Cita 7

1.3K 100 15
                                    

Pasaban los días y no había mucho que hacer. Aether pasaba el tiempo en su habitación mirando el horizonte a través de la ventana. Su madre le llevaba un té a veces, pero este nunca contestaba, era algo que le dolía en el alma. Quería contarle la verdad, pero aún no podía hacerlo, la espera parecía no llegar a su fin. 

Mientras tanto muchos preparativos se llevaban a cabo. El baile de presentación estaba a la vuelta de la esquina, y no era un acto que pudieran esquivar. Para el día acordado, todo el lugar estaba decorado, desde la puerta al jardín donde se llevaría a cabo, rosas blancas cubrían las guirnaldas de seto que se usaban como adornos. Estandartes del mismo color al igual que algunas cortinas. Aether al ver aquello a través de su ventana suspiraba. 

- No quiero ir. - Era lo único que salió de su boca, mientras sus ojos seguían mostrando la misma emoción desde hacía ya bastante. Estaba calmado, o esa era la impresión que deba, pero lo cierto es que su alegría había desaparecido y su ánimo era inexistente. 

Durante el día le entregaron como siempre sus comidas, las cuales casi no probó, seguía sin tener mucho apetito, y por último al llegar la tarde su ropa para el evento. Según las costumbres, el o la joven a presentarse debían vestir de blanco y de forma simple, llevando un velo con algunos adornos que no llamaran demasiado la atención. Por ello Aether vistió un conjunto de ropa ibicenca (como comúnmente se conoce) de camisa manga larga y a su vez largo como un vestido, que llegaba hasta los tobillos, además unos pantalones holgados. Su cabello fue recogido en una trenza y cuando llegó el momento de ponerle los adornos del pelo, su padre hacía acto de presencia. 

- Sabía que así te verías hermoso. - Sonreía de forma gentil, parecía contento, es más algo en su pecho se inflaba deseando escapar, pero lo contuvo. 

- Padre, yo... - 

- Lo se, pero tan solo tienes que asistir y después podrás hacer lo que quieras, te lo prometo. - El joven no muy convencido suspiraba y asentía. Mientras la conversación no continuaba mucho más tiempo, el joven era terminado de arreglar colocándole el velo que no cubría su cara, sino que colgaba desde la altura de los ojos hacia abajo, siendo sujetado por unas horquillas con el adorno de una flor blanca, misma flor que usaba su hermana. 

Al terminar, su padre lo acompañó durante todo el camino hasta el jardín, donde ya estaban todos los invitados esperando. Si Aether se hubiera dignado siquiera a levantar su mirada al menos una vez, se habría percatado de que los asistentes en su mayoría eran conocidos, familiares y amigos, eso sin contar algún que otro miembro del consejo y amigo de la familia. 

De repente una figura muy conocida se colocaba delante de él, tomando sus manos y sorprendiéndolo. Era Lumine, parecía feliz y le pedía que sonriera, pero Aether no era capaz de hacerlo incluso si su querida hermana se lo pedía. Su corazón comenzaba a vacilar, quería huir de allí, y eso era reflejado en su nerviosismo. La joven lo notó, apretando sus manos y diciéndole que todo saldría bien. Tras esas palabras sacó algo de su bolso y lo puso en las manos del otro, este miró que era, pero no podía creerlo, aquel colgante... Lágrimas comenzaron a salir de sus ojos. 

- No... esto... - Eso no era para él, era para ella, por qué lo tenía y por qué se lo estaba dando. De un momento a otro Lumine tan solo quitó las horquillas junto con el velo que adornaban su cabello. 

- Creo que no será necesario. - Sonreía de forma gentil mientras desviaba su mirada hacia alguien que se encontraba tras Aether. - ¿ Verdad ? - 

- Aether... - Aquella voz... Un desorden de emociones inundaban el corazón del nombrado, quien en en ese momento no sabía si girarse, o salir corriendo. Al final no pudo reaccionar, y aquella persona tan solo lo tomó de la mano hizo que le mirara y le besó para detener su llanto, cosa que al parecer consiguió, es más, la cara de aquel rubio estaba totalmente roja, lo cual hizo sonreír al joven de cabellos verdes. - es hora de que hablemos. - Y sin pedir perdón ni permiso, cargó al otro en su hombro y se lo llevó a una zona un poco apartada. 

- Espera A..-

- No uses ese nombre más. - 

- Eh... - Antes de continuar, lo soltó suavemente en el suelo. 

- Xiao, a partir de ahora quiero que me llames por mi nombre real, y no por mi título. - Aether estaba totalmente desconcertado, a que había venido todo aquello, por qué lo cargó para alejarlo de donde estaban y aquel b... volvió a sonrojarse incluso más, pero recordó que le había mentido y...

- Xiao, yo lo siento. Te mentí, es por ello que no debería tener esto. - Decía levantando su mano con el colgante en ella en señal de devolvérselo. El nombrado lo tomó, pero no para quitárselo, sino para colocarlo donde debía estar, en el cuello de su persona amada. - ¿ Por qué? -

- Porque siempre quise que lo tuvieras. Además, el único que fue engañado y que merece una disculpa, eres tú. Siempre supe quien eras en realidad, al principio me resultó extraño verte así aunque tu madre me lo contara, pero no podía decirte nada hasta que todo el problema terminara. Lo siento mucho. - Decía posando su mano sobre la mejilla de Aether, mirando directamente a sus ojos para continuar contándole algunas cosas más. Mediante hacía esto, distintas expresiones en la cara del rubio se hacían presente. 

- Entonces todo este tiempo tú lo sabías. - Xiao cerraba sus ojos con pesar después de sincerarse con el otro esperando una reacción de furia o algo peor. - Xiao, a partir de ahora creo que lo mejor sería... - El nombrado era ahora quien estaba temeroso de ser rechazado. Si el otro decidía alejarse de él, no podría hacer otra cosa que respetar sus deseos. - que no te vuelvas a separar de mi... - Y con esto Xiao no pudo hacer nada más que abrazarlo.

- No lo haré. - En aquel hermoso momento, Aether por fin conseguía calmarse tras todo aquello, así que su estómago comenzó a gruñir, haciendo que Xiao lo mirara extrañado, pero que seguidamente riera de forma suave. - ¿ Deberíamos ir a comer algo? - El otro por su parte sonrojado tan solo asentía. y tomando su mano lo llevó de vuelta. 

Comieron, rieron y bailaron, no se separaban. En cierto punto terminaron sentados en un rincón hablando un poco sobre cosas sin importancia. Aether por su parte tras llenar el estómago comenzaba a dormirse. - Debería llevarte a descansar por hoy. Tienes sueño, ¿ verdad? - Aether negaba, no quería separarse de él, sin embargo, el sueño terminaba venciéndole. 

Fanfic XiaoAetherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora