El sol estaba alumbrando el frondoso ambiente veraniego, en el cual, Carmelia estaba posando.
Resulta que escapó para buscar el amor de su vida, convirtiéndose así en una escapista profesional.
Pasó por varios lugares ayudando en lo que fuera a cambio de obtener estadía, y así fue por un buen tiempo. Pero, en una tarde romántica de Agosto, con el cielo tornándose morado y anaranjado, sucedió lo que ella menos imaginaba en su mente.
Ella encontró, a la persona que resolvería su duda inquebrantable. Una nueva etapa para ella había llegado.
Los ojos de Carmelia no paraban de mirar a aquel chico de cabello largo y castaño. Sentía que algo raro había en él. Aún así, decidió acercarse.
—H-hola. -Dijo nerviosa y apresuradamente.
—Hola, un gusto... -Dijo un poco confundido.
La situación fue obviamente incómoda, ya que no se conocían y venían de mundos distintos. Vagaban en sus propios pensamientos, intentando buscar el sentido a todo.
Charlaron por unos diez minutos y después se retiraron. Quedaron en volver al mismo lugar, a la misma hora.
Carmelia, recostada en una cama, empezó a preguntarse tantas cosas sobre ese chico que no sabía qué hacer con su vida. Estaba tan pérdida como una polilla de prado en una carretera.
La tarde estuvo un poco fría y apagada, por lo que ella decidió agarrar sus cobijas y meterse en las sábanas de la cama. Ella sentía que su cuerpo necesitaba moverse más, pero el frío no permitiría aquel deseo.
Al cabo de un rato, Carmelia se durmió pensando en el mañana.
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La Chica de los Girasoles
PoetryUn libro que narra la historia de una jovencita, cuya misión es triunfar en cada paso de su vida dando lo mejor de ella.