𝐏𝐫𝐢𝐦𝐞𝐫 𝐃𝐢𝐚

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El día comenzó con naturalidad. Desayunamos, hablamos, y ahora estamos todos sentados en el salón, mientras la señorita Peregrine nos reparte relojes de bolsillo..

--El tiempo, lo es todo para Ymbrines, así que a partir de ahora cumplirán con un horario exacto.

Millard Y y compartimos una rápida mirada, con sonrisas cómplices. Nosotros siempre somos los últimos en llegar. No somos nada puntuales, ni tampoco es como si nos esforzamos por serlo.

La señora nos repartió nuestras tareas diarias. Para mí suerte, no son nada grande. Y con tanto niños en la casa, será fácil. La mía es: limpiar. Tengo que desempolvar, y recojer todo lo que no valla en su lugar. Como libros en la mesa, platas de Fiona en la entrada, los ositos de los gemelos. Todas eso cosas. Como dije, fácil.

Al terminar, Enoch y yo nos miramos emocionados. Hoy tendríamos nuestra cita de disculpas. Bueno, disculpas de el. No se que allá planeado, pero no podemos salir de la casa a menos que la situación lo merezca. Y, aunque la señorita Peregrine nos quiere mucho y apoyo, no nos dio el permiso.

Todos se empezaron a ir, Enoch tomo mi mano, y nos llevo a un rincón para hablar.

--Ya está todo listo para nuestra cita, linda --me informo, antes de acercarse a mi, y intentar besarme. Pero yo corrí la cara, cosa que hizo que el me besara la mejilla.

--Okey, nos vemos más tarde --intente irme, pero Enoch me tomo del brazo otra vez--. Enoch --gruñi dándome la vuelta para ver qué quería.

Pero me tope con dos labios sobre los míos, y sus manos en mis mejillas. Me acerque más a el. Pues ya que.

Al separarnos me sonrió satisfecho, y se fue sin decir nada.

Maldito idiota.

Asentí dándole la razón a mi conciencia. Di la vuelta para irme por la puerta hacia la cocina, pero me encontré con la señorita Peregrine, mirándome con las cejas alzadas... Chismosa.

—¿Que?

—Nada, bueno, creí que estabas enojada con el, por lo que te dijo —comento.

—El se equivocó y lo acepta —jacte tranquila—. Además, lo conoce... Es.... Enoch.

Ella asintió sin darme mucha mola. Sonríe forzadamente antes de tomar el trapo y el sacudidor, y salir de la cocina. No es que no me guste hablar con la señorita Peregrine, al contrario, me encanta. Pero no quiero hablar con ella sobre mi relación con Enoch. No por ahora.

Limpie la casa hasta que me canso. Quedó muy bien, ahora solo falta que Olive barra y Víctor trapee. Fácil.

Subí a mi cuarto a paso tranquilo, pero, al doblar en la esquina de las escaleras, vi la puerta del cuarto de abe entre abierta. Fruncí las cejas y me acerque a ver que pasaba.

Emma estaba sollozando, tenía una foto de ella y Abe entre las manos. La apretaba con fuerza contra su pecho, deseando tenerlo aquí. Se lo que siente, yo lo siento.

--¿Emma? —la llame con un susurro. Ella brinco, y me miro asustada—. Lo siento, yo no queria asustarte.

—Apuesto a qué crees que soy patética —dijo ella, dejando de lado la foto.

—No, Emma, ¿como puedes decir eso? Somos amigas, te conozco y tu a mi —me senté a su lado, poniendo una de mis manos en su espalda—. ¿Que pasa?

—El dia que tú, Abe y Enoch fueron a tatuarse... —empezo—... Cuando regresaron, íbamos a tener una cita. Pero el la cancelo de la nada, no entendí por qué. Hasta que llegó super emocionado conmigo, y me enseñó su tatuaje. Tu y el habían salido juntos. Y yo no pude evitar ponerme celosa. Había cancelado por ti. Y luego, pasaron tanto tiempo juntos....

𝐃𝐢𝐟𝐟𝐞𝐫𝐞𝐧𝐭 «𝓔𝓷𝓸𝓬𝓱 𝓞'𝓒𝓸𝓷𝓷𝓸𝓻»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora