Relatos

Anhelos

Anhelos
Siempre he pensado que contigo a tu lado todo pasará de la mejor manera. Ese día te vi con aquellos luceros tan hermosos que brillaban en la oscuridad de la habitación y tu cara de angel me hacia enamorarme más de ti. Llego el momento donde con el romanticismo del deseo empezaste a darme los besos que me hicieron esclavo de tu saliva y de tu río caudaloso y dejas en mi el afecto de seguir al siguiente movimiento. Posees en mi la sensación de nervios cuando desde el lecho de esto se caen con una sutil delicadeza las vestimentas que esconden tu sensual y hermoso ser. Veo en ti la pintura más inmensa del universo con un paisaje con esa majestuosas montañas que en ellas se ven lo afilado de los riscos en el cual me deleito cuando mis manos los acarician. Siento como nuestros cuerpos se van uniendo con el pasar de nuestros actos y que en ti se derrama el sudor ferviente de este momento donde nuestras sangres se convierten en el cáliz de esta pasión. En tus manos veo como me acaricias el cuello y lo muerdes con las marcas de tu lápiz labial rojizo como el amor que representa en ti las mil maravillas que existen entre tus piernas. Con la dicha que tengo de disfrutarte en mi mente, tus movimientos eróticos hicieron que mi lujuria por tenerte en mis brazos y entrar en lo más profundo de ti se volvió más fuerte con el fin de que ya se concretará el hecho que marcará nuestras vidas. Mi miembro se introdujo en el inhóspito lugar que reposaba en lo abierto de tus abismos y empecé a transportar en ti, aquel liquido, aquella energía, aquel anhelo que tu estabas esperando desde hace mucho tiempo y lo expresabas a través de gritos de amor, gloria, divinidad, placer y gozo que se hacían cada vez muchi más sonoros y hermosos como cantos gregorianos en un solo tono y pedías que no parará, que querías seguir sintiendo como a través de lo que transpiran nuestros cuerpos y los movimientos que hacemos nuestras almas se conectaban y nuestro interior se juntó hasta que en el lecho de la habitación se volviera más radiante. Desde ese instante de tiempo, tu cuerpo pedía que gozara de él y que mi miembro siguiera entrando a tu cuerpo para saber que no habría reposo a esta sensación que nos llevaba a volar a un mundo paralelo que solo nosotros hemos podido imaginar con el amor que nos mantiene pegados y que nuestros recuerdos, nuestros sueños, nuestros corazones, nuestras respiraciones se expresen por medio de un acto que nunca se presenciará de nuevo y que tus senos lujuriosos se llenen de la miel más exquisita del mundo para que chorreen por todo tu esplendor y seguir palpando y disfrutar de lo misterioso y abstracto que es visitar cada noche el misterio de tu ser.