Capítulo 10

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El bolso descansaba sobre la cama y a medida que Atticus lo llenaba con sus pertenencias, Matt lo vaciaba y arrojaba la ropa al suelo.

—¡Ya deja de hacer eso! —gruñó Atticus, recogiendo los bollos de ropa y arrojándolos con desgano al interior del bolso.

—¡Tú no te vas! —Volvió a sacar las cosas pero esta vez Atticus lo cazó por las muñecas y se sometieron a una pulseada.

—Oíste a mi madre. El castigo es que me vaya. ¡No puedo estar cerca de Logan!

—Sí, lo hice. Pero también oí a mí padre cuando dijo que era peligroso el que te fueras. Si llegan a descubrirte irán tras de ti y te torturaran hasta que confieses.

—Ya me torturaron una vez, ¿lo olvidas? Ni muerto lograrán hacerme hablar.

—Matt tiene razón —intervino Nico. Hasta el momento se había mantenido al margen de la discusión pero ahora que las aguas hervían, encontró oportuno intervenir—. Tu expulsión está en suspenso. No te pedirán que te vayas.

Atticus soltó a Matt y encaró a Nico con ojos embravecidos.

—¿En serio crees que esos mafiosos dejarán en suspenso mi partida? Prefiero tener la maleta lista y largarme en cuanto me lo ordenen.

Matt recogió la ropa desperdigada en el suelo y comenzó a doblarla.

—Piensa lo que quieras pero te estás dejando llevar por el calor del momento. No te pedirán que te vayas. Al menos no por ahora.

Atticus se frotó la frente y las mejillas con ambas manos. La tensión, el coraje y la ansiedad lo estaban destruyendo por dentro. Soltó un suspiro contenido y se dejó caer en el sillón de mimbre junto a la ventana. Apoyó la boca contra los nudillos y guardó silencio.

Su mente era una máquina de no parar. No podía acallar sus pensamientos y eso lo estaba volviendo loco.

—Debería decir algo —musitó Nico, cabizbajo. La culpa lo estaba matando—. No es justo que te castiguen cuando yo nunca cuidé de Zoe. Si estuve dos días con ella fue mucho.

—No. Tú te callas la boca y tú igual. —Atticus miró con severidad a Matt. Sabía en qué estaba pensando y si llegaba a abrir la boca le importaría un comino que fueran amigos y lo golpearía duro en el rostro—. Sé que piensas que debiste proteger a Logan pero de no ser por ti Stonehenge estaría en una sola pieza. Así que ambos cerrarán la boca y dejarán las cosas como están.

Matt se sentó en la cama y meditó en silencio lo ocurrido. En retrospectiva nada era justo.

Cuando los acusaron de haber robado el Cetro de Cronos, la comunidad guardiana explotó. Era la primera gran bomba luego de que Nico fuera removido de su cargo por Hades.

La gente tenía de qué hablar y fueron bastante duros con ellos y sus familias. No fue hasta que se supo la verdad que los dioses le pidieron disculpas y la comunidad guardiana calló.

Nadie les pidió disculpas por sus dichos. Solo unos pocos se atrevieron. El resto hizo como si nada; se mordieron la lengua, agacharon la cabeza y siguieron adelante.

En el fondo, siempre supo que quedó una espina clavada en varios de los guardianes. Esa sensación de envidia, de saber que tanto Matthew Aetós como Atticus Delfini eran los favoritos de Zeus y Poseidón.

Como superhéroes, todo mundo los adoraba. Y ahora que su accionar fue cuestionado y juzgado, la oportunidad de demostrar que no eran los mejores en la materia cobró fuerza y el regocijo caló hondo en el Consejo.

Lazos de Sangre #3 | QUEEN OF SHADOWSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora