Los días pasaban y la idea de hipotecar la casa crecía mucho más dentro de la cabeza de la mayor de los hermanos Monzón.
Las deudas seguían acumulandose y el dinero ya no rendía,tenían que buscar una salida rápido.
Mauro estaba preocupado y frustrado,la enfermedad de su madre empeoraba y los doctores habían mencionado que si seguía así la idea más viable sería internarla en una clínica.
Y eran tantas las cosas que rondaban su cabeza que creía en cualquier momento iba a explotarle.
Los últimos días también había estado evitando no solo a Matías sino también a Ribba,no le daba la cara para mirar a ninguno.
Aunque lo de Spallati estaba matándolo.
Tarde o temprano tendría que enfrentarse a él y no tenía idea de cómo lo miraría a los ojos sin tirarse a llorar de la culpa que sentiría,además cabe aclarar que ésta había estado empeorando ya que durante varios días había recibido cartas enviadas de parte del mayor preguntándole si estaba bien o si había cometido algún error en lo que tenían.
"Lo nuestro","lo de nosotros es algo importante para mi".
Esas malditas palabras se habían sentido como dagas directas al corazón.
Levanto la mirada al escuchar pasos y se tensó al mirar como Matías se acercaba con una sonrisa siendo seguido por Daniel y Ashley.
-Mau,tengo que decirte algo-
Llego a su lado y lo envolvió en un cálido abrazo,acción que provocó un temblor en las rodillas del menor.
-¿Qué pasa?- Su mirada se desvió al suelo al sentir los penetrantes ojos de Ribba sobre él-
-Conseguimos que Germán Bailléres venga-
-¿Quién?-
-Es un sujeto que va por el país visitando "casas para huéspedes",ya sabes,y si cree que la tuya es apta puede ayudar con una fuerte cantidad de dinero- Esta vez hablo Leyva con un toque de entusiasmo en la voz-
-Mi casa no es para huéspedes-
-Lo sabemos,pero podemos adaptarla-
-No tengo huéspedes-
-¡Ay Mauro!,de eso nos encargamos nosotros-
Monzón frunció el ceño y antes de poder decir algo Daniel se metió a la conversación.
-Mira,llegaron-
Los jóvenes miraron a la entrada del hogar observando como Bárbara,Jack e Isabel llegaban jugando entre ellos.
Y unos pocos metros atrás estaban los padres de Ignacio con una sonrisa un tanto difícil de descifrar.
El joven se tensó un poco al ver a sus padres tan cerca,habían estado ya bastante tiempo separados que verlos así era raro para él.