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"La chica inconsciente"

   —¡Basta! Háganme el favor de detener la música, por favor —el señor suspiró frotando sus sienes. Alzó la vista para mirar al que se supone que era su mejor estudiante—. Christopher, está bien. Pero eso mismo es el problema. ¡Debe ser perfecto!

—No entiendo qué es lo que quiere que haga —contestó sincero, ya sintiendo sus piernas dolerle.

—Los pasos están allí, los dedos son precisos, tus pies son estables, ¡incluso tu cabello te acompaña con elegancia! Solo hay una cosa que falta, la más importante de todas —cruzó los brazos—. No veo brillo en tus ojos. No siento que vivas el baile.

El castaño alzó una ceja. ¿No sentirlo? Él amaba bailar, solo estaba cansado.

—Sigo sin comprender.

—Mira a tu compañera —Chan obedeció, encontrando sus ojos con la sonrojada Irene—. Necesito que tus ojos brillen cuando la veas. Es "El lago de los cisnes" lo que se supone que están bailando, necesito ver amor y admiración en escena.

Chris suspiró, tratando de calmar a su compañera con una sonrisa.

—Eres el mejor en técnica, créeme. Sé que el papel de Odette y Odile aún debe ser escogido, pero tú ya eres fijo como el príncipe. Espero lo mejor de ti.

—Tal vez aún no encuentras una compañera con la que haga química —comentó el profesor Chittaphon.

Todos los estudiantes, y hasta el mismo maestro Lumiere saludaron con respeto. El reconocido bailarín bajó sus lentes y les mostró su perfecta sonrisa. Demonios, se notaba que estaba a otro nivel. Su vestimenta y porte lo gritaban.

—S-señor Ten, no sabía que vendría hoy... justo ahora.

—Solo Ten, por favor, sigo siendo joven —habló fingiendo estar ofendido. Soltó una pequeña risita y prosiguió—. Quería ver cómo iban los ensayos. "El lago de los cisnes" es mi obra de ballet favorita y ansiaba comprobar su desempeño. Sé que usted es un reconocido maestro.

—Oh, no diga eso... Ten —rascó su nuca con sus ojos puestos en Christopher—. Lamento lo que viste, seguimos practicando eso del brillo.

Bang se sintió nervioso al tener la mirada de Chittaphon Leechaiyapornkul sobre él, pero se forzó a permanecer inquebrantable.

—Jovencito, déjame decirte que tu técnica es perfecta. Tal vez demasiado habilidoso para tu edad —halagó. Chan se sintió cohibido y con las justas se las arregló para agradecer—; sin embargo, Lumiere no se equivoca al decir que falta ese brillo. Aunque eso se puede solucionar —sonrió—. Solo hay que encontrar alguien que despierte esa química. Dime, chico, ¿aún puedes bailar?

De hecho, le dolían los pies y piernas. Pero un bailarín reconocido como Ten no podía ser rechazado.

—Sí puedo.

—Genial —miró a las chicas y chicos alrededor del estudio—. Intenta bailar la parte del encuentro con Odette con cada uno de los estudiantes aquí presentes. Tú profesor y yo veremos si en algún momento hallamos el brillo —tomó asiento en una de las sillas pegadas a los espejos—. Eso sí, si te agotas, avísanos. Lo que menos queremos es que te lesiones faltando tan poco para el día del recital.

Chan asintió, sabiendo que esto iba a ser duro. Para su surte, pudo acabar luego de tres horas sin lesionarse. Una vez finalizada la última escena, cayó al suelo todo su dado y con su respiración acelerada. Ten se acercó con una toalla y una botella. Se las dejó a un costado y acarició su cabeza.

𝚃𝚎 𝚟𝚎𝚘 𝚎𝚗 𝙿𝚊𝚛í𝚜 - 𝙱𝚊𝚗𝚐 𝙲𝚑𝚊𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora