo ignorando a Wen Chao hasta que esté más enojado le tiro el plato de un manotazo.

- De verdad que eres un inútil ... a ya sé porque estas llorando – con una fuerte carcajada Wen Chao tomo uno de los brazos de Wangji y lo obligo a levantarse- ¿ya sabes que tu queridísimo Wei Wuxian murió verdad? ¡Y eres tan sínico que no dudas llorarle a tu querido amante!

- ¡diē no lastimes a bàba! – el pequeño a-yuan sintió la desesperación combinada con el pánico crecer en su interior, no pensó en nada mas que proteger a su amado bàba de aquel maligno ser así que solo corrió con todas sus fuerzas teniendo sus pequeñas manitas lo más extendidas que podía y dándole a su diē un gran empujón que lo hizo soltar a wangji y caer al suelo, tarde se dio cuenta que ese había sido un gran error pues ¿cómo un niño de diez años podría ganarle a un adulto?.

- vaya así que el inútil de nuestro hijo tiene agallas – mientras decía esto wen chao se levantaba sin dejar de mirar al cachorro con todo el odio que poseía- si fueras un alfa me sentiría orgulloso lastima que eres un inútil beta que debes conocer tu lugar – con su energía espiritual invoca un látigo muy parecido al de la alguna vez famosa "araña violeta" el cual emanaba energía roja y se acerca al pequeño tirándolo al suelo con solo una mano – ¡aprenderás a conocer tu lugar!

A- yuan cubrió su rostro esperando el primer golpe que nunca llego a su cuerpo al contrario sintió como unos brazos lo envolvían atrayéndolo hacia un cálido pecho mientras una triste voz tarareaba aquella canción que desde que era un bebé lo arrullaba y tranquilizaba.

Wangji no supo cuántos golpes recibió de wen chao hace muchos años que había dejado de sentir dolor ante su violencia aun mas cuando le obligo a sellar por completo su energía espiritual, pero sabia que este era su castigo por haber dudado del amor de su vida, se dejo manipular por los sabios de su secta poniendo las reglas de su clan antes que sus sentimientos, no vio a wey ying cuando lo apresaron mucho menos dejo que le diera una explicación o alguna excusa, pudo mas su estúpido miedo de defraudar a su secta que le dio la espalda a aquel hombre que lo único que hizo fue darle todo su amor y con ello darle la espalda a los que creían en su inocencia.

Aun recordaba los hirientes comentarios después de su boda fallida como los grandes consejeros le recriminaban una y otra vez el haberse aferrado a un traidor, como le pedían hacer lo correcto mas cuando wen chao comenzó a mandarle regalos a su secta, todos le decían que era un gran partido que podría regresarle prestigio a su secta y hacerlos recuperar cara así que acepto, confiaba que wen chao sabría ayudarlo y respetarlo...que iluso fue.

Como recordaba las caras llenas de furia de la familia Jiang y las caras tristes de su familia cuando se casó, mentiría si dijera que su noche de bodas no es el recuerdo más triste y vergonzoso de su vida pues no solo su ahora marido no respeto los acuerdos que tenían sino que además lo mordió contra su voluntad sellando por completo su energía espiritual aun con eso wen chao se portaba cordial con él, pero todo cambio cuando anuncio su embarazo wen chao lo encerró en el gran palacio prohibiéndole tener contacto con otra secta que no fueran los wen, derroco a su padre y con ayuda de Jin Guangshan se proclamó emperador de todas las sectas y el... el solo podía observar como su familia y la de su amado caían en la desgracia por culpa de esos avariciosos, no era idiota y sabía que su marido jamás le fue fiel ni antes de casarse ni mucho menos ahora, aunque aún le sorprendía como Jin Guangshan no se daba cuenta que su propia esposa tenía algo que ver con wen chao no por nada la mujer se la vivía más en el palacio wen que en su propia secta, la verdad para él era un alivio que a partir de su embarazo wen chao jamás lo volviera a tocar y se conformara con el sequito de cortesanas que se jactaba de tener, gracias a wen Qing y wen Ning pudo tener un embarazo tranquilo y lleno de atenciones las cuales se fueron por la borda cuando su pequeño fue prematuro y beta, wen chao enloqueció acusando a los dos wen de cambiar al bebé haciendo que los expulsaran de la secta y a él lo lleno de insultos por "ser un inútil que ni un hijo alfa podía darle" 

La sabía perfectamente que a partir de ese momento comenzó a vivir un infierno en ese palacio se arrepentía mil veces de no haber seguido su corazón y huir con wei ying, se arrepentía de darle esta destrozada familia a su pequeño a-yuan y mientras el protegía a su pequeño conejito su mente junto con su corazón se refugiaban pensando como hubiera sido su vida a lado del hombre que siempre le dio amor, de seguro wei ying y el tendrían una pequeña cabaña en el bosque con miles de conejos , gallinas y tal vez un compañero para manzanita, él se dedicaría a su hogar criando a su pequeños mientras wei ying iría al pueblo vendiendo sus cosechas y regateando por otras mercancías.

Pequeñas lagrimas se deslizaron por sus mejillas mientras no dejaba de tararear aquella canción que hace años su amado y el crearon juntos, no...ya nada de lo que imaginaba se haría realidad su wei ying ya no estaba en ese mundo y él había sido tan cobarde que sabía se merecía ese castigo, solo lo sentía por el pequeño angel que tenía en sus brazos ya que lo había arrastrado a esta pesadilla sin quererlo. 

Aquel pequeño angel que mientras temblaba en los brazos de su bàba cerraba los ojos y pedía hacia cualquier deidad que lo escuchara que se apiadara de ellos, que volviera ese misterioso hombre que tanto añoraba su bàba y que los llevara lejos, prometía ser bien niño para que ese hombre lo quisiera, prometía volverse fuerte, aunque fuera solo un beta y prometía llenarlos de orgullo pero solo quería una familia, deseaba que su bàba fuera amado, deseaba que alguien los salvara, quería que ese angel que hacia feliz a su madre los salvara. 

El Patriarca de YilingDonde viven las historias. Descúbrelo ahora