II.

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"Una de las cosas más difíciles es guardar en el corazón palabras que no puedes pronunciar"
                        —James Earl Jones.

MOTABILEM.

Miedo.

El miedo me invadió por completo en cuestión de segundos. Me paralicé ante su tacto helado en mi hombro, no tenía idea de quién podría ser ya que estaba a espaldas del sujeto, y sinceramente tampoco me interesaba averiguarlo. Aunque mi cerebro me ordenó que corriera yo quedé pasmada en mi sitio, sin mover ningún músculo.

Por mi cabeza pasaron miles de opciones:

Quizá sea un asalto May,
Puede ser un secuestro,
Tal vez esté relacionado con lo sucedido de hace unos minutos.

Pensar en lo último hizo que mis vellos se pusieran de punta y el terror se incrementara en todo mi sistema. Ya eran pasada de las díez de la noche, a esta hora nadie transitaba por aquí, si quiera los perros lo hacían y en cuanto a mí hoy fue la excepción.

Por otra parte, no me quedaría toda la noche parada en este lugar debía hacer algo al respecto, tomar la iniciativa ya sea de correr y entrar o enfrentarlo y rocear gas pimienta en su cara. Alguna de las 2 funcionaría.

Insegura y temblorosa me di la vuelta dispuesta a enfrentar al responsable de cuyo toque causó un manojo de nervios en mi interior y...

—¡Maldición Thais! ¿Que sucede contigo? ¡Me asustaste! —espeté alterada. 

—Wow que carácter. May relájate solo quería llamar tu atención, te encontrabas sumergida en tus pensamientos cuando te vi. Lamento haberte asustado, créeme no fue intencional —dijo metiendo sus manos dentro de los bolsillos de su Jean.

—Existen muchas formas de llamar la atención de una persona, entre tantas tú decides silbar y tocar mi hombro, que poca inteligencia ¿Sabes? ¡Pudiste ocasionarme un infarto! —comenté con dramatismo y él sonrió dándome una vista de sus blancos y perfectos dientes—. Oye no es gracia, lo digo muy en serio.

Levantó sus manos en un gesto de paz mientras susurró un: cálmate drama queen. Ignoré sus palabras y hablé.

—¿Que te trae por aquí? Es tarde y esta es una zona que no sueles frecuentar.

—Sirves para la actuación, ¿lo sabías? —expresó sereno. Yo enarqué mi ceja e hice un ademán indicándole que prosiguiera—. Vale, vine a despedirme de ti, me enteré que mañana te vas y ya sabes... Quería verte una última vez.

Oír aquello me incomodó un poco y a la vez logró que una punzada se instalara en mi pecho, no sé exactamente que significó eso. Thais asistía a la misma universidad que yo pero su carrera era distinta a la mía; lo conocí hace dos años en una feria gracias a Easy, formaba parte de su círculo social y no dudó en presentarnos. A partir de ese momento el susodicho quedó flechado <<según las palabras de mi amiga>> por mí y con el paso de los días, llegó a mi aula invitándome a salir, lo rechacé puesto que no sentí interés por conocerlo. Sin embargo, eso no fue suficiente para él ya que siguió insistiendo y yo comenzaba a frustrarme por su intensidad. En muchas ocasiones lo evitaba y me escondía para que así no me dirigiera la palabra. Un día llegué a mi límite y de forma muy dura puntualicé que entre nosotros podía existir nada más que una amistad, no porque estuviese en una relación o algo por el estilo sino porque me negaba a abrirme y a estar con alguien. Pero, luego de pasar unos meses captó mi atención hasta llegar al punto de gustarme...

Si lo sé, somos muy contradictorias y difíciles de entender.

Dejando eso de lado, me disculpé con Thais por mi actitud, él la aceptó y volvimos a hablar, además de ser atractivo era una persona de buenos sentimientos, con el tiempo me di cuenta de ello. Todo marchaba bien hasta que se acostó con Darla mi compañera de clases y persona a la que detestaba en cantidades innumerables, agregando que la chica era totalmente fácil de poseer, en la universidad la tildaron como "vaso de agua" ¿Por qué? pues el agua no se le niega a nadie, ahora entienden la referencia. Thais acabó con lo que apenas comenzaba y todo por no pensar con la cabeza, la que razona claro está.

Arrodíllate ante míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora