Carmelia ya dentro del salón de clases, con todos sus compañeros, la puerta comienza a abrirse, notificándonos de que la profesora había llegado.
Ella, comenzó a presentarse:—Buenas tardes queridos estudiantes, Tomen asiento.
—Me llamo Abdalú Perez, un gusto en conocerlos mis queridos alumnos -Dijo de manera bastante alegre y tranquila, al frente de la gran pizarra blanca.
Todos, incluida Carmelia, quedaron atónitos con el gran espíritu de la profesora Abdalú: una cálida bienvenida llena de rosas estaba rodéandola en cada instante que pasaba.
—Muy bien queridos señores y señoritas, ahora, por favor, saquen una libretita y anoten lo que tienen que traer para la próxima clase.
Pasaron treinta o cuarenta minutos, y todo había terminado.
Carmelia tenía anotado todo lo que debía traer par la siguiente clase, lo cual significa que no tendrá que preocuparse por preguntar cosas típicas como:
¿Qué había que traer para el viernes? ¿Qué color dijo? ¿Le entendiste? ¿Cuántas hojas eran?A Carmelia no le gusta que sus compañeros le hagan ese tipo de preguntas.
—Demonios, ¿por qué no pueden memorizarlo si quiera? O al menos lo hubieran anotado. -Dijo ella con un tono enojón pero no tan alto.
Son cuarto para las doce, llegó la hora de conocer al profe de Lengua y Literatura.
Él, tan educado y caballeroso, se adentró en el salón sonriendo y diciendo:—Buenas tardes queridos estudiantes.
—Buenas tardes licen. -Dijeron todos los presentes.
—Gracias, por favor, tomen asiento.
El licenciado se dirigió al escritorio, se sentó y empezó a hablar:
—Bueno chicos, ¿cómo se encuentran el día de hoy?
—Bieen licen. -Dijo un compañero de manera relajada.
—Mal licen. -Dijo aquel niño de la fila de enfrente de Carmelia.
Entre risas y palabras, el licenciado se toma un momento para explicar algo importante:
—Bueno chicos, antes de empezar con las clases, voy a presentar como es debido.
El profesor procede a pararse y mirar a su público.
—Me llamo Gálit, Gálit Romero. Desde ahora, seré su tutor y profesor de Lengua y Literatura. Espero que se comporten bien, que hagan caso cuando se manden tareas, y que , sobretodo, matengan el debido respeto hacia sus compañeros. -Dijo de una manera bastante tranquila pero seria.
Por alguna extraña razón, Carmelia empezó a tener un mal presentimiento. Ella en el fondo, sabía que algo malo le ocurriría. Su corazón se aceleró un poco y empezó a temblar.
—Oh no, no otra vez... -Decía Carmelia en su cabeza.
Sus ojos se nublaron un poco, y su voz se fue cerrando hasta no poder hablar. Resulta que estaba sufriendo de ansiedad; ella no es buena para hablar en frente de otros.
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La Chica de los Girasoles
PoetryUn libro que narra la historia de una jovencita, cuya misión es triunfar en cada paso de su vida dando lo mejor de ella.