CAPÍTULO X

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Te ubicas a su lado pero no dices nada, lo observas detenidamente, su barba ha crecido estos días, al igual que su cabello y mantiene una mirada dura y fija hacia lo que está haciendo. Él no hace nada extraordinario, solo toca las plantas con mucha delicadeza, como si con un movimiento brusco ellas cederían ante él.

-Creí que a esta hora estarías en el Polígono- No te mira y tampoco detiene su acción, pero espera atentamente por tu respuesta.

-Terminé temprano hoy- No querías decirle que Darla te temía. Él asiente con la cabeza y no dice nada, se mueve por todo el lugar y tú lo sigues de cerca, no pierdes ningún detalle de sus movimientos.

-Deber difícil para ti- Dices cuando ambos se detiene cerca de una planta de moras.

-Tendrías que ser más específica- Aunque él lo dijo en tono de broma, tú no lo ves de esa manera, te arrepientes de haber dicho aquello.

-Vivir bajo tierra, donde no se puede respirar aire fresco- Sabias que necesitaba a la naturaleza, debía ser una tortura vivir ahí abajo.

-Te acostumbras con el tiempo- Se quedó mirando la planta un momento- Ven conmigo- te tendía la mano- Confía en mí- Esas palabras fueron suficientes, tomas su mano y él se dirige al fondo de aquel lugar, ahí hay unas escaleras y al terminar de subirlas puedes percibir el sol y la brisa fría. Estaban en una especie de azotea, ahí arriba también habían varias huertos y en el centro una hermosa choza con enredaderas a su alrededor. Quedaste asombrada. Podías ver que la Planta estaba en medio del bosque, hectáreas de árboles se veían

-Yo hice este lugar, solo el escuadrón sabe sobre él. Ven- Te lleva donde hay muchas rosas, de todos los tamaños- Las he cultivado desde estás con nosotros- Eso te movió, nunca habían hecho algo por ti, no de esa manera.

-Has estado alejado desde que llegamos- No querías que sonara como reclamo, pero fue imposible. Lo viste reír.

-Eso es culpa de Pekín, nunca habíamos estado alejados por tanto tiempo y el hecho de ser un ratón de Beyond no ayudó en nada- Se sentó en el suelo, imitas su acción.

-La quieres- Lo aceptas con resentimiento.

-¿Cómo no hacerlo? Hace años que nuestros caminos se cruzaron, ella es familia- Sientes alivio. No querías sonar feliz por aquel comentario.

-¿Cómo se encontraron?- Él te miraba a los ojos y contrario a Asher podías sostener la mirada.

-Es una historia corta en realidad, pero no puedo hacerlo, porque no es solo mi historia, es la de ella también- Lo entendías a la perfección. Se quedaron callados por unos minutos y te concentras a escuchar los sonidos del bosque, por ese instante extrañas tú casa y la naturaleza que la rodeaba, por lo menos allá tenías libertad de recorrerla.

-Keyla- Hiciste un sonido para hacerle saber que lo estabas escuchando- Me asusté mucho cuando te vi ahí tirada- Lo miras y puedes ver sinceridad.

-¿Por qué? -Te atreves a preguntar

-Tenía miedo de no volver a verte- Se fue acercando a ti lentamente, ya sabias lo que pasaría, él miraba directamente tus labios y tu mirabas los suyos, lo sentías acercarse cada vez, podías sentir su respiración. Justo cuando sus labios se iban a tocar, Pekín abre la puerta y grita que ya es hora del almuerzo, cuando los ve en esa situación se disculpa y se va. Te alejas un poco.

-Deberíamos bajar- Asientes y te toma la mano. Abajo está ella esperando por ambos, sutilmente sueltas la mano de él y caminas por delante de ellos. Te da vergüenza mirar a Pekín, no deberías, pero lo haces.

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