IV

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―Ha pasado tiempo ¿No lo crees?―

Varian simplemente se limitó a observar atónito al chico rubio frente a su celda; incrédulo, sin decir palabra.

Ante esto, Hugo se aclaró la garganta y sacó un clip de uno de sus bolsillos, comenzando a tratar de hacerlo encajar en la cerradura de las rejas mientras continuaba hablando:

―Sé lo que vas a decir: Me tardé bastante. Ya sé que quizás pude llegar un poco antes, pero supongo que mejor tarde que nunca ¿No?― intentó aligerar el ambiente sonriendo de manera nerviosa; no se atrevía mucho a mirar a Varian directamente, no sabía ni qué decir en realidad.

El pelinegro lo observó con un claro y profundo desprecio en su mirar: Ese cretino. Después de todo lo que se hubo atrevido a hacerle. Después de dejarlo sin nada y hacer de su vida una miseria... ¡¿Se atrevía a dirigirle la palabra como si nada hubiera sucedido?! Sólo mira la estúpida expresión de su rostro. Con esa misma sonrisa suya. Esa sonrisa tan despreocupada y petulante, sin ningún tipo de vergüenza; en su lugar prefiere hacer un ridículo chiste para "romper el hielo", como si de una conversación entre amigos se tratara...

―¿Acaso me tomas por estúpido?― soltó sin tratar ni un poco de ocultar su desdén.

―¿Qué?― el rubio forzó su sonrisa aún más incómodo que antes, dejando de hacer lo que estaba intentando lograr.

Varian soltó una carcajada irónica que sólo aumentó la incomodidad del otro, si no es que le diera un poco de escalofríos por lo antinatural que esta se había escuchado.

―Oh... No sé. Dímelo tú.― el pelinegro ladeó su cabeza, imitando la evasión del rubio a la pregunta con una falsa sonrisa, sólo que la suya se retorcía en un profundo sarcasmo.

Hugo sabía bien a lo que Varian se refería, sin embargo, no sabía cómo contestar... Pero, aún si dicha reacción por parte del pelinegro hubiera sido hostil y algo incómoda, Varian tenía todo el derecho de estar más que molesto con él... No podía seguir actuando como si nada hubiera pasado. Como si él no hubiera echado todo a perder...

Finalmente dio un suspiro, dejando de lado su falsa sonrisa y sus intentos por romper la muralla de hielo que él mismo había formado con sus acciones.

―Varian, escucha: Sí. Sé que cometí un grave error contigo. Sé que lo arruiné y sé lo que probablemente estés sintiendo...―

―¡Oh! ¿Así que sabes lo que estoy sintiendo?― el intento de disculpa de Hugo fue abruptamente interrumpido por la voz aún sarcastica de Varian ―Dime: Si conoces taan bien mis sentimientos, entonces sabes lo que he de sentir por ti en éste momento ¿Hm?―

Al decir esto el pelinegro intensificó su falsa sonrisa.

El rubio no se atrevió a contestar.

Tampoco era como si supiera qué responder. Aún así, intentó retomar su previa disculpa.

―Varian yo...― empezó a decir sólo para ser cortado secamente por el mencionado con un movimiento de sus manos.

―Ah, ah. ¿Acaso no reconoces una pregunta retórica cuando la oyes? ¿Acaso crees que me importa la mentira que tengas que decir?― mientras decía esto, se levantó de la dura cama donde se había encontrado sentado, dando un paso al frente de las rejas mientras formulaba con aún más emoción sus preguntas ―¿Acaso tienes una lo suficientemente buena para pensar en que pueda creerte? ¡¿Acaso crees que soy tan estúpido para volver a creerte?! ¡Y además...!―

Un pequeño objeto en el hombro del rubio que, por instinto había dado un paso hacia atrás ante la hostilidad, desvió su atención.

―¿Qué se supone que es eso?― cuestionó secamente, bajando el tono pero sin apartar su mirada del dorado objeto frente a él.

La Parte Final de la HistoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora