Cita 4

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- Ese olor me recuerda... - 

- Supongo que al té de hace unos días. - Su madre sonreía mientras seguía observando aquellas flores. Aether suponía que llevaba razón, pero por algún motivo le recordaba a algo más, algo un tanto lejano en el tiempo. Quizás no fueran más que tonterías, es lo que se decía a si mismo. 

- Bueno creo es hora de pensar en el conjunto para tu cita.... - Casi lo olvidaba, aunque su madre no iba a permitirlo. 

El sábado llegó, y con ello la hora de la cita. Al final al ser un día de salida, se optó por un conjunto sencillo. Una camisa blanca cuyo cuello era adornado con un lazo hecho con la propia tela, y una falda oscura sin vuelo que llegaba hasta los tobillos. Parte del cabello estaba recogido mediante dos trenzas unidas atrás, y el resto suelto. Para terminar llevaba unos zapatos planos que se amarraban al tobillo mediante un lazo. 

Aether esperaba no tener problemas de este modo, pero pidió a su madre que lo acompañara por si se presentaba algún inconveniente. Al final solo los acompañaría Childe como guardián, dado que al salir del lugar siempre iban acompañados por uno. 

Hacía un tiempo espléndido, sol, algo de viento aunque no demasiado fuerte, se trataba de una brisa fresca la cual hacía que el llevar manga larga no fuera excesivo. 

Llegaron en carruaje hasta la cercanía del lugar, desde aquel punto siguieron a pie aunque por suerte el destino no estaba demasiado alejado. Al llegar se podía observar un paisaje maravilloso. Un lago a unos metros, y algunos árboles. Bajo uno de ellos había una manta con una cesta. 

- Por fin llegáis. - El joven Alatus les daba la bienvenida. Lucía con un estilo simple, una camisa sin mangas con una chaqueta  oscura a conjunto con sus pantalones. En el cuello llevaba un colgante con forma de colmillo. - Por aquí. - Tomaba la mano de Aether para llevarlo hasta la manta y así se pudiera acomodar. 

Mientras estos se alejaban, Childe se acercaba a conversar con un invitado del que no se había percatado hasta poco después de llegar. A juzgar por como se encontraba supuso que era un guardián enviado para escoltar a Alatus. 

- Veo que no te disgustó el regalo. - Negaba a su vez Aether en respuesta, mientras sonreía. - Hoy he traído un libro con ilustraciones sobre Liyue, ya que no se cuando seas capaz de visitarla, quería traerla de alguna forma. - De esa forma comenzaron a observar las fotografías del libro. Al ver una imagen que llamaba su atención, el joven de cabello rubio señalaba y miraba al otro. Este contaba lo que sabía de forma corta para no aburrir a su acompañante, y de esta forma llegaron a los platos típicos. En ese momento tomando un pequeño cuaderno, Aether preguntó por su plato favorito, cosa que el otro contestó con total sinceridad pareciendo un niño, lo que provocó que Aether riera pensando en lo tierno que era. 

Alatus por su parte iba a reclamarle, pero al verlo no pudo hacerlo. A sus ojos aquella imagen era hermosa, por lo que simplemente intentó ir un poco más allá, intento que quedó en tan solo eso puesto que no tuvo el valor de hacerlo. Tenía miedo de retroceder si hacía un mal movimiento, cosa de la que Aether no fue consciente por lo que nada cambió. 

- De todas formas supongo que tengo convencerte del por qué. Por ello he traído algo de Tofu de almendras. - Y tras decir esto sacó un plato tapado que contenía aquello. Al probarlo el joven de cabello rubio no esperaba aquel sabor. Era dulce y fresco, además de deshacerse en la boca.  - ¿Quieres un poco más? - Asintió enérgicamente en respuesta. - ¿ Ahora quién es el niño pequeño? - Decía riendo Alatus, mientras Aether inflaba sus mofletes y hacía un gesto de resignación al igual que un niño, tras lo cual reía de forma controlada para que su voz no saliera. Lo cierto es que a pesar de todas sus inseguridades con respecto a este plan, se estaba divirtiendo. 

- Paseemos un poco, hay algo que quiero mostrarte. - Parecía algo interesante, por lo que Aether se dio prisa en levantarse, con tan mala suerte que tropezó y cayó, para su suerte Alatus lo sujetó en ese mismo momento y tan solo quedó en un susto y un suspiro por parte de dos personas entre ellas Childe. - ¿ Te encuentras bien ?. - Aether asentía, miró hacia arriba y al ver los ojos de Alatus, su corazón comenzó a latir muy rápido. En ese momento se avergonzó totalmente, en su cabeza solo podía pensar en calmarse aunque no lo consiguiera. Por un momento pensó que debía terminar con aquella mentira, él no se merecía que lo engañara de aquella manera, pero si lo hacía, su hermana... - ¿ No te encuentras bien?, ¿ quieres que volvamos? - Al escuchar esto último, el otro negó. Aún era temprano y no quería estropear todo aquello. Al final pasearon un poco, y al llegar a cierto lugar, una familia de patitos se podía ver a lo lejos. 

Desfilaban hacia el agua uno tras otro. Era una escena muy tierna. La tarde terminó entre risas y anécdotas, aunque para ese momento el corazón de Aether temblara a causa de sentimientos encontrados. Para empeorar las cosas la despedida de Alatus cambió de su beso en la mano a uno en la mejilla, el cual justificó con las propias palabras del rubio. Esto lo avergonzó e hizo feliz, pero un simple llamado de Childe para avisarle que habían llegado, lo trajo de vuelta a la realidad. 

- Aether, ¿ te encuentras bien?, has estado en las nubes hace un rato. - En este momento Childe no sonreía como solía hacerlo, estaba algo preocupado por él ciertamente. Nunca lo había visto de esa forma, pero enseguida entendió al ver las expresiones nerviosas del otro que este comenzaba a tener sentimientos por Alatus, lo cual era lindo por su parte. - Ya veo. - Dijo y se dio la vuelta para entrar.

- Espera Childe... no le digas nada a los demás por favor. - Mientras decía esto sujetaba la falda que llevaba puesta, además de que se podía notar nerviosismo en su voz. - Soy consciente de que él no es a mí a quien quiere. Piensa que yo soy mi hermana y por ello me odio a mi mismo, pero esto terminará en un par de días y mi hermana será libre. - Decía con algo de desesperación. - Pronto terminará, y no volveremos a vernos. - Estas últimas palabras se clavaron en su corazón como cuchillos. Ahora se daba cuenta, jamás debería haber accedido a ello, y mucho menos haber supuesto que esto sería simple y sencillo. Ahora su corazón lo sabía, lo tenía claro, no había una razón en concreto, tan solo sentía que quería estar cerca de esa persona y que cuanto más tiempo pasara, sería peor.


Fanfic XiaoAetherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora