Adiós bajo la luna

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Esa noche, deambulando bajo la luz de las estrellas. El viejo hombre se sentó a contemplar la luna bella.

Con tenue voz profirió sus alegrías, lamentando no haber hecho más de lo que quería.
Rió amargamente tras cada recuerdo, y prometió que no se olvidaría de cada uno de ellos.

Lloró hasta que se acercó el alba, las primeras luces secaron sus lágrimas. Se recostó en el banquillo de madera, esperando que al llegar el sol el sueño se le fuera.

Sin embargo, las personas que lo encontraron esa mañana, vieron como el viejo yacía tranquilo, con una pequeña sonrisa en su cara.

Permaneció en el sueño eterno, su alma ya estaba muy lejos, de dónde su cuerpo se encontraba.

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