𝐃𝐢𝐟𝐟𝐞𝐫𝐞𝐧𝐭 «𝓔𝓷𝓸𝓬𝓱 𝓞'𝓒𝓸𝓷𝓷𝓸𝓻»

𝐂𝐚𝐦𝐛𝐢𝐨𝐬 𝐃𝐨𝐥𝐨𝐫𝐨𝐬𝐨s

Abrí los ojos.

Desperté en mi cuarto, la luz del sol que se colaba por mi ventana me sego. Mis ojos parpadearon un par de veces, todas las escenas que viví ayer vinieron a mi como una película. Estaba molesta. Molesta por qué nadie se dio cuenta que estaba mal. Molesta por qué casi muero, y no hice nada para salvarme. Molesta con mis supuestos padres, por dejarme dañada.

Pero mi irá pronto se volvió dolor. Cuando, en mi cintura, sentí un terrible dolor. Me senté en la cama, entre quejidos y gemidos. Levanté las sábanas, por suerte traía mi pijama corta. Levante mi blusa. Y casi grito cuando lo mire.

Mi cintura, todo alrededor estaba rojo con morado, tenía moretones en todas partes. Deje caer dos lágrimas. Y después me enfoque en mis piernas. Tenía rasguños, y algunos moretones. También cortadas, seguramente me las hice cuando caí al suelo. Estaba horrorizada. Ahora mis manos, también tenían moretones, muchos a decir verdad. Mi cabeza empezó a doler horrible. Lleve mi mano a mi nuca, justo en el lugar donde recuerdo me golpee. Tenía una venda, y estaba mojada de sangre. Mis dedos se mancharon de mi propia sangre, y no pude evitar dar una horcajadas de asco. Pase mis dedos por mi cara. Tenía un moretón en una mejilla. Y mi labio partido, aún me ardía cuando pase mi dedo. A juzgar por mi tacto, mis ojos deben estar rojos.

Quería llorar. Quería gritar. Querida saber que pasó. Pero me encontraba sola en mi habitación

Como pude, me levanté de cama. Nuevamente me mareé, pero eso no me importo en lo más mínimo.

¿Dónde está mi supuesto hermano?

¿Dónde está mi supuesto novio?

¿Dónde están mis supuestas mejores amigas?

¿¡Dónde está todo el maldito mundo?!

Baje las escaleras apoyándome en la pared y el barandal. Cada paso, me dolía asta el alma, pero no iba a detenerme. Necesito respuestas, quiero respuestas. ¿Que era eso? ¿Por qué quería mis ojos? ¿Que estaba pasando? ¿Y por qué siento todo lo que me pasó tiene que ver con nosotros, los peculiares?

Al llegar a la puerta, que queda frente a uno cuando estás bajando las escaleras, escuche voces provenientes de la sala. Me acerque a paso lento. No quería lastimarme más, además, a juzgar por los moretones en mi cintura, creo que me fracture una costilla.

–Y esa es la verdad –concluye la señorita Peregrine, es todo lo que alcanzo a escuchar antes de que todos se quedarán en silencio y con una terrible cara de horror. Suspire cuando finalmente llegué al umbral de la puerta. Me recargo en este para aminorar el dolor.

Enoch miró a mi dirección, y cuando me vio casi se le vea la quijada de la boca

–¡Amelia! –se acerco corriendo a mi, y me abrazo con fuerza. Gemi de dolor. Los demás niños también se acercaron corriendo a abrazarme. Todos menos la señorita Peregrine. Los abrace ignorando el punzante dolor en la mayoría de cuerpo

Abe estaba llorando, y pidiéndome perdón por no haberme cuidado como me lo prometió. De hecho, casi todos lloraban. Los tranquilice, y una vez que me dejaron tranquila, me acerque a la señorita Peregrine.

–Quiero saber –exigi lo más amable posible–. ¿Que era esa cosa?

Ella asintio, sabía que yo le preguntaría eso. Ella sabe todo

–Emma, saca a los niños de aquí, y déjenme sola con Amelia –ordeno. Entre Emma y Olive sacaron a todos, argumentando que necesitábamos espacio. Antes de que se fueran, mi vista se fijo en Horace ¿Como no lo vio? El sintió mi mirada, y conecto la suya con la mia. Se notaba arrepentido.