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El accidente había sido el primer día de primavera, donde su esposo murió junto a su hijo, HyunJin, pero Yeji fue la flor que nació de todo el caos.

Su pequeña Princesa tenía las mismas características angelicales que su papá, sus hermosos ojos celestes, cabellera castaña y labios rosados, sin embargo era tan diabólica como su padre.

Apenas empezó a caminar, empezó a golpear a cualquier alma que vagaba por ahí, dando órdenes incoherentes a los demonios a su servicio, pero solo haciéndole caso a su padre. Sin embargo, con los animales era más empática y venebolente. Toda criatura animal tenía más suerte que los humanos sobrevivientes.

JaeBum dejaba que su pequeña asumiera su naturaleza, esto era para ella, para ambos. Esto era suyo.

Mientras tanto, su esposo miraba con pena la maldad en el corazón de su hija, por lo que mantenía a su hermano algo alejado de ella. HyunJin no tenía esa maldad en su corazón.

— no queda un mundo para ella ni para él. — le dijo JinYoung con tristeza a su esposo. — no necesitan disciplina, pero tengo el presentimiento de que ella será mala con su hermano.

— este mundo es para ella, precisamente. — contestó JaeBum, tomando la mano de su príncipe. — esta es su naturaleza.

— es... es mi hija, pero no la quiero cerca de su hermano. — respondió, casi al borde del llanto, apartándose de su esposo. — no me malentiendas. La amo, pero es un peligro para HyunJin.

— créeme, se controlará con el tiempo. — dijo Im. — en la infancia es difícil, pero se controlará.

— ni siquiera puedo darle de mi pecho, me daña cada vez que me acerco a ella. — se quejó. — eres su padre, comprendes su naturaleza, ayúdala a... no lo sé, a buscar su otra naturaleza.

— no la conocerá conmigo, no la heredó de mí. — protestó JaeBum. — debe conocerla contigo. — indicó.

— ¿al menos podrías controlarla cuando yo me acerco? Ella no me conoce. — dijo con tristeza. — es mi hija y no la conozco...

— porque tú no le permites conocerte. Ella te quiere, pero no reconoce tu naturaleza.

JinYoung fue a buscar a su hija. Tenía un rostro angelical, uno que ocultaba su verdadero ser, como en su día lo fue su padre. Trató de tomarla, alejarla de sus juguetes para darle de comer, pero ella empezó a gritar y a patalear, hasta terminar dándole una bofetada y rasguñándole la mejilla de su papá para salir corriendo hacia JaeBum.

El corazón de JinYoung dolió.

A veces, sentía que su niña realmente no lo amaba.

JaeBum lo miró algo apenado, cargando a su pequeña en brazos. Ella no quería a nadie más que no fuese JaeBum o un animal. Se sentía menospreciado.

Ya sin otra opción, fue a ver a su bebé HyunJin. Él le dio un tierno abrazo y se colgó de su cuello, frotando su mejilla con el pecho de su papá. JinYoung se recostó en su cama, dándole de su leche a su bebé.

Por mientras, JaeBum tendría que darle fórmula a su nena.

— debes obedecer a tu papá también. — le dijo Im, aunque su bebé no le hizo caso. — él te ama, pero no soporta que le hagas daño. Debes respetarlo a él también.

— ¡no! — gritó ella enojada. — ¡no lo quelo!

Era una situación lamentable.

Aunque su esposo e hijo hayan muerto, ellos aquí era intocables. No eran simples almas perdidas, sino que los príncipes del lugar. Y aunque amase a su princesa con toda su alma, le pondría sus límites. El anticristo respetaba a Dios y Jesús respetaba a Lucifer, y la jerarquía seguía.

Tomó algo brusco a su hija y la sentó en su cama, apretando sus brazos

— ¡vas a escucharme! — le gritó. — aunque seas la princesa del infierno, yo soy el rey, y como tal vas a respetarme, a mí y a tus reyes. — le impuso, asustándola un poco, aunque eso no lo haría parar. — tengo un esposo. Mi esposo es superior a ti, es tu rey, y es tu padre, y respetarás también a tu príncipe. Estas son las reglas que yo le puse a este lugar, y tendrás que respetarlas. — Ella se mantuvo en silencio. — estás castigada. Vas a quedarte aquí. Yo iré a acompañar a tu papá.

JaeBum salió del cuarto de su hija, encerrándola. Estaba enojado con ella. Fue a su cuarto, junto a su esposo, donde estaba haciendo dormir a su hijo.

— ya hablé con ella. — le dijo en voz baja para no despertar a su hijito. — y... creo que ya es tiempo de que subas. Eres el rey aquí también aquí, y todos deben ver quien es su gobernante.

— BamBam me ha tenido el traje listo desde hace mucho. — comentó, poniéndose de pie para ir a dejar a su hijo a su cuarto. Al volver, se ganó a un lado de su esposo. — quizás... quizás aún no sea tiempo. No lo sé.

— ya es hora. — contestó. — vamos.

JinYoung se metió a su armario y vio el maniquí que tenía el traje que tenía para aquella ocasión.

Cuando JaeBum lo encontró en el infierno, con su hijo, entendió que ahora era parte de ese lugar, y la palabra de JaeBum tomaría fuerzas. Ahora era el Rey indiscutible del infierno, y quizás eso no haya generado mucha emoción, pero sí un conflicto en su interior. Su esposo le dio tiempo, y quizás ya se había acabado.

— ya es tiempo... — murmuró.

JaeBum se puso detrás de él, besando su nuca.

— tengo tu corona desde el momento que llegaste aquí.

— ¿otra más?

— solo las mejores joyas para mi esposo. — respondió, pasando sus manos en su cintura. — larga vida al rey.

JaeBeom vio la tristeza de JinYoung a través del espejo. Él no necesitaba tiempo, no necesitaba joyas y no necesitaba presentación. JinYoung necesitaba su vida y necesitaba el amor de su hija.

Él necesitaba el amor de sus hijos, aunque eso significase que tal vez no podría ser el padre de los hijos de JinYoung.

— no tienes idea de cuánto te amo... — murmuró, depositando el último beso en los labios de JinYoung.

Sumiso Del Ángel [JJPROJECT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora