Parte sin título 2

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II

Me levanté de golpe y noté que estaba en mi habitación.

_Por fin te despertaste- oigo una voz, giro mi cabeza en su dirección y veo recostado sobre mi ventana a el hombre de ojos rojos. Comienzo a recordar todo lo que había ocurrido, el cementerio, el tipo que me atacó y este otro salvándome. Se acerca a mi cama y se sienta en el borde, en ese momento descarto toda idea de huir porque las posibilidades de lograrlo eran nulas. Le miro a los ojos. Mala idea. Esos ojos rojos me hacen perder la razón, siento como si mi fuerza se va perdiendo y mi mente se queda en blanco; algo en ellos me tranquiliza, me da seguridad- ¿cómo te sientes?- el sonido de su voz me devuelve a la realidad.

_ Bien creo…- digo tocando mi brazo lastimado.

_ No te preocupes de tu brazo, está bien, solo tienes algunas raspaduras por la caída, nada grave

_ ¿Quién eres? –dije tomando todo el coraje que encontré.

_ Ya sabes quién soy o es que… ¿olvidaste quién soy?-dijo mostrando una sonrisa un tanto bromista. “¿Lo conozco?”. Empiezo a remover mis recuerdos de arriba abajo buscando la respuesta pero no la encontré. Viendo que no respondía, su cara se torno seria nuevamente y continuo- nos conocimos la noche que asesinaron a tus padres.

Sentí un escalofrío por todo mi cuerpo, “esto no es posible”

_ ¿Viniste… a matarme?- dije mientras trataba de pensar una forma de salir de ahí.

_No, así que cálmate y deja de pensar en tonterías.

_ ¿Cómo…?

_ Podría decirse que te conozco lo suficiente como para saber qué piensas- sonrío.

_ Si no vienes a matarme entonces ¿por qué estás aquí?

_ ¿También olvidaste nuestro trato?

_ ¿Trato? ¿Qué trato?

Suspiró.

_ Esa noche me liberaste, así que, a cambio, te ofrecí mi lealtad y mis servicios.

_ Yo no hice tal trato contigo ni tampoco recuerdo haberte liberado de nada- me miró fijamente, estaba muy serio.

_ ¿Qué exactamente recuerdas de esa noche?

_Escuche un ruido y baje las escaleras, cuando llego al salón veo a mis padres en el suelo, muertos, eso es todo- respondí mientras contenía las ganas de llorar. Se paró y caminó por la habitación pensativo, luego se detuvo.

_ ¿Eso es todo?- asentí con la cabeza- Bien en ese caso ya no hay más que agregar. Ve a dormir –hablo con una voz profunda, antes de que pudiera decirle algo caí rendida al sueño.

Se había quedado dormida con mi hechizo. Me acerque y le acomode las sabanas para que no se refriara. Pasé mi mano por un mechón de su largo, rizado y sedoso cabello que tapaba su cara, se veía tan serena. Había pasado por muchas cosas ese día y merecía un buen descanso. Me quedé un rato más mirando su rostro hasta que estuve seguro de que no despertaría, entonces camino hasta la ventana de su habitación, la abro y saltó.

La noche estaba tranquila, ya era tarde pero aún se veía a algunas personas caminando. Comencé a repasar lo que Darla me había dicho mientras caminaba por la calle. “La única forma de que ella no me recordara es que le hayan bloqueado los recuerdos, ahora la pregunta es ¿quién lo hizo y por qué?”. No podía contener mi bronca. ¿Quién se había atrevido a jugar con los recuerdos de Darla en MI guardia? No iba a perdonar al maldito por ponerle una mano encima a mí…

Las Crónicas de una Bruja: El Grimorio de AmersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora