Capítulo 1 (corregido)

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Todo empezó hace tres meses... Bueno, aunque si soy sincera, comenzó generaciones y generaciones atrás, pero sería demasiado largo si lo contara año por año y sin experiencia propia.

Hace tres meses me desvelaron hechos que nunca creí que fuesen posibles... sucesos que solo había leído en los libros que amaba...

Pero era real, es real y cruel.

El mundo no es tan fácil como lo pintan y esta es la historia. La historia real de Lily Jones.

MI HISTORIA.

Hace tres meses...

—Vamos Lily, vas a llegar tarde —dice mamá desde el piso de abajo.

Miro la hora y veo que quedan 20 minutos para que empiecen las clases. Corriendo me doy una ducha y me pongo mi uniforme, falda de cuadros negros y azules, camiseta blanca y americana negra con los bordes de las solapas azules y el logo del colegio.

Recojo mi largo cabello azabache en una cola alta y bajo a desayunar.

—Buenos días, señorita Lily —dice Alberto, nuestro mayordomo.

Como os podéis imaginar, vivimos en una mansión ENORME por el trabajo de papá y mamá. Trabajan en una gran multinacional, de la que nunca han querido entrar en muchos detalles delante de mí, pero se podría decir que somos millonarios, al igual que todos los compañeros de mi colegio.

—Buenos días, Alberto —desayuno lo más rápido posible y voy corriendo a reunirme con mis mejores amigas, Kate y Marta.

—Tenemos chisme del bueno —dice Marta sin siquiera saludarme.

—¿De qué se trata? No me digáis que es otra de esas fiestecitas del té que hacen nuestras madres...

—Nop, ¿te acuerdas de que la casa de tus vecinos estaba en venta? —dice Kate.

—Eh... sí, claro.

—Pues ya no, vas a tener nuevos vecinos. Y Marta y tú sobre todo los conocéis muy, muy bien —dice Kate subiendo a la limusina para ir al colegio.

—¿Quiénes son? No me dejéis con la intriga.

—Erik Miller —responden las dos a la vez —y vendrá a clase con nosotras.

Siento que me iba a dar algo, no por favor, él no.

Oh sí, él sí.

Calla conciencia estúpida.

Bueeeenooo... pero como nos hemos levantado hoy, pequeña Lily.

Cállate, por lo menos deja que lo asimile...

Os cuento por qué me pongo tan, tan nerviosa con ese nombre.

Conozco a Erik desde que nacimos. Prácticamente desde antes de nacer. Nuestros padres, abuelos, bisabuelos... Han sido amigos por años y años y las familias siempre han estado unidas y, por ende, nosotros también. De igual manera ocurre con Marta, que congeniamos al instante y con Alex, otro amigo, con el que también me llevo muy bien. Pero con Erik es diferente.

Él es... como le podría describir... él es ¿diferente? No lo sé, pero no terminamos de llevarnos bien. Siempre hemos hablado lo imprescindible. Sin embargo, las últimas veces que lo vi, más o menos hace unas tres semanas, estaba... cambiado, empezó a hablar más conmigo. Ya no sólo hablaba con Alex o con los padres, pero igualmente me sigue cayendo mal.

Quiere llamar la atención, es MUY presumido y con el ego por las nubes. Creo que ha quedado claro que no le trago.

Y aquí estamos, ahora vecinos y compañeros de clase. Nos vamos a ver todos los días... ¡Qué suplicio!

—Ey Lily —despierto de mi ensueño cuando veo que la mano de Kate se agita delante de mi cara —parece que estabas en otro mundo.

—Perdón, ¿qué decías?

—Que Alex también se muda y vendrá a clase con nosotras.

—Ah que bien —digo con cansancio... aunque por lo menos estaría él para relajar un poquito el ego de su mejor amigo.

Bajamos del coche y vamos a clase. Tercer trimestre allá vamos.

Entramos en clase y como siempre, vamos a nuestros sitios asignados por la profesora. De dos en dos, yo en penúltima fila, Kate delante de mí y Marta detrás.

Estamos hablando tranquilamente sobre las vacaciones de Semana Santa, cuando empieza a llegar gente.

—Buenos días a todos —entra la profesora Fox —hoy tenemos dos nuevos integrantes en clase, Erik Miller y Alex Austin.

Toda la clase empieza a murmurar y las miradas se dirigen a Marta y a mí.

Todo el mundo nos conoce a los cuatro como los hijos de los creadores de una de las empresas más importantes del país.

—Silencio, sé que es extraño que empiecen en el tercer trimestre de 4 de ESO, pero se acaban de mudar. Me encantaría que pudiéramos incluirles muy bien. Ahora, por ejemplo, señor Austin se puede sentar al lado de la señorita Marta Bloom y señor Miller se puede sentar al lado de la señorita Jones.

Exacto, genial, Erik a mi lado. Lo mejor de lo mejor sin duda.

Muy bien, por una vez estamos de acuerdo en algo, querida Lily. Erik se va a sentar a nuestro lado. Venga vamos a atusarnos un poco el pelo, tenemos que estar perfectas.

Querida conciencia, era sarcasmo, sentarnos al lado de Erik, es horror elevado al cuadrado o al cubo o a todo lo que se pueda elevar.

—Ey, ¿qué hay Lils? —me saluda Erik.

¿Acabo de oír bien? ¡Nos ha llamado Lils! ¿Nos morimos? SÍ NOS MORIMOS, CONFIRMADO.

¿No se supone que mi conciencia debe estar de acuerdo conmigo y no ir por libre?

—Vamos a empezar la clase... —dice la profesora Fox.

Y así empieza la historia de mi vida, con las horribles matemáticas. 

Lily, simplemente ellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora