07

47 6 4
                                    

07. El periódico

William atravesó una puerta abierta y esperó a que Edward entrara para cerrarla tras su espalda.

Lucía como una sala cualquiera de alguna casa o departamento, había un sofá de tres piezas pegado a la pared y uno individual para completar el juego, varias sillas rodeando una mesa ratona junto a los sofás, una puerta de madera al fondo a la derecha y eso era todo, solo cuatro paredes con el espacio suficiente para tener ese pequeño lugar de estar reconfortante.

William caminó a través de la habitación para finalmente sentarse en el brazo del sofá, mirando al adolescente frente a él, cuestionando con la mirada.

—¿Y bien? ¿vas a decirme que demonios haces aquí? —preguntó, alzando sus hombros al hablar, sus brazos continuaban cruzados sobre su pecho.

—¿Cómo es posible que tú estés aquí mientras...—se giró a la puerta, desconcertado por lo poco que lograba comprender del asunto—estás allá...?

William rio entre dientes, negando con la cabeza—No tienes una idea, ¿verdad? Es mi hermano, se llama Louis.

Edward abrió la boca sorprendido, su mente comenzaba a aclararse un poco respecto a aquello.

—Son... idénticos.

—Somos gemelos, cosa de familia, supongo.

Ambos silenciaron sus gargantas con miradas curiosas, aunque la de William tenía un dejé de desesperación y molestia. Edward ahora sentía que estaba siendo regañado por su madre al estar parado frente a la puerta sin hacer nada más que dejarse observar por el ojiazul.

William por otra parte solo pensaba en diez maneras diferentes de poder sacar de allí al niño, tal vez botarlo de una patada en el culo y decirle que no vuelva no sea muy conveniente para el trabajo que le brindaba un techo en el cual vivía, aunque ganas realmente sobraban.

—¿Vas a responder a mi pregunta o tengo que llamar a alguien? —la pregunta fue un detonante para los nervios de Edward.

—¡No! —el mayor no se sobresaltó al escucharlo—. No vine solo, Niall está conmigo.

—¡Trajiste amigos! —celebró sin emoción, finalmente alzando los brazos y dándole a Edward una vista fija a su pecho, el menor tragó en seco sin poder apartar la vista del acanelado torso del hombre frente a él.

Sus manos picaron y de repente el ambiente comenzó a ser pesado, sabía que William estaba hablando pero no estaba prestando real atención a lo que decía por la revoltura que era su mente en aquel momento. Pensaba en la forma poco convencional con la que había conocido a aquel hombre, en como sus encuentros eran de algún modo tensos por la intimidación que ejercía sobre él aun sin intentarlo, estaba en su territorio así que no tenía ventaja por ningún lado y, peor aún, no tenía idea de donde estaba Niall.

¡Perfecto Edward! ¡Eso es muy convencional!

—Mis ojos están arriba—riñó con molestia el empleado chasqueando sus dedos para sacar a Edward de su trance.

Bajó la mirada con pena, de repente perdiendo todo el coraje que se había pedido a sí mismo para poder enfrentar ese par de ojos cuestionadores de todo aquello que lograba capturar su atención.

—No sé dónde está Niall, me perdí siguiendo a un par de hombres y yo- solo quiero encontrar a Niall—explicó sin mirarlo, el contrario no respondió de inmediato, sino que más bien se inclinó un poco hacia atrás y juzgó las reacciones por parte del niño, buscando de algún modo si estaba mintiendo.

Dreaming Place » l.sDonde viven las historias. Descúbrelo ahora