Capítulo 9: Destrucción Y Ceniza

1.7K 143 15
                                    


—*Bostezo* Buenos días Asia, Kiryū—

—Ise-san, buenos días—

—Hyōdō-san— saludaba como de costumbre a mis dos amigas en el salón... estaba algo cansado por unos motivos que mencionaré más adelante.

—¿Y a ellos que les pasó?— dejando mis ganas de dormir para la clase, señalé a Matsuda y Motohoma, pues tenían vendajes en casi todo el cuerpo... quienes sean los que los hayan golpeado, se excedieron.

—Lo de siempre— la respuesta de Kiryuu fue suficiente para mi... un suspiro fue lo único que salió de mi boca y procedí a desplomarme en mi butaca.

Solo han pasado dos días desde que Asia obtuvo a su familiar Rassei; en ese periodo de tiempo, los chicos me avisaron que un bonus por nuestra victoria sobre Kaichō sería que nos prepararían udon de la manera tradicional, de paso descubrí la pasión que tenían los Gremory por este platillo.

Como por ejemplo, la masa debe estar perfectamente distribuida o que el grueso del udon tiene que ser perfecto, aunque por querer hacerlo más único Sona aplicó magia en mitad de la preparación, pero Asia se tropezó y la distrajo por accidente, trayendo como resultado udon vivo y muy pervertido... lo único que diré fue que estuvo delicioso.

Y hablando de Sona, después de mi metida de pata durante el juego entre el Club de Ocultismo y el Consejo Estudiantil, tuve la plática que acordé con ella ayer y más que charla parecía un interrogatorio, ya que los conjuros que contenía el libro que "leí" resultaron ser de alto calibre... por suerte, ella tenía conocimiento de mi supuesto nivel de magia, así que no fue tan difícil convencerla de que mis acciones fueron por mera curiosidad.

Lo que ya no fue divertido, es que estuve persuadiéndola por cuatro horas seguidas, y como la charla fue después de que todos se fueran de la escuela... ya eran las 10:00 de la noche cuando finalmente me dejó ir.

Al menos ella diseñó un círculo de teletransporte especial para que llegara a casa más rápido... que bien que le avisé a mis padres que llegaría tarde por un trabajo que tenía en el club, así que el regaño por tardarme más de lo que premedité no fue tan intenso.

De nuevo al presente, es un día más en la Academia y no era sorpresa para nadie ver al par de calenturientos con unas cuantas heridas... pero esta vez hubo alguien que explotó y los que siguieron las acciones del primero no tuvieron ni una pizca de compasión al golpearlos; aunque lo que hagan no sea muy respetuoso, eso no justifica las acciones de los responsables.

—Buenos días, Hyōdō-kun— esas palabras fueron dirigidas hacia mí por Murayama que estaba acompañada por Katase... aún me cuesta asimilar que ellas me hablen así de casual cuando originalmente las espiaba en los vestidores al menos una vez al día.

—Hola chicas— regresé el gesto sin mucha importancia... entonces tuve una hipótesis de los posibles culpables y me senté bien en mi asiento —Esperen, por casualidad, ¿saben que le pasó a Matsuda y Motohoma?—

—No, pero recibieron su merecido— la dura declaración de Katase me sacó de cuadro... yo creía que los descubrieron otra vez haciendo de las suyas y esta vez usaron bates con clavos en vez de espadas de bambú para apalearlos —Los pervertidos son de lo peor—

—Entonces si no fueron ustedes, me preguntó quien pudo ser...— de nuevo dije lo que pensaba y lo suficientemente fuerte para ser oído por ellas.

—¡Ey! ¿Nos tomas por unas salvajes?— Murayama me reclama indignada... al menos reconoce que esta vez alguien si cruzó la raya.

—¿Les digo la verdad o seguimos siendo amigos?—

—...¡Hmph!— y como si fuesen la copia de la otra, ambas se fueron con los brazos cruzados y murmurando cosas que ni me moleste en escuchar.

Futuro CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora