⁰⁹

207 24 2
                                    

JaeBum lo dejó inconsciente de un golpe, luego cubrió el cuerpo del ángel con una manta de seda roja. Ahora era su ángel. No escaparía, no lo delataría, no lo traicionaría. No viviría sin él. Acarició sus piernas, perfectamente lisas y sin ningún estorboso vello que arruinase su suavidad.

Tomó el rostro de su ángel, observándolo. Estaba aquejado, adolorido, y sentía cómo su corazón destrozado se molía hasta hacerse polvo.

La verdad es el dulce más amargo que comer.

Lo cargó, como si fuese una princesa y lo llevó a su auto, metiéndolo en la parte trasera.

Pobre iluso. Él solo quería darle más tiempo al hombre que quiso, pero ahora estaba a 700 años apartado de su época, enamorándose de alguien que no resultó ser quien él creía, y ser atrapado por el anticristo.

De seguro vio a otras personas que él amo, morir de formas atroces, pero Im le juraría que sería la primera persona en proponerle matrimonio y presentarle algo más que un anillo. Besó su mejilla, sintiendo su aura 

— verás, JinYoung. Yo no puedo ser padre de un bebé, porque mi esperma solo trae muerte. — habló JaeBum. — mataría al doncel de turno, y el bebé nacería muerto. En cambio, tú eres un ser divino, un ángel, que puede portar a mi bebé sin que ninguno sufra el mismo destino.

— ¿por qué no puedes elegir a alguien más?, ¿por qué a mí?

— ese ha sido tu sueño. Tener un bebé entre tus brazos, uno tuyo, porque quieres darle de tu pecho. Que sea tan puro como la nieve, tan hermoso como las rosas y tan fuerte como una montaña. — contestó, acercándose al muchacho. — y tú, estás enamorado. Deja que tu corazón deje de ser servicial, y que empiece a repararse. Te ofrezco una familia, una segura, donde tú seas sagrado, amado y respetado. Que seas el príncipe del infierno junto a mí. — JaeBum tomó una pausa y fue hasta su clóset. Al abrir, se topó con su caja fuerte. La abrió, y sacó una corona dorada con rojo, junto a ella, una daga, con los mismos colores y patrones. Luego, volvió con el chico, acomodando la corona sobre su cabello castaño. — a cambio... debes reinar a mi lado. Deja que tu corazón vuelva a ser feliz...

— pero yo...

— alguien intocable. Tendrás a tu hijo, y todo el mundo te respetará, te notarían. Podrías... ser feliz. Yo te amaría como a ti te gustaría ser amado.

JaeBum hundió su nariz en la mejilla de JinYoung, empezando a respirar de forma pesada. Tomó las piernas del chico, acariciándolas debajo de esa bata de seda tan roja como el vino. Las abrió, luego lo recostó entre las almohadas, tomando su rostro algo brusco, para fundir sus labios en un fogoso beso. Uno candente y deseable.

Ambos estaban desnudos, así que Im escurrió sus dedos hasta la entrada del ángel, mientras que con la otra untaba con lubricante, luego, introdujo un dedo en su interior. JinYoung se apartó, soltando un quejido. Esto era diferente al resto.

— auh... — se quejó, cerrando sus ojos.

— quédate quieto. — alegó, empezando a mover sus dedos al interior del ángel. JinYoung empezó a gemir, sintiendo placer. No dolor, solo placer.

JaeBum lo dilataba a la perfección, haciéndolo sentir placer. Placer puro. Llegó a lo más profundo, llegando a esa parte sensible, en la que JinYoung llegó a sobresaltarse y agitarse.

Empezó a mover sus caderas, buscando más placer por parte de ese ser maligno pudiera darle, y era demasiado. Con un segundo dedo, fue incómodo, pero no doloroso, y siguió con su trabajo, dilatándolo hasta estar listo.

Im tomó las piernas del ángel, acomodándolas a cada costado de su cuerpo y alinear su miembro con la entrada del chico. No esperó, y solo entró de una embestida, sacándole un jadeo a su ángel. Se inclinó sobre el cuerpo más pequeño, quedando frente a frente al rostro de chico. Él estaba agitado, con sus ojos llenos de lágrimas, gimiendo de placer, después... no, por primera vez sentía verdadero placer.

— ¿sabes? —  le hablo JaeBum al oído. — sé que tienes casi 8 siglos, pero solo eres un bebé. Yo he estado aquí desde que la humanidad se deshizo del hijo de su Dios, nací del odio, de la muerte, de la lujuria y la avaricia. Yo ya estaba allí cuando naciste, cuando eras un niño en esa época, y cuando Mark estaba muriendo, y vi lo que te hizo ese ángel. ¿No crees que debiste quedarte en esa época y sufrir solo 40 años más?, ¿por qué proteger a tantas personas en épocas que no eran tuyas? 

— ya basta de dolor. Merecen algo mejor. — gimió, rasguñando la espalda del hombre. — ¿por qué quieres esto?

— porque te deseo. — gruñó, mordiendo la piel del cuello del chico, sacándole un fuerte gemido. — el mundo ya no merece una segunda oportunidad, y ni siquiera tengo que hacer algo para destruirlo, están haciendo el trabajo sucio por ellos mismos. Si me voy o no, no habrá diferencia, incluso esas mierdas que proclaman el nombre de Dios hacen más daño que yo. 

— ¿por qué yo? — aunque hiciera esas preguntas una y mil veces, nunca terminaría de entenderlo. Por qué él. — ¿por qué un bebé?

— porque veo todo ese dolor, veo todos esos sueños, las cenizas de un corazón roto. No eres débil, pero lo que queda de tu humanidad te hace tan diferente y apetitoso. — le respondió, empezando a mover sus caderas de forma más bruta y brusca, oyendo los gemidos más altos y lujuriosos de su ángel. — quiero darte ese hijo que deseabas, esa familia que te prohibieron, complacer todas esas fantasías que tienes, pero debes ponerte la corona a mi lado.

JinYoung dejó de hablar, de hacer esas preguntas que poco le importaban a JaeBum, y se dedicó a sentir placer, entregarse a la lujuria, tomando el rostro del Anticristo, de la semilla maldita para darle un fogoso beso, lleno de deseo y dedicándose a ser feliz.

JaeBum tomó las piernas del ángel y lo acomodó sobre su regazo, empezando a penetrarlo, dándole profundas embestidas, sacándole dulces gemidos, llenos de placer, y corrientes de satisfacción complacían al malvado ser al oír gritar a JinYoung su nombre.

Ahora, JinYoung volvía a ser un mortal, renunciaba a seguir siendo el esclavo de ese perverso ángel, y ahora era suyo, estaba bajo su yugo. 

El cuerpo del castaño brilló por el sudor, con sus labios entreabiertos, hinchados y rojizos, su espalda arqueada y sus ojos cerrados, sintiendo su primer orgasmo.

JaeBum tomó la corona otra vez y la acomodó en la cabellera de su pareja, mirándolo con éxtasis cuando llegó a su orgasmo. El cuerpo de JinYoung había tomado un tono rosado, con su respiración agitada y sus hermosos labios babeando del placer. 

Terminó recostando a su ángel y le dio fuertes embestidas, hasta correrse en el interior del muchacho, llegando al orgasmo dentro de él, llenándolo. Se quedó en su interior varios minutos, hasta que salió de su interior, luego observó detenidamente a su príncipe. 

— su alteza.

Tomó unas copas de champaña y se sentó en la cama. Tomó la daga y se cortó la muñeca, dejando que su sangre cayera en la copa. JinYoung quedó asustado, cubriendo sus labios con temor.

— bébelo. — le ordenó, pero no esperó a que el ángel cediera, solo lo tomó de sus mejillas y las apretó, abriendo su boca, y le hizo beber su sangre.

JinYoung pestañeó extrañado. El sabor de su sangre no era malo, ni metálico, ni mucho menos, era de un sabor dulce y adictiva, pero era extraño, así que lo apartó, pasando el dorso de su mano sobre sus labios para limpiarse.

— ¿para qué es...?

— para marcarte como mío. — respondió, limpiando con la misma sábana su herida. — ya no eres un angelito para los necesitados, ahora eres mi ángel personal, hasta que te cases conmigo.








-----

Capítulo doble por el atraso

Sumiso Del Ángel [JJPROJECT]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora