Cita 1

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"Estos días con todo lo ocurrido y la conmoción, he estado demasiado irritada, lo siento mucho hermano. Se que no debería, y que soy una persona horrible por ello, pero me marcho una temporada. No me busquéis."
Al terminar de leer aquella carta dirigida a él, lágrimas podían verse en los ojos de Aether, pero en lugar de tristeza, eran de frustración.
¿Cómo solucionarían ahora el problema del matrimonio?. Quería matar a su hermana desde lo más profundo de su ser y no era para menos, esta no era la primera vez que hacía algo parecido y tenía él que cargar con el muerto. "Maldita irresponsable, si no quería casarse no debería haber accedido." Pensaba Aether, aunque a este punto ya era tarde para parar todo aquello.
-¿ Qué ocurre pequeño Aether?, se te ve de mal humor. - Entraba sonriente como siempre Chile, quien no pareciera tener ninguna preocupación.
-Voy a matar a alguién. - terminaba diciendo con un suspiro en boca para terminar mostrándose totalmente derrotado, mientras pasaba la carta para que el otro pudiera verla.
- Ya veo, pero no te preocupes se nos ocurrirá algo.-
- No, no hay nada que podamos hacer. Si mi hermana no está aquí no puede asistir a la entrevista de matrimonio. - Seguía suspirando cansado, en aquel momento preferiría estar entrenando con el recién llegado incluso a pesar de lo espartanos que eran sus ejercicios.

En ese momento Chile comenzó a reír de forma burlona mientras lo veía, pero al parecer ya tenía una idea.
- Dime pequeño Aether, has pensado alguna vez en como te quedaría un vestido...-

En aquellos días, la sociedad se dividía en gobernantes de Celestia y familias nobles al cargo de diferentes territorios, A su vez el Reino de Teyvat se dividia en distintas regiones cada una gobernada por su correspondiente arconte. Eran tiempos de paz, Aunque esto no significaba que todo fuera bueno, ya que las familias más nobles debían dejar descendencia, pues era tradición. Ya fuera hombre o mujer, el primogénito debía traer al mundo un hijo para que siguiera heredando su lugar y así conservar la línea de sangre, o eso es lo que se decía pero lo cierto es que en ocasiones aquella norma no escrita simplemente se dejaba de lado y aquel engorroso asunto se pasaba al siguiente en la lista.

Muchos de los ancianos se alarmarían en caso de saber "aquella atrocidad", pero si nadie decía nada, no había porque saberlo ji,ji,ji. Lo único cierto es que con los años la sociedad se volvió más permisiva y tolerante, dando paso a la época actual, y con ello al problema en el que ahora se encontraba nuestro querido Aether.

En una sala tranquila y bien iluminada, podían verse dos personas sentadas a una pequeña mesa redonda, mientras conversaban tomando un té. Una de ellas era una hermosa mujer con el cabello rubio largo, ojos claros de color miel, y una expresión muy calmada a la par que cálida. Era toda una belleza según decían aquellos que la conocían. Por otro lado un joven de cabello oscuro verde, adornado por algunas mechas de distinto tono, ojos dorados y serio semblante. Se podía apreciar cuan tranquilo estaba en presencia de la anterior, aunque por lo general en ese tipo de situaciones no cualquiera pudiera mantenerse sereno.

Pasado un tiempo la mujer se retiró debido a asuntos pendientes, mientras tanto otra persona llegaba. Una joven muy parecida a la mujer que se acababa de marchar del lugar. Llevaba un vestido blanco con detalles en dorado, cuya parte superior se sujetaba al cuello mostrando tan solo un poco sus hombros, y las mangas cubrían hasta las muñecas. Su cabello había sido recogido en un moño mientras un par de mechones caían sobre sus hombros, adornado con un par de flores blancas. En aquel momento el joven de cabello oscuro parecía sorprendido, pero no tardó en reaccionar.

- Soy Alatus, es un placer. - Decía mientras hacía una reverencia y posterior mente tomaba la mano de la otra persona para besarla en señal de saludo.

- Su nombre es Lumine, perdonad que no conteste mi señora, pero por orden del médico tendrá que pasar unos días sin hablar. - Llegaba justo a tiempo Childe, quien saludaba con una ligera reverencia al joven.

- ¿ Es algo grave? -

- No, es tan solo un resfriado, pero temo que ha atacado la garganta de modo que la ha dejado afónica. Es por ello que sus cuerdas vocales no deben forzarse. - 

- Siendo así, la próxima vez traeré algo que os alivie. Por hoy solo quería veros aunque fuera un momento. - Volvía a besar aquella mano, aunque esta vez en modo de despedida. - Cuidad vuestra garganta, me encantará conversar con vos durante los días que os visite. - Miraba a la joven mientras decía estas últimas palabras, haciendo que esta se sonrojara y apartara su vista a un lado. El joven sonreía para terminar marchándose del lugar.

- Ya se ha ido. - La joven suspiraba totalmente aliviada de escuchar aquello por parte de un tercer compinche. Se trataba de la madre de los gemelos, la cual accedió a ayudar a su pequeña belleza.

- Gracias al cielo, no se como hubiera terminado esto si se alargaba demasiado. - Decía mientras descalzaba sus pies de aquellos tacones tan molestos.

- Oh, vamos cariño si estas hermoso. Estoy segura de que cualquier persona caería a tus pies en este momento. -

- Eso no me hará feliz. - Suspiraba. - Además espero que ella vuelva para la próxima o no se como nos libraremos esta vez. -

- En ese caso siempre podemos probar otros modelos. Estoy segura que te verás bien con cualquier cosa. - Su madre se veía emocionada como si estuviera deseando que aquello se repitiera, por su lado Aether se maldecía a si mismo por haber accedido a aquello. Y pensar que el comportamiento de Lumine era raro unos días atrás, debería haberlo supuesto, sin embargo, seguía siendo demasiado inocente, y eso le estaba trayendo consecuencias.

- Nunca debería haberme dejado convencer. - Suspiraba de nuevo mientras miraba a Childe, quien orquestó todo aquello, ya que su sugerencia no quedó solo en eso, sino que arrastró a Aether hasta la habitación de su hermana para terminar con uno de sus vestidos, además de maquillaje y zapatos. En ese momento si no fuera por la calma que lo caracterizaba, habría incendiado todo el lugar.

- Bueno alégrate, no fue para tanto, además si no fuera por ti, ella no tendría el derecho a quejarse ni librarse del matrimonio. Tan solo tendrás que aguantar un poco más. Además, no parece que te haya desagradado tanto. -

- No exageres, tan solo me sorprendió eso es todo. - Estas palabras hicieron que el joven se sonrojara al recordar aquellos dorados ojos, y el tacto de sus manos, pero debía ser realista, era el prometido de su hermana, además de haberlo conocido justo ese mismo día, era imposible que le gustara alguien de la nada, ¿verdad?

Fanfic XiaoAetherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora