III.

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"La gente es extraña cuando eres un extraño"
                           —The Doors.

MEMORIAE.

—¿Escuchaste lo que dije May?

—¿Por qué le das tanta protección a ese diario? ¿Quienes son los niños de la foto?

Me observó y abrió la boca para hablar pero enseguida se retractó.

—Si lo que deseas saber es si la niña de la foto eres tú, puedes descartar esa idea porque no es así —espetó.

—¿Entonces quién es? ¿Y el niño?

—Eso no te interesa May. La libreta era de mi madre y ahora lo conservo yo.

—Mamá no es una libreta yo la abrí, es un diario y no recuerdo haber visto a la abuela escribir en dicho objeto, de hecho ella...

—¡May! ¡Basta!

Me sobresalté debido a su grito repentino. Eran escasas las veces que veía a mi madre molesta y a pesar de ello nunca me levantaba la voz, al menos no de esa manera, aun cuando se encontraba en sus días o pasaba por un mal momento no lo hacía... por lo que era la primera vez que conocía esta faceta de ella y la verdad me disgustó totalmente. No me pareció justo que reaccionara de ese modo por una sencilla y estúpida "libreta", la cual consideraba totalmente irrelevante.

Blair y yo siempre mantuvimos una buena relación de madre e hija, la comunicación y confianza era la clave entre nosotras, pero igual sabía que era alguien cerrada cuando de su pasado y vida personal se trataba, nunca me habló o comentó acerca de su infancia o juventud; no recordaba a mi padre, lo único que tenía claro era que nos abandonó cuando apenas era una niña. Aunque en diversas ocasiones intenté sacar el tema para hallar alguna respuesta de nada servía, siempre evadía mis preguntas o simplemente respondía cortante. Ante la mención de la persona que se hacía llamar mi padre su humor cambiaba drásticamente y eso era extraño.

<<Calma May algún día tus dudas e incógnitas serán aclaradas>> dije en mi interior.

Recogió el resto de las cosas que se hallaban tiradas en el suelo y después volteó a verme. Iba a decir algo pero yo me adelanté.

—Disculpa mi osadía, no volverá a suceder. Iré a revisar mi habitación a ver que tal es —sin esperar respuesta a cambio pasé por su lado y avancé hasta quedar dentro de la casa.

Me sentí regañada y a la vez avergonzada de que alguien más hubiera presenciado lo ocurrido allá fuera. Subí las escaleras a paso apresurado y al llegar noté que habían cuadros colgados adornando la pared; algunos de mis abuelos con mi madre, otros de ellos dos, otros conmigo cuando era bebé y otros de todos nosotros juntos, sonreí con nostalgia al ver este último.

Seguí mi camino detallando cada cuadro hasta llegar a la puerta de la que sería mi habitación. Me adentré en ella y le di una corta inspección, todo era muy colorido; las paredes, las sábanas, el escritorio... No estaba recargada de cosas pero igual descartaría ese inmenso póster de unicornio de la pared. La habitación contaba con un baño y un balcón... ¡Un balcón! <<increíble>>

Muchas veces escuché a mi madre decir que mis abuelos hace mucho tiempo decidieron personalizar una habitación para mí en caso de que los visitara. Ellos dejaron un pequeño espacio para mí, con la esperanza en que algún día vendría a visitarlos. Recordarlo me entristecía demasiado puesto que no logré cumplir su ilusión. Era injustificable que no estuvieran ya presentes, eran personas puras de buen corazón, no se merecían una partida así.

Solté un suspiro.

Bueno May, bienvenida a tu nueva vida.

Inspiré profundo y me tiré en la cama con los brazos extendidos mirando al techo, estaba adornado por estrellas, nubes, algunos planetas y constelaciones de neón, con mi dedo índice tracé las líneas que habían al lado de las estrellas y enseguida un flashback vino a mi mente causando una fuerte punzada en mi cabeza.

Arrodíllate ante míDonde viven las historias. Descúbrelo ahora