Prólogo: Un Presente Apocalíptico

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Los planes que tiene el universo para todo son totalmente impredecibles, puede que sea el día más feliz en la vida de alguien para que de un instante a otro, todo lo que conoces y amas se desvanezca ante tus ojos...

Eso le pasó a millones en el fatídico día en que el que estalló una guerra de enormes proporciones que amenazaba con traer el Apocalipsis junto con la revelación de que todo lo sobrenatural era real... ángeles, demonios, ángeles caídos, dioses de antiguas mitologías quedaron expuestos ante el ojo humano.

Guiados por el miedo, la humanidad en un principio atacó a esos seres "malvados" pensado que eran el enemigo, cuando el verdadero mataba a miembros de ambos bandos por igual... llegando a la conclusión de que combatir contra aquellos individuos sería una batalla sin sentido, decidieron dejar de lado sus diferencias y centrarse en un adversario en común.

Rizevim Livan Lucifer, acompañado por su organización criminal, la Khaos Brigade, habían iniciado un conflicto que solo dejaría destrucción y muerte en su camino. La Alianza Bíblica junto con los humanos peleaban sin cesar contra los terroristas y afiliados, llegando a un punto donde los dos grupos estaban al límite, ninguno lograba ganar ventaja.

Por ello todo se decidió en un último enfrentamiento, en el que la Alianza, o lo que quedaba de esta, salió triunfal... pero la victoria dejó un sabor amargo, es cierto que vencieron, pero a costa de la muerte de billones, y los que sobrevivieron sabían que era cuestión de tiempo para que tuviesen el mismo destino.

A partir de ahí, se llegó a una cruda realidad: era imposible reconstruir el mundo, la rotación del planeta se alteró, la tierra estaba ácida, los mares estaban desiertos y especies enteras se extinguieron junto con muchos otros factores.

Los pocos sobrevivientes, como habían predicho, murieron por la pésima condición del lugar... excepto por uno que no corrió con la misma suerte.

En un lugar gris y desolado, se podía ver la silueta de un hombre joven caminado con ayuda de un largo bastón, tenía ojos color miel, cabello castaño un poco desarreglado y con una pequeña cola de caballo, al igual que una cicatriz vertical en su ojo derecho, se le calculan unos 23 años de edad.

También traía puesto un abrigo beige, playera y pantalones cargo cafés, todos bastante desgastados, unos goggles de moto cafés y una bufanda del mismo color, pero lo que mas sobresalía era que en su brazo izquierdo, se podia ver un guantelete carmesí con orbes esmeralda adornado con picos dorados y unas runas de varios tonos que rodeaban la joya.

Se ve como la gema se ilumina y de esta se oye una voz.

—[Por lo que veo no hay nada, ¿cierto?]— dijo la voz.

—Si Ddraig, al parecer no quedó ni siquiera un pequeño rastro de vida existente— contestó el joven al ser identificado de nombre Ddraig, quien se acercaba a una motocicleta todoterreno con varias modificaciones para el ambiente.

—[Socio, sabes bien que "eso" lo aniquiló todo, no entiendo qué buscas]— dijo quejándose duramente el ente dentro del guantelete con su portador.

—Y también sabrás que quiero ver si aún hay algo que pueda salvar de aquí antes de ir con él, pero no...— reprochó el castaño al guantelete un poco desanimado, mientras encendía su moto —...No hay nada—

—[Bueno, al menos no eres terco como para no reconocerlo]— bromeó un poco el ser, recibiendo una pequeña risa de su amigo —[Si ya terminamos aquí, es mejor que nos pongamos en marcha]—

—Tienes razón— dijo el hombre al mismo tiempo que el vehículo se ponía en marcha.

En eso, avanzaron un buen rato hasta que el castaño se dirigió a una carretera para que poco después, se puedan observar unas extensas ruinas, muchos edificios y autos que estaban sufriendo el inevitable paso del tiempo, pero sorprendentemente los cambios eran mínimos.

Futuro CarmesíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora