Capítulo 1, Parte 2 - Un extraño sentimiento

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Carmelia ya dentro del salón de clases, con todos sus compañeros, la puerta comienza a abrirse, notificándonos de que la profesora había llegado.
Ella, comenzó a presentarse:

—Buenas tardes queridos estudiantes, Tomen asiento.

—Me llamo Abdalú Perez, un gusto en conocerlos mis queridos alumnos -Dijo de manera bastante alegre y tranquila, al frente de la gran pizarra blanca.

Todos, incluida Carmelia, quedaron atónitos con el gran espíritu de la profesora Abdalú: una cálida bienvenida llena de rosas estaba rodéandola en cada instante que pasaba.

—Muy bien queridos señores y señoritas, ahora, por favor, saquen una libretita y anoten lo que tienen que traer para la próxima clase.

Pasaron treinta o cuarenta minutos, y todo había terminado. 

Carmelia tenía anotado todo lo que debía traer par la siguiente clase, lo cual significa que no tendrá que preocuparse por preguntar cosas típicas como:
¿Qué había que traer para el viernes? ¿Qué color dijo? ¿Le entendiste? ¿Cuántas hojas eran?

A Carmelia no le gusta que sus compañeros le hagan ese tipo de preguntas. 

—Demonios, ¿por qué no pueden memorizarlo si quiera? O al menos lo hubieran anotado. -Dijo ella con un tono enojón pero no tan alto.

Son cuarto para las doce, llegó la hora de conocer al profe de Lengua y Literatura.
Él, tan educado y caballeroso, se adentró en el salón sonriendo y diciendo:

—Buenas tardes queridos estudiantes.

—Buenas tardes licen. -Dijeron todos los presentes.

—Gracias, por favor, tomen asiento.

El licenciado se dirigió al escritorio, se sentó y empezó a hablar:

—Bueno chicos, ¿cómo se encuentran el día de hoy?

—Bieen licen. -Dijo un compañero de manera relajada.

—Mal licen. -Dijo aquel niño de la fila de enfrente de Carmelia.

Entre risas y palabras, el licenciado se toma un momento para explicar algo importante:

—Bueno chicos, antes de empezar con las clases, voy a presentar como es debido. 

El profesor procede a pararse y mirar a su público.

—Me llamo Gálit, Gálit Romero. Desde ahora, seré su tutor y profesor de Lengua y Literatura. Espero que se comporten bien, que hagan caso cuando se manden tareas, y que , sobretodo, matengan el debido respeto hacia sus compañeros. -Dijo de una manera bastante tranquila pero seria.

Por alguna extraña razón, Carmelia empezó a tener un mal presentimiento. Ella en el fondo, sabía que algo malo le ocurriría. Su corazón se aceleró un poco y empezó a temblar.

—Oh no, no otra vez... -Decía Carmelia en su cabeza.

Sus ojos se nublaron un poco, y su voz se fue cerrando hasta no poder hablar. Resulta que estaba sufriendo de ansiedad; ella no es buena para hablar en frente de otros.

La Chica de los GirasolesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora