T O X I C |•| Kibutsuji Muzan

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Estaba recordando una de esas tantas veces, ese doloroso pasado. Cuando conocí a Muzan. Cuando comenzó mi felicidad y mi infierno a la vez.

-Otra vez distraída - su dulce voz hizo que volviera a la normalidad, seguí cortando los vegetales.

-He estado... Pensando mucho - menciono concentrandome de nuevo en el puerro.

-¿Sobre qué has pensado, amada mía? - su boca besa mi cuello, se me eriza la piel.

-Que no nos hemos casado - de pronto se detiene y piensa.

-____, hoy quiero hacerte mía - me sonrojo al escuchar eso. Me detengo de pronto, y volteo a ver.

-Estoy feliz de recibirte - musito avergonzada, y el ni corto ni perezoso empieza a quitarme el yukata que tenía. Toca mi cadera suavemente, sus manos cálidas hace que se sienta bien.

Pronto, me carga y me lleva a la habitación. Me deposita en el futón y se coloca encima mío.

-Hazme tuya, por favor - suplico avergonzada, a él le gusta que ruege, hago que sonría ampliamente.

En silencio, empieza a desvestirse. Él une sus labios con los míos.

Amo su cuerpo, a pesar de ser tan pálido, es hermoso; amo su piel pálida, es tan perfecta, él es perfecto.

-¿Qué observas tanto de mí? - me sonrojo notoriamente, me descubrió. Él ríe levemente, como si se burlara de mi.

Empieza a besar mi cuello y va bajando, deposita besos en toda mi clavícula y hombros. Baja hasta mis pechos, los besa y juega un poco con su lengua, me hace retorcerme un poco.

De repente, muerde muy fuertemente uno de mis pechos. Un grito de dolor se escapa de mi garganta. Solo miro hacia su cara y veo la sangre salir entre la comisura de sus labios. Él me está succionando la sangre.

-Mu-...zan.. - trato de apartarlo, empiezo a sentirme mareada por la pérdida tan repentina de sangre, pero él no para.

Él se separa con la sangre cayendo por su mentón. Aún así, me sonríe. No era la primera vez que hacía algo como eso.

Acaricia mi mejilla y de pronto, sin avisar, clava su hombría en mi interior. Me revuelco del dolor y el placer al sentirlo a dentro, es muy grande.

Siempre que me dice que me hará suya, me hace llorar del dolor, pero también del placer; sabe cómo tomarme a la perfección.

Él tiene partes mías y yo partes suyas, es equivalente.

Poco a poco voy perdiendo la conciencia, me voy quedando en blanco por la agitación y la pérdida de sangre..

Estoy feliz...