Lamentos del pasado [Manjiro Sano] [IV] ||EDITANDO|||

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Pov. Narrador.

Los 4 adolescentes ya estaban en la primera planta de aquella escuela, sin embrago, la incomodidad de los menores en ese grupo era notable.
Por un lado estaba Takemichi que no sabía que hacer o decir, los mayores lo dejaban nervioso; mientras que María tenía una gota sudor en su rostro ya que el rubio de baja estatura no soltaba su muñeca, apesar de que dará pequeños saltos o andará como un niñito de lado a lado, no la soltaba algo que la molestaba pero no sabía cómo decirle que la soltara.

-Draken: ¿Has estado bien?- lo abrazo por los hombros.

(Perdón lo tenía que hacer jsjs)

Takemichi aún nervioso y sin el valor para verlo a los ojos, respondió.

-Takemichi: pero si nos vimos ayer...

Mikey y María se encontraban unos pasos más adelante que los rubios.

-Maria: (y ayer nos golpearon peor que a hijo)- pensaba con obviedad.

-Mikey: estás libre, no?- pregunto feliz.

-Maria: (si, solo estaba estudiando en la escuela)- respondió sarcástica, mientras lo miraba con los ojos entrecerrados.

-Takemichi: la verdad es que no...

-Mikey: vengan a pasar un rato con nosotros- les dijo.

La pelinegra miro a su amigo sumamente nervioso y que atrás de ellos se estaban juntando en masa los y las chismosas.
Eso no le gusto a María, pues estaban llamando mucho la atención de las personas que podía llegar hasta el director.

-Maria: sería mejor que dejes a Takemichi tranquilo (aún que sería una buena oportunidad para sacar información)- le dijo lo más suave posible mientras poco a poco iba saliendo del agarre de Mikey.

Pero esté miro como se quería safar, así que la dejo y rápidamente la volvió a tomar, reafirmando su agarre; María veía a su muñeca sin esperanza.

Cerró los ojos y sonrió sin mostrar los dientes, con una expresión levemente molesta; Mikey imitó la acción pero sin cerrar los ojos, no parecía molestó.

-Mikey: que pasa Mari-chan?- le dijo serio- no quieres venir? Estás ocupada? Pero si estabas perdiendo clases...no puedes negarte- le dijo ahora cerrando los ojos.

-Maria: tch— gruñó, desviando la mirada. No podía negarse, no tenía escusas.

Lentamente miro a su amigo, y Takemichi solo atinó a asentir resignado. En breve, sus miradas cambiaron a unas que expresaban "a que aprovechar la oportunidad".