IX

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Después del partido del sábado, Aidan no dejaba de pensar en Sam, ella fue la causante de su última canasta, por eso se la había dedicado o eso intentó.

Pasaron unos días y Sam no fue a clases, tampoco la vió en el camión, ni a ella ni a su familia. Entonces tomó el valor de ir a visitarla, hacía tanto tiempo que no iba a la casa de los Angel que Jody se sorprendió al verlo, pero aún así lo invitó a pasar.

- Está en su cuarto no tarda en bajar, ya va de salida -le dijo Jody refiriendose a Sam. Aidan asintió esperando unos minutos ojeando la sala de la casa. Había varías fotos en las paredes, pero hubo una que le llamó la atención.

Una en la que estaban dos pequeños abrazándose y sonriendo exageradamente a la cámara,mostrando la falta de sus dientes. En el fondo se lograba ver un par de columpios.Aidan la observó con cierta nostálgia hasta que la chica apareció frunciendo el ceño.

-¿Aidan? -preguntó acomodando su cabello y ropa -¿Qué estás haciendo aquí?

-Estaba preocupado. Todos lo estábamos. -admitió avergonzado- desde hace una semana que no te veo y... hay algo que quiero decirte desde hace mucho.

- Claro, pero justo ahora voy a el camión a cubrir a Sully para el almuerzo ¿Es muy urgente o...

- No, y no pasa nada te acompaño.

El negocio estaba a solo dos cuadras, caminaron en silencio hasta llegar al parque donde se encontraba estacionado el camión. Sam atendió a unos chicos antes de salir con Aidan en espera de lo que sea que fuera a decirle.

- Veras.... -empezó rascando su nuca- Hace ya unos meses que ¿convivimos? Sí eso, tú me hablas yo te hablo, almorzamos relativamente juntos, aveces nos reímos por las bromas de nuestros amigos en común o simplemente compartimos miradas, todo eso me hizo pensar y darme cuenta que no quiero perderte otra vez y que quiero darte lo que mereces desde hace mucho -habló a una velocidad increíble. - Una disculpa Samy.

-Oh-Ella abrió los ojos sorprendida por su sinceridad- No se que decir.

- Se que fui un cretino contigo, pero realmente me arrepiento. Oh y esto -de su mochila sacó un paquete de galletas y un girasol- es para ti.

Sam en seguida recordó el girasol del otro día, ¿habrá sido él? Era de los pocos que sabían que era su flor favorita.

Aunque ya no solo los amaba por su vibrante color amarillo. Ahora entendía que tal como girasoles que seguían la ruta del sol en busca de luz sin importar el obstáculo, ella debía hacer lo mismo con su felicidad.

Al ver que ella no decía nada, agregó:

- No creas que quiero comprar tu perdón con regalos -continuó.

-Demonios, no. No creo eso.

-Y-yo, no sé hasta cuando me podrás perdonar y me siento agobiado conmigo mismo, no sé porque te dije lo que dije me desquité contigo y no es justo, para nada...

- Lo sé, yo te conozco Aidan Gallagher -ella acarició la mano del chico -me dolió lo que me hiciste, pero me propuse a no ser rencorosa -tomó el paquete- Además hace muuuucho no como estas galletas, creí que estaban descontinuadas.

- Lo están, las busque en cada tienda que pude y al final tuve que comprarlas por internet.

Sam sonrió, perdiéndose por completo en el verde de sus ojos, esos ojos que tanto le gustaban. Sin ser conciente, ella se acercó a su amigo dispuesta a acariciar su mejilla.

Pero se alejó al instante que vio llegar a Blake. Aidan no se movió cuando Talabis se detuvo a su lado.

-Hola chicos -saludó el castaño.

I CREAM 🍦 •Aidan Gallagher•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora