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—Debes hallarla, la necesito.

—No se como reconocerla, ¿cómo sabré que es ella? —la luna menguante era tan sádico, no tenía miedo de ser asesinado por su señor, eso en cierta parte le daba mucha gracia al de cabellos oscuros.

—Lo sabrás, créemelo. Después de todo, su sangre fluye a través de tí y de mí.

Claro, ahora lo entendía. Enmu ahora comprendía a que se refería su señor. Apenas sintió su presencia, lo supo. La sangre de esta chica, era muy fuerte, tanto que tenía ganas de devorarla viva, pero no, no era suya. Muzan la buscaba, y podía comprender el porqué. La luna menguante estaba espectante al sueño de la chica, y en efectivo. Ella soñó su vida esmerada junto a su señor.

—Es ella, definitivamente es ella. Muzan me dará mucha de su sangre.

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—¿Esos son todos? —_____, junto a Inosuke, Nezuko y Zenitsu ayudaban a las personas atrapadas por el tren. Hubieron muchos heridos, pero ningún muerto, gracias al cielo. Eso era mejor que nada.

—Faltan más en la parte de atrás —avisa el rubio señalando a zona, estaba revisando las heridas de un niño.

_____ iba a decir algo, pero en eso una voz familiar resonó en los presentes. Todos voltearon y quedaron atónitos. Un demonio, una luna superior en realidad.

—He venido por algo que me pertenece —su voz sonaba burlona. _____ lo reconoció, era Akaza. Ella conocía a todas las lunas demoníacas, pues Muzan los había presentado, y ellos estaban en la obligación de protegerla a todo costo.

—No hay nada que te pertenezca —el pilar del fuego que les acompañaba estaba atento, aunque no sabía que hacía esa luna demoníaca en frente suyo, demandando lo que le pertenecía, sabía que estaba buscando a _____. Todas las lunas demoníacas y menguantes la estaban buscando, Muzan la quería de vuelta, cueste lo que cueste.

Y claro, Shinobu lo adivinó. Las lunas y demonios allegados a Kibutsuji la buscaban sin descanso. Por eso estaba ella ahí, para servir de carnada y poder matar a las lunas.

—Oh, claro que sí —Akaza únicamente miraba a _____, y aún que estaba atraído por el espíritu de pelea del pilar, no podía desviar sus deberes. Y uno de ellos, era llevársela consigo.

Sin esperar nada a cambio, Rengoku y todos se negaron en entregar a _____. Aunque la luna tuvo piedad, y trató de negociarla, si la entregaban, nadie saldría herido, pero jamás aceptarían eso. Y claro, eso enfadó a la luna.

Aquella pelea se desarrolló, los rápidos movimientos del pilar del fuego, las heridas que recibía. Él era sorprendente todo lo que podía hacer, y todo por proteger a aquellos que le importaban, y las vidas humanas que tenía en juego.

Por su parte, _____ asistía a Tanjiro, quien había sido apuñalado, y como se esperaba, perdonó la vida del sujeto, el cual, en castigo divino, perdería sus piernas por el tren que le cayó encima.

—Aniki no durará mucho tiempo, si no hacemos algo —Tanjiro miraba tan preocupado la escena, _____ limpiaba y suturó su herida con efectividad, y lo ayudó a sentarse, para ver la escena.

Inosuke había sido mandado a volar cuando quería unirse, con él, los gritos de Rengoku de que no se interpusieran en su pelea. Asumió toda la responsabilidad, para protegerlos, digno de admirar.

—Él me quiere a mí —_____ mira a Tanjiro, ella suspira.

—No te atrevas —advirtió el cazador.

—Kamado-kun, debo hacerlo...

—¡No te atrevas! —el pelirrojo sujetó ambos hombros de la chica con un poco de fuerza, mientras la sacudía levemente. —¡No voy a dejarte ir con ese demonio!

T O X I C |•| Kibutsuji MuzanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora