Habían pasado tan solo un par de semanas pero eso no detuvo que las cosas cambiaran radicalmente,con tanta rapidez que aún no podía procesarlo todo.
Para empezar el acontecimiento que más impacto su vida los últimos días,su pelea con Mauro.
¿Cómo había sucedido?,pues fácil,cada uno tenía tantas cosas en la cabeza acerca de los problemas familiares y demás que terminaron explotando contra el otro.
Aunque a decir verdad Matías se sentía un poco culpable ya que bien sabía últimamente había estado tan ocupado en sus propios pensamientos que había dejado totalmente de lado que Monzón también tenía la necesidad de desahogarse a veces,y más cuando a él era al único que le tenía la suficiente confianza para contarle ese tipo de cosas.
Y tal parecía que todo iba mal pero no era así,por más irónico que sonara al mismo tiempo que la distancia con Mauro comenzaba a aparecer al mismo tiempo llegaba una persona que cuando vincularon su primer conversación jamás imaginó llegaría a marcar una etapa en su vida.
Aquella chica tan descuidada y cínica que no le interesaba lo que dijeran de su persona,con el cabello corto pero de un rubio sedoso,con una hermosa figura que dejaba ver todos los días al ponerse unos short's de mezclilla bastante cortos y top's de distintos colores,los cuales hacían que todas las miradas se posaran en nadie más que en ella además de que su manera de caminar moviendo exageradamente sus anchas caderas no permitían que los ojos de los de su alrededor fueran guiados a otras cosas.
Aquella chica había puesto su mundo de cabeza desde el primer minuto,haciéndolo hacer cosas que jamás imaginó tendría el valor de hacer,como por ejemplo robar el preciado bote de su padre y estrellar el mismo contra el muelle en el cual curiosamente trabajaba Monzón cargando gasolina después de que el restaurante familiar ardiera en llamas.
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Y ahí estaba Mauro con un dolor de cabeza terrible debido al fuerte llanto del bebé,Ariana era su nombre,había nacido hace un par de meses después de varios días en los que las contracciones de Melanie no habían parado ni un segundo,con la camioneta descompuesta no pudieron llegar muy lejos así que había terminado por nacer en la casa de los Spallati con ayuda de la abuela de Ashley.
Se dirigió a la cocina con pesadez tomando un biberón y abriendo la gran lata de leche en polvo que estaba en alguna parte de la desastrosa barra.
No veía el momento en que su hermana cruzara por aquella desgastada puerta para que la bebé se volviera su problema,y no,no mal entiendan,no es que no quisiera a su sobrina solo que los niños no eran lo suyo.
Agito el biberón para que la leche se mezclará con el agua y después de comprobar que estuviera a una temperatura adecuada volvió a subir las escaleras en dirección al cuarto del que provenían los lloriqueos.
Una vez dentro tomo a la bebé en brazos para comenzar a alimentarla,mientras lo hacía comenzó a meserla en brazos y a caminar por la angosta habitación,en un momento salió al pasillo observando como la puerta de la habitación de su madre se encontraba levemente abierta,sin dudar se acerco para asomarse un poco,al meter la cabeza lo único que vio fue a su madre mirando fijamente la ventana mientras de su boca salían balbuceos irreconocibles,mordió su mejilla interna saliendo y cerrando la puerta en su totalidad.
-Creo que los únicos cuerdos aquí somos nosotros- Bromeó mirando a la pequeña que ya se había terminado el líquido del biberón-
Unos minutos después la pequeña cayo en los brazos de morfeo a lo que Mauro se acercó a la cama dejándola acostada con delicadeza,se quedo mirándola unos segundos y acarició su mejilla con su dedo pulgar.
-Que linda eres cuando no estás llorando-
Apago la luz y salió.
Una vez abajo tomo asiento en el sofá color café que reposaba en la sala,y sin querer los recuerdos inundaron su mente.
Eran variados,con su familia,amigos,de su infancia,momentos felices.
Y claramente llegaron los que eran con él,la mayoría eran felices,reían,jugaban,paseaban,realmente podían opacar sin dificultad los malos,los tristes,aquellos que podían ser contados con los dedos de una mano,todos grabados a fuego en su memoria.
Y los amaba,amaba recordarlo,antes lo hacia,ahora solo quería borrarlos.
Eran recuerdos que lastimaban,que ardían,que quemaban,que dolían,que mataban.