Ultratumba

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Un cielo despejado y negro hacia apreciar el frio y el congelamiento en los adornos de las calles y las ventanas de las residencias, se notaba el vapor congelante de las alcantarillas que ahumaba salir de ellas, estábamos en Nueva Jersey paseando por un rato para cambiar de ambiente.

En uno de sus miles de callejones se hallaba cruzando una joven de piel morena de pelo largo de 25 años recorriendo y a la vez soplando y frotando sus manos para que se calentaran del frío que hacía en aquel momento. Eran altas horas de la madrugada y solo se oía de fondo algún roedor cerca de los contenedores de la basura y algunos otros ruidos de los que no me daban mucha seguridad y no le quise hacer caso, las paredes estaban llenas de grafitis y las pocas luces que había por la vía alumbraban escasamente y no se distinguía el fondo. Seguía caminando y algo oscuro le rozó el cuello, notó alguna presencia extraña que le espiaba, pero no estaba segura así que aligeró el paso. Aún notaba ese frío oscuro en la espalda, así que se volteó y miró al horizonte sin ver nada siguió avanzando a paso ligero y se volvió a voltear, pero no logró ver a nadie y ya con la sensación de que alguien la observaba. Estaba muy nerviosa así que prendió su celular con una mano muy rara y temblando mucho, tanto por el frío como por miedo e intentó marcar los dígitos; de tan nerviosa que estaba se le cayó el celular al suelo, pero lo atrapó velozmente y llamó a su compañera de apartamento con una voz muy tembladora y casi sin decir ninguna palabra ya que algo pasaba y ella misma no podría entender si era alguien o algo que la perseguía.

De repente detrás suyo se alzó una sombra gruesa y oscurecida que parecía un monstruo gigantesco, pero no podria descifrar que era exactamente, la silueta se acercó a ella y con mucha rapidez le asestó un golpe fuerte en la cabeza con un bate de béisbol, al caer al asfalto, su bolso cayó también junto a ella erigiendo un charco grande de sangre y manchando todo su alrededor. Por culpa del golpe veía muy poco y del dolor iba arrastrándose por el callejón sin que pudiera cesar. La sombra que ella veía detrás suyo cogió su bolso y miró dentro, la joven cada vez perdía más la visión y físicamente estaba más agotada; antes de perder el conocimiento la larga sombra se acercó a ella y con una voz penetrante dijo Rachel y la chica no pudo despertar más.

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