Parte sin título 10

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XIII

Ya habían pasado un poco más de 15 días desde la última vez que supimos de mi tía, no había devuelto mis llamadas ni regresado a su casa, había desaparecido sin dejar rastros lo cual me preocupaba bastante haciendo que mi cabeza pensara una y mil tragedias que le pudo haber pasado.

Elizabeth nos consiguió un pequeño departamento en el cual fuimos a vivir Dante y yo. Yo seguía trabajando en la florería pero no le dije nada a Peter de que me había mudado. Elizabeth ya había conseguido la información sobre Roy y ahora buscaba a mi tía. La información que obtuvo decía que él era un caballero que trabajaba en la policía de encubierto, pertenecía a los "Miles". Dante me explico que los caballeros se dividían en varias secciones: los "Miles" eran la fuerza militar de los Caballeros, se encargaban de atrapar y matar a los demonios, brujas, etc., eran humanos con habilidades especiales, es decir, poseían magia de primer nivel; la habilidad de Roy entre muchas era la capacidad de bloquear recuerdos de la cual tuve la experiencia de conocer. También dijo que había una sección científica, de inteligencia, de desarrollo de armamento, de reconocimiento y de limpieza, entre otras. Además de que tenían casas transitorias ubicadas en distintas partes de la ciudad que las usan como puestos temporarios para sus trabajos, en estas casas había salas de interrogatorio, prisiones, pequeños laboratorios y archivos.

Lo que también descubrió es que luego de ocuparse del caso de mis padres, Roy se había retirado y su ubicación actual estaba fichada como confidencial por lo que la información de Elizabeth terminaba ahí. Tampoco pudo conseguir una foto de él para conocerlo, solo una descripción: hombre de 1.69 metros, 42 años, cabello castaño oscuro, ojos color miel y piel blanca. No podíamos hacer mucho con la información que conseguimos pero era mejor que no tener nada.

Un día, Dante fue llamado por Elizabeth para darle algo así que no estaba en casa y yo no tenía nada que hacer por lo que decidí salir a hacer compras; lo admito ella era muy buena consiguiendo cualquier tipo de información pero era algo molesto que le coqueteara tanto a Dante y para completar siempre me miraba con desprecio, por lo que le dije a Dante que lo esperaría en casa pero me aburría estar encerrada mucho tiempo. Justo cuando regresaba a casa me encontré con Peter, ese día la florería no abrió por eso ambos no fuimos a trabajar; me saludo y me invito a tomar un café, acepte ya que quería distraerme un poco. Llegamos a una hermosa cafetería cerca de la estación de tren y hablamos un rato mientras nos tomábamos un cappuccino.

_ La verdad la forma que manejaste a esa señora fue impresionante Darla, no hay duda eres una experta con clientes difíciles –dijo riendo.

_ Solo hice mi trabajo –respondí.

_ No en serio Darla, eres una persona bastante especial, nunca conocí a alguien como tú, me refiero eres divertida, inteligente y muy simpática es casi imposible no enamorarse de ti –me habló seriamente y mirando a mis ojos, sentí como me comenzaba a sonrojar, entonces tomo mi mano que estaba sobre la mesa- Darla yo...

_ ¡Darla! –escuche que alguien me llamaba, gire mi cabeza para ver a Dante venir hacia mi caminando tranquilamente. Todos a su alrededor se giraban a verlo, las mujeres se sonrojaban y hablaban entre sí mientras que los hombres lo miraban con recelo. Me pare automáticamente al verlo haciendo que me zafara de la mano de Peter, me adelante unos pasos y lo espere hasta que llegara donde yo estaba- debemos irnos ahora, Elizabeth sabe dónde está Ann.

_ ¿Qué? ¿Dónde está? ¿Está a salvo?

_ Solo sé que la vieron en unas colinas en el Norte así que debemos ir ahora mismo para allá.

_ ¿Colinas? ¿Qué colinas?

_ Disculpa Darla, ¿está todo bien? –preguntó Peter acercándose a nosotros.

Las Crónicas de una Bruja: El Grimorio de AmersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora