Bernadette Glades está destinada a encontrar los secretos que otros pretenden que no sean develados. Y el recuerdo de haber realizado el peor descubrimiento del verano, le persigue.
Lo peor es que el destino se ha encaprichado en tenerle presente en...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Siempre supe que algo extraño ocurría conmigo, pero todos a mi alrededor se negaron a aceptar que la línea entre la lucidez y la locura es apenas perceptible.
Simplemente intentaron domar a la bestia, como si eso fuese suficiente para que ella perdiera su naturaleza feroz.
Así, durante años, me obligué a creer que sin importar lo que griten las apariencias, las personas solo están llenas de vacíos. Y supongo que, para llenar mis propios vacíos, me bastaba con salir a correr y perderme en la espesura del bosque.
A veces, cuando los veinte kilómetros diarios no resultaban, me deshacía de los audífonos y de la ropa, me lanzaba al lago y nadaba hasta que me dolieran los huesos.
Aquella tarde no fue la excepción.
Sin embargo, no puedo dejar de pensar que de haber silenciado mis instintos, la tranquilidad del pueblo jamás se hubiese arruinado. La sensación sobrecogedora parece vagar por el aire y el cielo tiene ese típico color que a muchos se le asemeja a la tristeza.
Se suponía que Agosto fuese el mes de las fiestas, el mes que todas las hormonas adolescentes de Denfield disfrutarían al máximo. Incluso los que debían marcharse a la universidad, pretendían esperar hasta finales de Agosto para aprovechar los placeres del verano junto al lago.
Los planes se torcieron.
Hace una semana Jessica Farning fue encontrada a un costado del camino que atraviesa el bosque. El mismo que lleva hacia el lago. Todos creen que le halló Huston, uno de los oficiales designados para su búsqueda, luego de que la señora Farning reportara que su hija estaba desaparecida desde la noche anterior.
Pero, desafortunadamente, fui yo la que experimentó tal descubrimiento. Y no, no estaba muerta.
Aunque ese fue mi primer pensamiento cuando vi su cuerpo tirado sobre un manto de hojas secas, inmóvil y apenas cubierto por el vestido entallado.
«Hielo» fue todo lo que le escuché pronunciar antes de que mis piernas se desesperasen en busca de ayuda.
Jessica iba a mi instituto y era lo que se consideraba como una chica popular, pero sin el exceso de drama y maldad. Siempre portaba una sonrisa carismática y, evidentemente, todos le admiraban. No solo porque era bella, casi inalcanzable para muchos, también porque emanaba alegría a cada paso.
Y si notas que hablo en pasado es porque, justo ahora, cuando el reloj marca las veinte horas del siete de Agosto, la voz de la reportera del canal de noticias informa que Jessica Farning acaba de fallecer.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.