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Flor que da fulgor

Con tu brillo fiel

Vuelve el tiempo atrás

Volviendo a lo que fue...

A lo que fue...

El joven rubio abrió los ojos, despertando repentinamente y dando un jadeo, pero no sin toser al instante dado a la gran y anormal cantidad de aire que recibió al hacer esto.

―Ey, con calma. No hagas más esfuerzo del necesario.―

Sorprendido por escuchar aquella voz tan conocida para él, volteó a su derecha, haciendo que su mirada se encontrara con la de ella.

Donella.

―Don, ¿Qué...? ¿Qué estás haciendo aquí?― preguntó realmente confundido por verla, su presencia aquí era riesgosa para la misión...

Espera un segundo ¿Dónde estaba? Acaso no era esta... ¿La enfermería? Además, ahora que lo notaba, su cabello estaba más largo que de costumbre ¿Ya llevaba tiempo en éste lugar? ¿Cuánto con exactitud había pasado? Lo último que recordaba era...

Oh no. Varian.

Estaba en problemas. Necesitaba asegurarse de que estaba bien ¿Dónde estaba él ahora? Tenía que...

Un punzante dolor proveniente de su brazo derecho provocado al intentar impulsarse con éste para así ponerse de pie lo detuvo. Sosteniéndolo, pudo notar que estaba cubierto por múltiples vendajes.

La mujer que le hacía compañía puso una mano en su hombro y le dio un leve impulso para que volviera a recostarse.

―Te dije que no hicieras esfuerzos.― lo reprochó ―Aún estás demasiado débil. Fue casi un milagro que despertaras.―

―¿Qué? ¿A qué te refieres? ¿Cuánto tiempo ha pasado desde que perdí la consciencia?― el rubio seguía ignorante de la situación en la que estaba y en la que se había encontrado.

―¿Qué es lo último que recuerdas?― cuestionó la mujer, deseando saber que tan cierto había sido el periodo en coma del que los médicos le habían informado.

El muchacho desvió la mirada, intentando disimular la vergüenza que le provocaba a sí mismo el recordar lo último que se había atrevido a hacerle a Varian.

―Hice lo que me pediste. Llevé al objetivo fuera del palacio.― tomó ese tono inexpresivo que solía usar cuando deseaba ocultar sus verdaderas emociones.

Así que era cierto. Donella ahora volvía a comprobar que el estado crítico en el que había encontrado a su aprendiz no había sido para nada una exageración.

―Hugo, han pasado cuatro meses desde aquel incidente...―

. . .

El Ingeniero Real se encontraba en un estado crítico. Uno de los peores casos que ella en su oficio como médico hubiera visto con anterioridad.

Marie era la médico en jefe del palacio real de Corona, una mujer gentil que buscaba ayudar a otros con los avances de la medicina y que, en aquel instante, se encontraba bastante consternada debido a su más reciente paciente: Habían pasado días desde de que le fue traído el joven dignatario de Ingvarr en un estado casi funesto; de haberlo atendido unos minutos más tarde, quizás ya no hubieran podido hacer nada por él. Por suerte, con la aplicación de la medicina moderna y con un ungüento reciente que le permitía a un paciente inconsciente mantener una respiración constante si se le aplicaba cada cierto tiempo, lograban mantenerlo con vida a la espera de que finalmente despertara de aquel terrible coma en el que se encontraba.

La Parte Final de la HistoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora