Las Crónicas de una Bruja: El Grimorio de Amers

Parte sin título 16

XIX

Faltaba una semana para el Beltane, desde que regresamos de Francia, Darla estuvo entrenando su magia mientras que Ann y Luke estudiaban el libro buscando nuevas pistas de la ubicación del grimorio. Por otro lado, a mí se me terminaba el tiempo, sabía que si yo no llevaba la sangre de Darla, Bileth vendría por ella. Si quería terminar con todo esto, lo haría yo mismo.

Eran cerca de las 3 de la mañana cuando tome la daga y fui a la habitación de Darla. Ella estaba durmiendo boca arriba con la bata de baño puesta, al parecer se había dormido inmediatamente después de salir de la ducha. Me senté a su lado, se veía tan tranquila. Me recordó a esos días antes de que todo esto empezara, de vez en cuando la contemplaba como ahora pensando cómo podía estar tan relajada cuando había un demonio tan cerca de ella que podía tomar su vida en un instante.

Deslice mi mano por su cara, bajando lentamente por su cuello, su bata abierta me permitió llegar más lejos; pase su clavícula hasta llegar a pecho donde me detuve porque ella se movió. No se había despertado. Le quite su cabello de la cara. Seguía dormida. Estaba tan indefensa que podía tomar su sangre en ese momento pero no lo hice porque se me ocurrió hacer otra cosa; me incliné sobre ella para poder besarla justo en medio de su pecho, así fue como deje mi "marca" en Darla.

Me estaba tomando un descanso antes de continuar leyendo uno de los libros de magia de Lug, la verdad aun me costaba entender algunas cosas, en especial como podía leer tan fluido el latín, francés, alemán, y otros idiomas que nunca en mi vida había usado antes. Me frote los ojos un momento mientras trataba de asimilar lo leído en escasas 10 páginas. La puerta de la biblioteca se abrió de golpe y me hizo dar un pequeño salto en mi silla, Dante había entrado y con cara muy seria me dijo que me vistiera rápido para acompañarlo, no dijo nada más y salió de nuevo. Quede un poco atónita por lo que paso pero me levante y fui a cambiarme. Lo encontré en el salón apoyado por la pared, mirando a la nada, casi perdido. Eso me sorprendió un poco ya que no era de tener una vista desenfocada, se giró y me saludo con una sonrisa.

_ Daremos un pequeño paseo –dijo para luego dibujar un portal en la pared con el dedo.

_ ¿A dónde vamos?

_ Ya lo veras, sígueme.

Al atravesar el portal, me encontré en medio de un camino, mas delante de mí veía que se encontraba un montón de gente que reían y hablaban mientras se dirigían todos en una misma dirección. La verdad es difícil no sentirme confundida siempre que debía pasar por esos portales, parecía como algo irreal o como un sueño. Dante se adelantó un poco e hizo un gesto con la mano para que siguiera. Comenzamos a caminar en la misma dirección que las demás personas.

_ ¿Ya me dirás dónde estamos?

_ Calton Hill, Edimburgo

_ ¡¿Edimburgo?! -pregunte asombrada- ¿Qué hacemos en...

Antes de que pudiera terminar la frase, alguien había chocado conmigo haciendo que me tropezara y cuando estaba por tocar el suelo, Dante me sujeto. El tipo que me golpeo paso corriendo y en ningún momento se giró a pedir disculpa, algo que en verdad me disgusto. Pero se me paso rápido el disgusto al sentir como mi mano izquierda comenzaba a ganar calor mientras alguien la sujetaba con fuerza.

_ De esta manera no te separaras de mí o te caerás.

Seguía sin entender lo que estaba pasando. Dante, un demonio, tomaba mi mano con total naturalidad como si fuéramos pareja. Mi mano comenzó a sudar y mi cara estaba ardiendo de lo nerviosa que estaba. Si no fuera por la parte de que el es un demonio, en ese momento estaría agarrando la mano de un chico muy guapo. Con solo ese pensamiento me puse más nerviosa. Trate de quitar esas ideas tontas de mi mente respirando profundo y moviendo mi cabeza de lado a lado.