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-¿Qué? -grité.

-____-san, no hace falta gritar -Shinobu me sonreía de forma divertida.

-¿Cómo que no hace falta? -continuo alzando la voz. -¡Apenas si se levantar una espada y logro cortar un bambú!

Estaba muy asustada. Esta mañana me levanté para entrenar como todos los días desde que estoy aquí. Empiezo con mi estiramiento, luego me pongo a trotar, ya más tarde, voy con Tanjiro para que me ayude con la respiración de concentración.

Estaba tranquilamente yendo por mi almuerzo cuando Shinobu me detiene en pleno pasillo y me informa que tendré mi primera misión dentro de poco.

-Pero no vas a ir sola, vas con Tanjiro y sus amigos, ¿te llevas bien con ellos, no?

-Claro que me llevo bien con ellos -respiro profundo, tratando de relajarme, ella solo se estaba burlando de mí. -¿Es que acaso no piensas bien? No he tenido mi prueba de selección como los demás cazadores, no he vencido a un demonio en persona aún. ¡No estoy lista! Estoy asustada, solo seré un estorbo para los chicos, jamás podría serles de ayuda -retengo mis lágrimas, me siento tan impotente.

-____-san, le daré un consejo -camina hacia mí y coloca ambas manos en mis hombros. -Cuando las vidas de tus compañeros, amigos y familiares están en riesgo, la tuya no sirve de nada -era tan terrorífico ver como decía eso a la vez que sonreía. -Miles de vidas humanas están en juego todos los días; tus amigos y cercanos de juegan la vida por mantenerte segura, lo mínimo que puedes hacer es intentar ayudarlos, aún que falles -me suelta y acaricia un mechón corto de mi cara, apartándolo y lo posa tras de mi oreja. -Creéme, es mejor tener la idea de que lo intentaste, y morir satisfecha por ello; que quedarte aquí mientras algunos de ellos no vuelven contigo nunca jamás -al final me dirige una mirada llena de vacío y se va silenciosamente.

Mis lágrimas se hicieron aún más grandes, tanto que empezaba a ver borroso. Poso una mano en mi cara, por la parte superior que tocaba el cabello y empiezo a tirar de él levemente, a la vez que rasguñaba mi pierna con la otra mano. Quería gritar, pero me retuve.

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Abro mis ojos lentamente, todo me da vueltas. Trato de levantarme, pero siento el cuerpo pesado. Poco a poco empiezo a moverme y sentarme en la cama; el mundo me da muchas vueltas.

-Maldita Shinobu -gruño con un notorio mal humor. Era una chica sin escrúpulos que sabía en qué cicatriz volver a hurgar. Era buena manipulando.

Odio con mi alma que me haya convencido a ser cazadora, y todavía que haya puesto en evidencia el peligro que recorrían las vidas humanas, inocentes al peligro de este mundo. No tenía otra opción, después de todo.

-Me duele todo -murmuro adolorida para mí misma.

Como me sentía tan mareada y todo me daba vueltas, me vuelvo a recostar. Es un día fresco, sin duda. Estará lleno de lluvias o neblina, el día tan sombrío y decaído.

-¿____-san? -escucho la voz de Aoi a la vez que toca la puerta. -¿Estás mejor? ¿Puedo pasar? -alzo un gruñido lleno de amargura, en señal de que aún seguía ahí o que mínimamente estaba viva aún.

Aoi entra a la habitación mirándome detenidamente. Se acerca a mí y posa una mano sobre mi frente, buscando los síntomas de temperatura alta del día anterior.

-Ya no hay temperatura -abro mis ojos, se sentía tan pesados. -Estarás bien en la tarde -me sonríe cálidamente. -¿Te sientes mareada?

-Sí, un poco -mi voz sale carrasposa debido a que eran las primeras palabras del día. -Tengo muchas ganas de seguir durmiendo, me duele mucho el cuerpo.

-Tranquila, el mareo y el cansancio son efectos secundarios de la medicina que te dí, es muy fuerte. Aún así, estarás mucho mejor luego de unas horas -se levanta y abre las cortinas, para dejar entrar el aire fresco. -Ah sí, el dolor de cuerpo es por el cansancio que te provoca la medicina, no es otra cosa, no te preocupes -empieza a ordenar mi habitación por encima, acomodando algunas cosas fuera de su lugar.

-Pronto será hora de mi primera misión -fijo mi mirada en algún lugar del techo. Mis emociones me estaban matando, y Shinobu cada día que pasaba me ponía más presión sobre mis hombros, supo ya como controlarme para que no ceda.

-¿Estás bien con eso? -Aoi se me vuelve a acercar y acaricia mi cabello levemente, es como una madre.

-Todos han hecho la prueba de elección final, soy la única que entrará sin hacerlo; aparte de que Shinobu ha tratado de averiguar cuáles son mis puntos débiles para presionar cuando quiero ceder. ¿Tengo otra opción?

-Lo siento mucho -me dedica una mirada llena de lástima. -¿Quieres algo para tomar?

-No, gracias... -tomo una breve pausa y suelto un suspiro lleno de cansancio. -Solo que, no entiendo porque me mandan a campo de batalla, si no domino ninguna postura. Ni siquiera logro dominar la concentración de respiración total, soy inútil. No puedo hacer nada, solo estorbaré -mi frustración es cada vez más fuerte, solo voy a morir.

-No se nada de detalles de porque esa decisión tan drástica, aún que trate de abogar por tí -acaricia mi cabello unos segundos más. -Lo siento mucho, es algo que yo ya no puedo controlar -suelta un suspiro lleno de frustración y se va de la habitación, dejándome nuevamente sola.

Era completamente inútil, solo evadirán mis preguntas, nadie me dirá porque realmente estoy aquí, y el porqué me van a enviar a una misión sin pertenecer a la sede de cazadores de demonios.

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-¿Ya estás lista? -Shinobu entra a mi habitación.

Estaba vistiéndome, usaba un yukata (color). Podrían identificarme fácilmente con un chico. Mi cabello era un desastre, aún que ya está mucho más largo que antes.

-¿No vas a arreglarte el cabello? -cepillo y acomodo mi pelo levemente con mis dedos. -Ven, vamos a cortarlo nuevamente -sonrie divertida y me guía a otra habitación, donde saca unas tijeras.

Me indica a que me siente en un banco, cubre mi espalda y hombros con una manta y empieza a recortar mi cabello, al final lo deja por debajo del lóbulo de mi oreja, sin dudas se veía mejor.

-____-san, entiendo que estés confusa sobre la decisión que tomé por tí -se escucha un suspiro de parte suya. -Cuando llegues allá, entenderás todo y el porque lo hice.

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Ahora sí se viene lo chido

T O X I C |•| Kibutsuji MuzanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora