Capítulo 4

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Harry se despertó al día siguiente, solo para ver que su profesor estaba encorvado en un silla a la par de su cama, su corazón se aceleró y calentó al pensar que su profesor se quedó velando su sueño, como un buen padre... Alto el no podía pensar en Snape como su padre, quien querría a un hijo como el. Harry dejó salir un gran suspiro por sus melancólicos pensamientos que hizo que Severus se despertará.

Severus se levantó de la silla acomodando sus Túnicas -Veo que estas despierto, como te sientes, ¿aun te duele tu cicatriz?- tomo delicadamente el rostro del menor e inspeccionó su cicatriz -Aún que no debería de molestarte, pero de igual forma debés decirme si sientes algún malestar.

A Harry se le sonrojo el rostro -Me encuentro bien señor, ya no duele ni tengo ninguna molestia.

-Si es así, es momento de que te levantes para poder comer algo- Sin más Snape le dio un pequeño beso en la cabeza y salió del cuarto dejando que el adolescente se pude vestir.

Harry se quedó en shock su maestro, Severus Snape, el vampiro de las masmorras le acababa de dar un beso como los que el Señor Whesley le da a sus hijos. Se limpio los ojos para comprobar si aun estaba durmiendo pero no era así, se sintió feliz, le dio una nueva fuerza para seguir aún que no sabe el por qué.

Salió de la habitación con cierta cautela, su profesor es cierto ya no es el mismo bastardo de los años anteriores pero aún así su instinto de supervivencia lo hobliga a ser Cautelosos aún es un territorio desconocido, cualquier cosa puede salir mal y Harry ya no quiere estar mal con su profesor. Su estómago retumba al sentir el agradable aroma a tocino, se mueve inquieto en sus pies aún no entiende que está permitido hacer. Hace frente a su valentía Gryffindor y se acerca a la cocina para para ver a su profesor y brindar ayuda.

-Harry, siéntate en un segundo estara la comida- Severus nunca se volteo para hablar con su alumno.

-Puedo ayudarlo en algo señor.

-No te preocupes, sé que resulte un poco extrañó pero puedo cocinar perfectamente.

Harry decidió mejor quedarse callado y solo asentir, momentos después fue servido el desayuno con la poción de nutrientes de Harry, quien la tomó gustoso. Era de las pocas pociones que tenían un buen sabor, todo el desayuno transcurrió en un silencio agradable, Harry no pudo comer todo su desayuno como el hubiera querido.

Después de eso Severus le dio las otras pociones para después preparar un baño medicinal para Harry, mientras que el meditaba un poco.

Harry como era costumbre se encontraba explorando su pequeño jardín, como siempre encontraba cosas nuevas, el otro día encontró una nueva enredadera que parecía proteger algo, no era su planta favorita del lugar pero quien era el para poder quitarla así que decidió ignorarla y dejarla estar. Hoy por ejemplo encontró una nueva flor en su pequeño jardín estaba flotando en un estanque, ya lo había visto varias veces pero hoy tenía una nueva flor. Todas eran iguales, todas eran parecidas a flores de Loto, pero su color siempre era diferente, la nueva era un remolino entre azules y negros, quizo tocarla pero en el último segundo escucho la voz de su profesor así que salió de sus pensamientos.

Siguió a su profesor asta el cuarto de baño, se quito la ropa antes de meterse en la bañera. Como en los días anteriores Severus lo ayudó a bañarse después de un tiempo en la bañera ya que Harry no podía sin quedarse sin aliento. Cuando estuvo vestido Severus lo ayudó a llegar a la sala de estar, antes de retirarse a su laboratorio privado.

Harry se quedó pensando que hacer el resto de la mañana, al final decidió que leería. No duró mucho en su actividad cuando se quedó dormido en el sofá. Severus salió de su laboratorio para ver cómo estaba Harry, al ver que se quedó sentado dormido le quito el libro para recostarlo en el sillón.

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