Matrimonio por contrato

Cap 20.

Estaba muy cansado que no supe a que hora me quedé dormido, sólo se que había dejado a Min hablando sólo. A la  mañana siguiente empecé a despertar he intente  retirarme un poco pero había algo que me impedía moverme, a lo cual abrí un poco más y volteó a ver y Min me estaba abrazando, la verdad me  dio mucho miedo y por opte por salir de la cama en ese preciso momento.
Me metí a bañar, al salir  Min ya se encontraba despierto.

- ¿Pensé que no estabas? - dijo Min mientras corría un poco las cortinas.

- Me estaba duchando, - Jun empezó a secar su cabello, - y vi que estabas durmiendo, debiste cansarte mucho por mi culpa.

- Nada de eso, me gustó verte feliz, - sonrió, - yo también lo disfrute, me gustó hacer algo nuevo y salir de mi rutina.

- Es bueno cambiar de aires de ves en caundo, no todo tiene que ser rutinario, si se trata de vivir debemos hacer  lo que nos gusta, puede que aya alguien que no se complasca con lo que hacemos pero con que nos guste es más que suficiente.

- Eres una persona muy dulce Jun, aveces pienso que te estoy haciendo daño, y no quiero que por mi culpa hagas cosas que no te gustan.

- Yo lo hago porque necesito encontrar a mi familia, - bajo la mirada, - Pero yo no tengo el dinero suficiente para pagarle a alguien que me  ayude en su búsqueda, es por eso que acepte este trato, por ellos, por que de verdad deseo conocerlos.

- Se que tu más grande anhelo es verlos.

Jun empezó a llorar, y se dejó caer sobre la cama y con la mano intentaba secar sus lágrimas que resbalaban sobre sus mejillas rojizas, Min se conmovió mucho al verlo y se puso a su altura para  abrazarlo y decirle que todo iba estar bien, que el lograría salir adelante, y que contaba con él.

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- Maldita sea, ese par de idiotas ya  se casaron y están de luna de miel, - golpeó el escritorio, - no puedo creer que seas tan inepta y no ayas logrado hacer que Min se casará contigo.

- Yo no tengo la culpa de que  tu hijito sea alguien tan astuto y se diera cuenta de todo.

- Lo que pasa es que eres una inútil, eres la hijita mimada a la que le dan todo a manos llenas.

- Pero tú querías casar a tu único heredero con esta  inútil, - lo encaró.

- Si, lo admito, - se abrocho el sacó mientras rodeaba el escritorio, - pensé que con tus encantos podrías haber hecho que Min se fijara en ti, pero sólo has logrado que te aboresca.

- No entiendo como, - intento encontrar la razón, - todos los hombres a los que quiero caen ante mis pies, todo lo que me gusta logró conseguirlos pero Min no será la ecepción.

- Eso esperó, por el momento no podemos hacer nada ya  que se caso con aquel niñito tonto, hay que dejar que se confíen, que  crean que no habra más  obstáculos en su camino.

- Y... a todo esto ¿caundo planeas pagarme?.

- Muy pronto, espera a que mi hijo y tú estén casados y te pagaré todo.

- Y ¿por qué debo esperar hasta ese momento?.

- Porque Min recibirá un herencia que  le dejo su madre, pero en el testamento hay una pequeño requisito.

- ¿De qué requisito habla?.

- En el testamento mi difunta esposo estipula que Min debe tener treinta años de edad y estar casado.

- Pero ya está casado, - recalcó.

-Si, pero falta  lo más importante.

- Y ¿que es eso tan importante?.