Deseo incontrolable

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Subimos las escaleras. Vas delante de mí, un escalón, miro tu cuerpo y tu bella vestimenta, mi mano se desliza por debajo deseando tu sexo. Llego a él y no llevas ropa interior, sabía que pasaría esta noche algo muy hermoso. Siento tu calor y esas ansias de querer algo más que una noche cualquiera. Estabas ya deseando que llegara el momento. Paso mi dedo por tu boca y tus ojos me miraban dejándome petrificado. Llegas a mi oído y me comienzas a decir ese deseo que yo mismo comencé a sentir. Te comienzas a quitar esas ataduras llamadas prendas que se deslizaban cada vez haciendo tu naturaleza algo más perfecto con el paso de la noche. Mis ojos comienzan a brillar de lo majestuoso de tu monumento donde te ibas acercando para cumplir con esta misión. Tus peculiares mariposas hacen de mi boca un hermoso manjar que me deleitas cuando tus perlas muerden mis labios y mi lengua no se quiere despegar de la tuya. Con mis manos empiezo a tocar cada parte de la rugosidad de tus montañas y bajo para explorar mucho más a fondo. Primero antes de llegar al oscuro laberinto, mi lengua se detiene a dejar unas marcas características en el pliegue entre tu cabeza y la belleza de tu ser al cual denomino como cuello. Que delicioso es el explorar las líneas intrínsecas que había en tu cuello . Al paso de mi deseo, mi lengua llega a esas dos montañas, en el cual sus picos llenos de nieve estaban muy puntiagudos y en ellos desprendian ese cáliz de vida que mi lengua busca beber. Entre la saliva y lo ancho que eran tus montañas mis labios no paraban de consumir todo su contenido y esperan con dicha el camino de tu templo que me lleve a un solo camino. Voy recorriendo con mi lengua cada centímetro, espacio, rincón y oscuro secreto que hay alrededor a medida que voy pasando. He llegado a donde más deseaba llegar y donde sabia que existía el placer infinito de tu ser. Me encuentro con una devoción que el sudor que se escurre por tu cuerpo y mi lengua ya estaba deseando probar esa cueva, ese lugar oscuro que se encuentra por la parte trasera de tu escultura. Primero al llegar a ese dichoso lugar, veo como mi lengua se introduce hasta lo más profundo de esa cueva y con cada lamida tu cara cambia a placer y empiezas a dar unos pequeños gritos unisonos. Con fuerza, empiezo a entrar al interior de tu museo y te transmito esa sensación y energía que hace que por tu garganta sale esos ecos que retumban en la habitación y se hacen al paso del tiempo. Seguimos sintiendo este deseo de estar juntos y se vuelve imparable cuando se tiensa el ambiente para solo ver como nuestros cuerpos se unen en un solo deseo y nunca parará hasta que todo esto se haga mas eterno y cada noche a tu lado sea el misterio que me interesa siempre averiguar.

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