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"La estadía"

Hyesoo no podía creerlo, no se sentía lista para tomar esa decisión tan importante. Y es que Christopher, al ser evidente que "Hyerim" no tendría dónde quedarse, preguntó:

—¿No prefieres ir a un hospital? Tal vez nos den una idea de lo que tienes y cómo cuarte...

—¡N-no! —interrumpió de inmediato. Si buscaban su nombre en el registro, no la encontrarían. ¡Ella ni siquiera estaba en proceso de existir!—. No quiero, las personas de negro podrían encontrarme allí.

El chico colocó una mano en su mentón para seguir pensando.

—Escucha, no quiero ser un problema —Hyesoo se quitó el abrigo que el chico le había prestado y se lo extendió—. Buscaré un lugar donde pasar la noche y mañana veré qué hacer.

—No conoces a nadie aquí.

—Me las arreglaré.

Christopher suspiró.

—No creo que Sana pueda hospedarte, sus padres no le dejarían —revolvió sus propios cabellos. Solo quedaba una opción—. Quédate conmigo y mi madre.

—¿Qué? No puedo hacer eso.

—Solo por hoy si quieres, no es seguro allá  afuera —tampoco sé si contigo; quiso decir, pero se mordió la lengua—. Mi mamá estará de acuerdo, le gusta ayudar.

La chica permaneció en silencio y Chan exhaló.

—Hyerim, si te parece, la llamo para que venga y la conozcas primero. Pero no puedo dejarte aquí.

—N-no estoy segura...

Chan suspiró, era difícil, pero la comprendía. No era fácil para las mujeres confiar en cualquiera.

—Okey, eso solo nos deja una opción.

Hyesoo pronto se halló a las afueras de lo que parecía ser un estudio de danza. Vio a Chan sacar unas llaves de su mochila y abrir el lugar.

—El profesor me dio una copia para practicar cuando pudiese —se encogió de hombros.

—¿Haces ballet?

—Síp.

Chris prendió las luces. No era nada parecido al estudio al que ella asistía. Se evidenciaba la notoria diferencia de presupuesto.

—Quédate aquí, iré por mantas y una almohada para que pases la noche aquí.

Asintió sin mirarlo, escuchando la puerta cerrarse. Estaba embelesada. Las barras estaban en buen estado, los espejos relucientes y las luces daban calidez. Vio un grupo de zapatillas de ballet que suponía eran de repuesto, y tímidamente, las tomó prestadas para practicar. No iba a olvidar sus responsabilidades, y hasta que el chico volviese, intentaría bailar.

Dichos zapatos, por más que fuesen ligeramente diferentes a los suyos, se sentían cómodos. Frente al espejo, hizo sus posiciones. Quiso ser más valiente y apostó por un ballonné pas, fracasando rotundamente. Cayó al suelo raspando su rodilla en el proceso.

—Ay...

Alzó la mirada, notando que Christopher estaba parado en la puerta con mantas y una almohada en sus brazos. Y sus ojos mirándola brillantes.

Se sonrojó apenada. Alguien más que no fuesen sus compañeros y madam la habían visto fracasar.

—L-lo siento, ahora me los quito.

Genial, de nuevo, el nudo del mal. Hyesoo sintió sus ojos aguarse. Todo lo acontecido le estaba pagando precio, y solo quería a su mamá o a Xiaoting allí para ayudarla.

Con vista nublosa, vio a Chris acercarse dejando lo que tenía en brazos en el suelo, para comenzar a ayudarla a desatar los pasadores. Sus mejillas se colorearon mientras permanecía atenta a sus movimientos.

—Listo —sonrió mostrando unos lindos hoyuelos. El corazón de Hyesoo se aceleró. Y es que debía admitir que el chico era apuesto—. Oye, todo va a estar bien. Por mientras, descansa. Vendré temprano antes de que mi profesor y compañeros lleguen. Lo resolveremos, no te preocupes. Toma.

Hyesoo tomó el aparato que Christopher le ofrecía.

—Es mi celular antiguo, espero no te moleste —rascó su nuca nervioso—. Si los extraños vuelven a aparecer, llámame, mi número está registrado —la chica solo asintió. Las mejillas de Chan se sonrosaron—. Bien, nos vemos mañana.

Volvió a asentir. El chico caminó hacia la puerta, deteniéndose abruptamente con su mano en la manija.

—Y... Hyerim —la mencionada lo miró—. Bailas muy bonito.

Finalmente, se marchó. Una sonrisa surcó los labios de Hyesoo mientras acomodaba las mantas en el suelo. Una vez envuelta, no pudo evitar sentir que de verdad, quizás todo podría solucionarse.

 Una vez envuelta, no pudo evitar sentir que de verdad, quizás todo podría solucionarse

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𝚃𝚎 𝚟𝚎𝚘 𝚎𝚗 𝙿𝚊𝚛í𝚜 - 𝙱𝚊𝚗𝚐 𝙲𝚑𝚊𝚗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora