𝐀𝐝𝐢𝐨𝐬 𝐀𝐛𝐞

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-Buenos días, ojos lindos --ese apodo, no lo había escuchado desde que llegamos aquí.

Sonrió, y me levanto con cuidado de no despertar a mi novio, quien duerme plácidamente a mi lado. Abe está en la puerta de mi cuarto, recargando su peso en el umbral de la puerta.

-Necesito tu ayuda, con tu SP -sp: segunda peculiaridad, tengo telequinesis, y controlo los estado de la materia. Pero mis amigos y novio solo saben de la primera, al llegar aquí decidí ocultar la primera. No la trabajo, no la se controlar y tampoco quiero hacerlo.

Ahí algo que no conté. En el segundo día de mi entrenamiento, saque volando a Olive varios metros. Decidí dejar asta ahí el entrenamiento. No volví a entrenar ninguna de las dos. Por eso me abstengo de usarlas. Lo poco que se controlar de mi telequinesis me bastaba. Pero ahora, con Barron y sus hombres idiotas, necesitaré trabajar ambas, y decirles las verdad.

Me puse sería, si necesita controlar los estados de s materia debe ser por algo serio. El sabe que, si puedo, evito a toda costa este tipo de temas. De verdad me alegra que los demás no se hallan dado cuenta.

-¿Que necesitas?

-Ay algo, que quiero enterrar muy, muy abajo -susurro.

-Ahora voy -el asiente, y sale de mi cuarto.

Suspiro, y me levanto de la cama. Toda nuestra conversación me mantuve sentada en la cama, y tapada por mis sábanas, ya que estoy casi semi desnuda. Y no es que crea que Abe me miraría mal. No. Creo que Abe matará a Enoch si se entera que dormimos así.

Mire la hora en mi reloj de pared. 6 a.m es una bendición que ayer nos hallamos dormido temprano. Me puse unos shorts cortos de tela fina (regalo de Horace, para que lo perdone por no advertirme) y una blusa holgada verde fosforescente. Tuve cuidado de no lastimarme, con mis moretones, y mis tatuajes recién hechos, fue algo doloroso.

Me acerque a Enoch, y bese su frente con cariño. Todo cambió con solo unas palabras de la señorita Peregrine. Y ahora siento que deberíamos ser más apegados.

-¿A dónde vas? -ups. Lo desperté. El abrió un ojo, tiene el cabello enredado, la voz ronca, y su rostro se ve más relajado que asta se ve mucho más lindo-. Es muy temprano

-Abe me necesita para algo -me arrodille a su lado en el piso. Mientras acaricio su cabello

-Pareces una esposa culpable escapando de su amante de una noche -bromea con una pequeña sonrisa. Y los ojos aún cerrados

-Ja, ja -ruedo los ojos y lo beso otra vez, con algo más de cariño-. Tengo que irme, te veo en el desayuno

-Hhumjj -asiente sin prestarme mucha atención.

Suspiro y me levanto.

Salí de mi cuarto, y baje a la sala, Abe me esperaba con dos tazas de café en la mano. Sonríe sin ganas, y me senté con el en la pequeña mesa que está en la cocina. Lo miro atenta. Tiene algo....raro. Su cara tiene un toque de culpabilidad, pero la esconde con una sonrisa cariñosa. Entre cierro los ojos. Si no mal me equivocó algo paso.

-No hagas eso, por favor -susurro Abe con dolor.

¡Lo sabía! Algo oculta.

-¿Hacer que? -finjo demencia, no se que allá hecho, pero lo seguiré asta el fin del mundo. Y el debería saberlo

-Mirarme así -me señala. Suspiro, y después, ambos y al mismo tiempo, nos llevamos nuestras tasas de café a la boca. Tomamos un sorbo, y, al mismo tiempo y con los mismos movimientos, bajamos la tasa-. Se que sabes que ahí algo...

-Algo que no me dices -completo por el, levantando las cejas. El asiente-. Sea lo que sea puedes decirme, Nadia cambiará Abe

"Pero es que ya cambio" lo escucho pensar. Abe reprime un jadeo, y sonríe con cariño. Dando por terminado el tema

𝐃𝐢𝐟𝐟𝐞𝐫𝐞𝐧𝐭 «𝓔𝓷𝓸𝓬𝓱 𝓞'𝓒𝓸𝓷𝓷𝓸𝓻»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora