Capítulo 12: ¿A dónde vamos?

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Capítulo 12: ¿A dónde vamos?

Bebí otro sorbo de café frío y fijé mi mirada en una gota de agua que de deslizaba por la ventana con lentitud. El interior del Starbucks en el cual me hallaba sentada era cálido y oloroso a granos de café y un poco de chocolate. A diferencia de mí, las personas presentes en el local parecían estar pasando un buen rato, riendo y charlando con sus amigos mientras se refugiaban del frío y la lluvia que azotaba la ciudad. 

Miré mi reloj de muñeca.

Eran las siete cuarenta y cinco. Ya llevaba quince minutos en el lugar y estaba desesperada por que parara de llover para que pudiera irme de ahí cuanto antes. Me gustaba Starbucks, pero en ese momento no estaba de humor para soportar los chillidos emocionados de las adolescentes de quince años que miraban su celular al ver que la foto de su vaso de café recibía más y más likes en Instagram. Llegué a mi límite cuando una risa aguda taladró mi oído derecho, así que tomé mi vaso, me puse la capucha y salí de ahí. 

Sin embargo me arrepentí de mi decisión en el momento en el que mi pie enfundado en unas delgadas zapatillas Converse se hundieron en un charco. El agua fría me calaba hasta los huesos, haciéndome temblar y castañear los dientes. Me abracé el torso en un pobre intento de conservar un poco de calor y comencé a caminar hacia mi departamento. Me maldije a mí misma por haber gastado mi último billete en el aquel café y no poder pedir un taxi. Luego de una hora caminando entre las calles y esquivando charcos, llegué a mi edificio, chorreando como si acabara de lanzarme en una piscina. 

Con cuidado de no resbalarme por las escaleras, subí hasta mi apartamento. Solté un suspiro de alivio cuando entré a mi baño y sin quitarme la ropa mojada, me metí bajo el chorro de agua caliente. Luego de darme una relajante ducha, dejé mi ropa secando y me puse el pijama más caliente que encontré para tirarme en la cama con mis gatos y revisar mis redes sociales. Sin darme cuenta, pasé más de tres horas en mi laptop y cuando me di cuenta eran las dos de la mañana, así que decidí apagarla y dormir. 

Unos golpes en la cocina me despertaron.

-¿Qué demonios...?-susurré y me levanté con cuidado. 

Tomé lo que estuviera a mi alcance, que en este caso fue una lámpara de mi mesa de noche y caminé silenciosamente. Cuando llegué a la cocina, me oculté detrás de un muro y conté hasta tres para entrar.

-Uno.... dos... tres.-abrí la puerta con el pie y asesté un golpe con la lámpara.

-¡SANTA MIERDA, FARRAH!

Abrí los ojos y quedé perpleja.

-¿¡Qué estás haciendo en mi departamento a las...?-miré el reloj que estaba sobre la encimera.-¿¡LAS NUEVE DE LA MAÑANA!? ¡MALDITA SEA, HOY TENÍA QUE TRABAJAR A LAS SIETE Y MEDIA!

Comencé a caminar de un lado a otro, despotricando contra la computadora, las redes sociales, el internet, la lluvia, los gatos y mi colchón tan cómodo. 

Will me observaba recargado en la barra, con una sonrisa de diversión.

-¿Terminaste?-levantó una ceja.

-¡NO, POR CULPA DE FACEBOOK E INSTAGRAM ME VAN A DESPEDIR!

-Farrah, deja de decir estupideces. No te van a despedir, Trace ya llamó para avisar que estaban enferma y que no podrías ir hoy.-contestó.

-Oh... ¿eso hizo? ¿Por qué?-fruncí el ceño.

-Porque hoy te llevaremos a un lugar especial, así que-me puso un plato de huevos revueltos y tocino enfrente.-come, vístete y prepara una maleta porque nos vamos a las diez y media.

Me dispuse a tomar el tenedor, pero al ver la cara de Will, mi boca de abrió de par en par.

-Will...-comencé, pero alguién más entró y soltó un chillido.

-¡LA PU...!-Drew se quedó callado al verme.-Will, ¿qué demonios te ocurrió en la cara?

-¿De qué hablas?

Y antes de que pudiera evitarlo, se acercó a la puerta de espejo del horno de microondas y se miró. Cuando lo notó, soltó un grito parecido al de Drew.

-¡MI CARA!-se pasó las manos con una mueca horrorizada.-¡FARRAH!-se giró hacia mí.

-¡Tú fuiste el que me asustó, yo sólo me defendí de un posible ladrón!-me defendí.

-¿¡Con una lámpara!? ¡Tengo el maldito ojo morado por culpa de una lámpara!-su humor cambió repentinamente.-¡No! ¡Hoy habrán un montón de chicas lindas y yo iré caminando por ahí como si fuera un jodido oso panda!-se lamentó.

Me levanté del taburete y me aproximé a él, para ponerle una mano en el hombro.

-Hey, mira el lado bueno: te ves rudo, así que las chicas pensarán que eres un chico malo que se metió en una pelea. Créeme, un chico malo es terriblemente sexy e irresistible para nosotras.-le guiñé un ojo y pareció animarse.

-¡Tienes razón!-salió de la cocina y escuché su voz en la sala.-¡Vamos, Wayne! ¡Golpea mi cara y así pareceré más rudo!

Solté una carcajada y terminé de desayunar en compañía de las bromas de Drew. Cuando miré la hora  vi que eran las diez, me apuré a vestirme, hacer mi maleta y darles de comer a Mila y Ellie.

-¡Hora de irnos, Farr!-me llamaron los chicos desde la entrada, así que me uní a ellos y salimos del edificio.

En la acera ya estaba estacionada la camioneta que usaban para el gotcha, así que nos trepamos a ella y Trace arrancón.

-¿A dónde vamos?-pregunté, apoyada en los asientos delanteros.

-Espera y verás.-sonrió Trace.

 ~.~

¡Hola!

De verdad siento mucho haberlos olvidado por tanto tiempo, pero no sabía cómo continuar la historia, además de que estaba muy ocupada. 

Espero que les haya gustado el nuevo capítulo. 

Los quiero,

Azul xx

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⏰ Última actualización: Dec 04, 2016 ⏰

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